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El papa Francisco pide a obispos estadounidenses que dejen de “señalar con el dedo” a las víctimas e inicien una “conversión pastoral”

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NUEVA YORK – En una histórica carta de 11 páginas a los obispos estadounidenses que se están celebrando un retiro en respuesta a la crisis de abuso sexual del clero que ha afectado a la Iglesia en este país, el Papa Francisco les hace un llamado a una “nueva temporada eclesial” dirigida por obispos que son más que administradores interesado en “señalar con el dedo”, pidiendo en su lugar un liderazgo marcado por la “paternidad espiritual compartida”, enraizado en la humildad y la unidad.

Antes de ofrecer una receta para la situación actual, el Papa Francisco comenzó diagnosticando el problema de la pérdida de credibilidad de la Iglesia, no solo por los “pecados y delitos” de los abusos, sino “aún más por los esfuerzos para negarlos u ocultarlos”.

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“Esto ha llevado a una creciente sensación de incertidumbre, desconfianza y vulnerabilidad entre los fieles”, se lamentó.

La carta del Papa se presentó el miércoles al comienzo de un retiro de una semana sin precedentes en el Seminario Mundelein cerca de Chicago.

El padre capuchino Raniero Cantalamessa, predicador oficial de la casa papal, acompaña a los obispos en su retiro. (CNS / Bob Roller)

“Estos han sido tiempos de turbulencia en las vidas de todas las víctimas que sufrieron en su carne el abuso de poder y conciencia y el abuso sexual por parte de ministros ordenados, religiosos hombres y mujeres y fieles laicos. Pero tiempos de turbulencia y sufrimiento también para las familias y para todo el Pueblo de Dios”, denunció el papa.

“Sabemos que, dada la gravedad de la situación, ninguna respuesta o enfoque parece adecuado”, también advierte el mensaje.

El retiro, que se anunció el 23 de octubre, responde a una invitación del Papa Francisco, después de la reunión en septiembre entre el pontífice y una delegación de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) sobre una solicitud estadounidense de una investigación dirigida por el Vaticano sobre el excardenal arzobispo Theodore McCarrick, cuya caída desató una nueva crisis en la respuesta de la Iglesia católica estadounidense al abuso sexual clerical.

Entrada del seminario Mundelein, de la Universidad de Santa María del Lago, en Illinois, cerca de Chicago, donde los obispos estadounidenses realizan su retiro del 2 al 8 de enero. (CNS / Bob Roller)

Aunque el Papa no concedió la solicitud de una investigación —y el Vaticano luego anunció que daría a conocer la evidencia relacionada con el caso McCarrick—, el pontífice en cambio les propuso un retiro como un primer paso para abordar la crisis.

En su carta, el Papa señaló que aunque no podía estar físicamente presente en el retiro, tenía esperanza de que sus palabras pudieran “acompañar” a los obispos durante este tiempo que pasarían juntos.

Al reconocer la “cultura del abuso”, que actualmente está asolando a la Iglesia de los Estados Unidos, el Papa Francisco destacó que “el dolor causado por estos pecados y crímenes también ha afectado profundamente la comunión de los obispos, y no ha generado el tipo de desacuerdos y tensiones saludables y necesarios dentro de cualquier cuerpo vivo, sino más bien división y dispersión”.

El fraile capuchino Raniero Cantalamessa, predicador oficial de la casa papal, se dirige a los obispos durante un servicio de oración en la Capilla de la Inmaculada Concepción en el Seminario Mundelein. (CNS/ Bob Roller)

Al esbozar el camino a seguir, el Papa Francisco dijo que la solución a la pérdida de credibilidad de los obispos “no puede recuperarse emitiendo decretos severos o simplemente creando nuevos comités o mejorando los diagramas jerárquicos, como si estuviéramos a cargo de un departamento de recursos humanos”.

Tal movimiento reduciría el papel de los obispos y la Iglesia a una mera “función administrativa u organizativa en el ‘negocio de la evangelización’”, advirtió.

En lugar de proponer soluciones basada en la mera administración, el Papa Francisco desafió a los obispos de los Estados Unidos a que debían buscar una nueva mentalidad que reoriente la manera en que enfocan su relación con la oración, el poder, el dinero y el mundo en general.

Lo que resumió en su llamado a una “conversión pastoral’ para cambiar un status quo que permitió que se consolidara la cultura del abuso sexual.

El Papa Francisco continuó desafiándolos a que la “nueva temporada eclesial” que él estaba solicitando no fuera solo impulsada por ideas, sino por un discernimiento espiritual entre el pueblo de Dios, advirtiendo que “nuestra fe católica está en juego”.

“Sabemos que los tiempos de prueba y tribulación pueden amenazar nuestra comunión fraterna”, escribió. “Sin embargo, también sabemos que pueden ser tiempos de gracia manteniendo nuestro compromiso con Cristo y haciéndolo creíble”.

El Papa Francisco prosigue señalando que los pastores deben estar dispuestos a escuchar y aprender de los errores y no a actuar de manera defensiva como un paso necesario para la reconciliación, tanto entre ellos como con su rebaño más grande.

La carta concluye con un reto a los obispos a trabajar para restaurar la santidad y recuperar la confianza —una confianza que se manifiesta en el “servicio humilde y generoso a todos, pero especialmente para los más queridos en el corazón del Señor”.

El cardenal Daniel N. DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston, y presidente de la USCCB, habla al concluir un servicio de oración en la Capilla de la Inmaculada Concepción en el Seminario Mundelein de la Universidad de Santa María del Lago en Illinois. (CNS / Bob Roller)

Al comienzo del retiro, el presidente de la USCCB, el cardenal Daniel DiNardo, envió un mensaje al papa Francisco en el que le decía: “Llevamos con nosotros en estos días el dolor y la esperanza de todos los que pueden sentirse decepcionados por la Iglesia. Sin embargo, nos sentimos agradecidos por el recordatorio de que el futuro no depende solo de ninguno de nosotros, sino que pertenece a Dios. La esperanza se encuentra en Cristo. En Él, la esperanza se vuelve inquebrantable”.

“Santo Padre, también nos acercamos a usted en nuestra oración y ministerio”, prosigue el mensaje de Mons. DiNardio. “Su testimonio de quienes sufren en todo el mundo nos fortalece. Que nuestros días juntos reflejen la comunión de la Iglesia Universal”.

La carta fue entregada a los obispos el miércoles, en inglés y en español, para que reflexionen durante las Horas Santas del retiro. Cada noche del retiro incluye una hora opcional de Adoración Eucarística.

En abril pasado, el Papa Francisco escribió una carta similar a los obispos de Chile durante su visita a Roma, después de su viaje pastoral al país sudamericano en enero, en el que el Papa fue ampliamente criticado por su manejo de la crisis del abuso sexual en Chile.

En esa carta admitió haber cometido “errores graves” y pidió perdón por su respuesta a la crisis en la que varios prelados habían sido acusados de encubrir a los abusadores.

Durante su tiempo juntos, los obispos estadounidenses escucharán dos veces al día reflexiones del fraile capuchino padre Raniero Cantalamessa, predicador de la casa papal.

El retiro, que en gran parte se lleva a cabo en silencio, concluirá el 8 de enero.

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Christopher White es corresponsal nacional de Crux y The Tablet. Tiene una Maestría en Ética y Sociedad de la Universidad de Fordham y un B.A. en Política, Filosofía y Economía de The King’s College. Es exdirector de Catholic Voices USA y sus artículos han aparecido en The Wall Street Journal, USA Today, Washington Post, Philadelphia Inquirer, Forbes, New York Daily News, International Business Times, The American Interest, First Things y Human Life Review, entre muchas otras publicaciones impresas y en línea. Síguelo en Twitter en @ CWWhite212