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El taxista y el Papa

Llegué el lunes 21 de septiembre a Filadelfia y el taxista que me recogió en la estación de trenes, un señor de ancestros irlandeses con pinta de hombre bueno y brusco, comenzó a hablarme del Papa, de la visita, del dolor de cabeza que iba a ser para el transporte. Le dije que el Papa venía para el Encuentro Mundial de las Familias, y el taxista al instante me demostró que estaba bien informado: “Son más de 17.000 personas de 100 países”, me dijo… Y es que en Filadelfia en esos días nadie hablaba de ninguna otra cosa que no fuera el Encuentro y la visita papal.

Holy Meal

El Papa era el tema principal de conversación en toda la ciudad. La primera vez que salí del hotel donde me estaba hospedando, lo primero que encontré fue un cartel de un restaurante que anunciaba, con una foto del Papa, un “Holy Meal” (mezcla de “Happy Meal” con “Holy Father”, o “Santo Padre”). En realidad se trataba del clásico Philly Steak Sandwich.

El miércoles 23 amanecí en Washington y pensé que la capital, acostumbrada a tantos visitantes importantes, no estaría tan impresionada con el Papa como Filadelfia. Tomé un taxi y le pregunté al taxista, un señor elegante y atento, si había muchas calles bloqueadas por la visita del Santo Padre. Pensé que me iba a responder con un toque de malhumor, pero su respuesta fue como un poema.

“Hasta ahora no —me dijo en un inglés con acento extranjero, pero muy refinado—, quizás hoy sí cierren muchas. Es lógico: todos quiere ver al Papa. La gente lo quiere ver porque es un hombre que pudiendo disfrutar de todos los entramados del poder, de todo el lujo del mundo, ha renunciado a todo eso. Vive con sencillez. Y ha renunciado a esas cosas porque se da cuenta de que así cumplirá mejor su misión. Y ha tenido el valor de hacerlo”.

cab driver

Yo no decía palabra, y el taxista continuó: “Cada vez que lo escucho hablar o lo veo en TV me conmueve. Le pasa a todos. La gente lo ve y siente lo mismo. Es la coherencia de este hombre lo que los conmueve. Desde ayer en esta ciudad se siente un ambiente de paz, de hermandad, que nunca sentí en todos los años que llevo viviendo aquí. Es la presencia del papa Francisco. Y se lo digo yo que no soy católico”. Y añadió: “Soy copto ortodoxo etíope”.

Entonces fue que le dije que trabajaba para un periódico católico en español y que quería escribir sobre lo que acababa de decir. Nos presentamos. Me dijo que se llamaba Guerma Eyassou. Emigró de Etiopía hace cuarenta años, durante la guerra. Vivió en Alemania y en Francia, en París, antes de mudarse a Washington. Le dije que era dichoso por haber vivido en París. Me dijo: “Cuando un amigo me dice que tiene problemas en su matrimonio, yo le digo que se vaya con su esposa a París. Esa es la mejor fórmula”. Le dije entonces que el Papa venía para el Encuentro Mundial de las Familias, también con la intención de ayudar a muchos a tener un buen matrimonio.

Fue entonces que mi nuevo amigo Guerma Eyassou me dio permiso para escribir sobre él y tomarle una foto. Se lo agradezco, como le agradezco la hermosa conversación que tuvimos en su taxi.

Nota: Luego supe que hace unos años CNN había publicado un breve video sobre Guerma Eyassou en la serie iReports. Lo pueden ver aquí: http://ireport.cnn.com/docs/DOC-808402

cabbie and car