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NUEVA YORK—. Tenían restos de ceniza en la frente cuando esperaban afuera del colegio Marjory Stoneman Douglas High School —señales físicas del inicio de la Cuaresma, que se convertirían en marcas trágicas de las cruces emocionales que cargarían después de que un hombre armado abriera fuego en la escuela el pasado 14 de febrero, asesinando a 17 profesores y estudiantes e hiriendo a más de una docena.
La masacre en Parkland, Florida, ha sido el tiroteo escolar más letal en la historia de los Estados Unidos, visto por muchos como un punto de inflexión en los debates sobre la violencia con armas de fuego en el país.
Al mes siguiente, los estudiantes de Marjory Stoneman Douglas High School encabezaron una marcha en Washington que atrajo a más de medio millón de personas, principalmente jóvenes, junto a otro más de medio millón de personas que desfilaron en ciudades de todo el país, reclamando medidas más estrictas de control de armas.
Si bien los obispos estadounidenses han abogado por un enfoque integral para reducir la violencia con armas de fuego desde la década de 1990, en una declaración posterior al tiroteo en Parkland, dijeron que era hora de actuar en lugar de solo hablar.
“En palabras de San Juan, ‘Amemos no de palabra ni de lengua, sino de obra y en verdad'”, escribieron.
Sin embargo, un año después, en todo el país, los líderes y activistas católicos creen que los esfuerzos para hacer de la violencia con armas de fuego una prioridad pastoral siguen siendo un desafío, con mayor éxito a nivel local que en los pasillos del poder tanto en la Iglesia como en el país.
Pensamiento, oración… ¿y acción?
En la iglesia católica Mary Help of Christians en Parkland, los feligreses se reunirán este jueves para celebrar una hora santa conmemorando el aniversario y, en particular, la pérdida de una parroquiana de 14 años, Gina Montalto, una estudiante de primer año que murió en el tiroteo.
“El silencio de la adoración y la oración será mucho más apropiado que cualquier palabrería, que no satisfará a nadie”, dijo a Crux Mons. Thomas Wenski, arzobispo de Miami.
En la víspera del aniversario, Mons. Wenski dijo que la comunidad católica en el sur de la Florida sigue “muy triste” por los eventos del año pasado. Además de las oraciones, dice que es comprensible que muchas personas quieran ver acciones más concretas para combatir la violencia con armas de fuego, pero admite que sobre este tema los católicos, como gran parte del país, están divididos.
Mons. Wenski también señaló que los obispos de EE.UU. han abogado durante mucho tiempo por una “legislación sensata”, que incluya la prohibición de armas de asalto, regulaciones más estrictas para la compra de armas ligeras y verificaciones de antecedentes penales. También enfatizó que los obispos, como pastores, también apoyan el tratamiento de la enfermedad mental de una manera que no estigmatice a los individuos.
Si bien las declaraciones son importante, a Mons. Wenski le gustaría ver al país “moverse en la dirección de un mayor control de armas”, y dice que el activismo en respuesta a Parkland fue el único “punto brillante” de una “situación terrible”.
“La gente en Parkland no va a aceptar esto de manera pasiva”, dijo.
El padre Michael Pfleger, párroco de St. Sabina en el vecindario Auburn Gresham de Chicago, le dijo a Crux que aunque la tragedia en Parkland llamó la atención del mundo, su parroquia ha estado luchando contra la violencia con armas de fuego durante más de 15 años.
Después del tiroteo en Parkland, los feligreses de St. Sabina se acercaron a los jóvenes de Florida, mientras que los estudiantes de Marjory Stoneman invitaron a estudiantes de Chicago a visitarlos en Florida, pasando un día juntos. Los estudiantes de Chicago luego invitaron a los sobrevivientes de Parkland a St. Sabina’s, estableciendo un “vínculo tremendo” que ha sido capaz de trascender la clase, el credo o el color de la piel, dijo Pfleger.
Si bien dijo que la situación de violencia con armas de fuego en Chicago no ha recibido tanta atención nacional, principalmente porque los estudiantes en Chicago son predominantemente negros y la tragedia de Parkland afectó a una comunidad blanca, dijo que la relación entre sus feligreses y los sobrevivientes de Parkland es evidencia de que “Los jóvenes serán los que combatan la violencia y la historia de amor con armas de fuego que tiene este país”.
Una prioridad pastoral
En 2015, cuando el Papa Francisco habló en una sesión conjunta del Congreso de los Estados Unidos, llamó al comercio de armas y preguntó: “¿Por qué se venden armas letales a quienes planean infligir un sufrimiento indecible a individuos y a la sociedad? Tristemente, la respuesta, como todos sabemos, es simplemente por dinero: dinero que está empapado en sangre, a menudo sangre inocente”.
El padre Pfleger, que estaba en la audiencia, dijo que esas palabras permanecen en su mente en el primer aniversario de Parkland, particularmente cuando piensa en el liderazgo de la Iglesia Católica en el tema de la violencia con armas de fuego.
“Tenemos un Papa que ha hablado en contra de la violencia, pero esto no se ha extendido a todo el liderazgo de la Iglesia estadounidense”, dijo a The Tablet. “En Chicago, tenemos al cardenal [Blase] Cupich que creo que entiende y comparte la visión del Papa, pero él es una excepción”.
John Gehring, director del programa católico en Faith in Public Life, un grupo de activistas con sede en Washington, dijo a The Tablet que él cree que hay una mayor necesidad de hacer de la violencia con armas de fuego una prioridad pastoral, aunque considera que después de los sucesos de Parkland, más católicos reconocen la urgencia de tomar medidas.
“hay que darles crédito a los sobrevivientes de Parkland por energizar y renovar un movimiento contra la violencia con armas de fuego, y mi sensación es que cada vez más católicos reconocen que este es un problema pro-vida”, dijo.
“Aunque todavía necesitamos más obispos y pastores que hagan de esto una prioridad”, continuó. “La política es difícil debido a los poderosos grupos de presión que no representan las opiniones de la mayoría de los estadounidenses, pero los líderes católicos están bien posicionados para enmarcar esto como un problema de vida o muerte, no de izquierda a derecha”.
Además de los grupos de cabildeo externos, los líderes de la Iglesia también enfrentan su propia credibilidad disminuida tras los escándalos de abuso sexual del clero. Aun así, muchos obispos católicos, que abarcan una gama de perspectivas ideológicas y ubicaciones geográficas, se unieron a Twitter para apoyar la Marcha por nuestras vidas del año pasado, que incluyó la participación activa de los católicos.
Quizás una nueva área en la que los católicos han comenzado a luchar contra la violencia con armas de fuego como resultado directo de la masacre de Parkland sea en la academia.
La profesora Therese Lysaught, directora del Programa de Graduados en Liderazgo de la Misión de Atención Médica en la Universidad Loyola de Chicago, dijo a Crux: “En respuesta al intento de la ANR de silenciar a los proveedores de atención médica, los médicos y las enfermeras respondieron con el hashtag #ThisIsMyLane, documentando cómo, ellos en particular, “tienen que hacer frente a las terribles consecuencias de la violencia con armas de fuego a diario”, dijo.
Lysaught dijo que el esfuerzo fue parte de la motivación para incluir un capítulo sobre la violencia con armas de fuego en su nuevo libro Catholic Bioethics and Social Justice.
“Los proveedores de atención médica están en la primera línea de esta creciente epidemia. 38,000 personas murieron en los EE.UU. en 2016 víctimas de la violencia por armas de fuego, aproximadamente la misma cantidad de personas que mueren de cáncer de mama cada año”, dijo.
“La lente del pensamiento social católico nos obliga a cambiar nuestra ubicación social y ver la atención médica desde la perspectiva de los pobres y los vulnerables … para alguien que vive en comunidades pobres y comunidades de color, la violencia con armas de fuego es un tema apremiante”, continuó.
Lysaught espera que su trabajo académico demuestre que “el pensamiento social católico tiene algo que decir, que el control razonable de armas es la única conclusión moral que puede extraerse de la tradición católica, y que se pueden tomar medidas prácticas tanto dentro de la atención médica católica como en el futuro”.
Un año después de Parkland, el Congreso puede permanecer estancado, pero Lysaught espera que los católicos puedan ayudar a que el país avance.
“Espero ver más católicos unirse a los obispos en sus iniciativas locales y políticas, y que ofrezcan sus habilidades a las parroquias para ayudar a la comunidad católica a liberarse de nuestra esclavitud a los ídolos que alimentan esta epidemia: armas, violencia, temor y racismo” , concluyó Lysaught.
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Christopher White es corresponsal nacional de Crux y The Tablet. Tiene una Maestría en Ética y Sociedad de la Universidad de Fordham y un B.A. en Política, Filosofía y Economía de The King’s College. Es exdirector de Catholic Voices USA y sus artículos han aparecido en The Wall Street Journal, USA Today, Washington Post, Philadelphia Inquirer, Forbes, New York Daily News, International Business Times, The American Interest, First Things y Human Life Review, entre muchas otras publicaciones impresas y en línea. Síguelo en Twitter en @ CWWhite212