¡Dios no se da por vencido con los perdidos! Esta noticia debe provocar una mega sonrisa en tu rostro y una esperanza indestructible, basada en lo que relata la palabra de Dios en Lucas 15, la parábola de la oveja que se pierde. Sabes, cada vez que abro la Biblia en este pasaje, la oveja siempre está perdida, pero también me doy cuenta que el Buen Pastor siempre la encuentra y la devuelve a su lugar.
¡Cuánto ama Dios a los perdidos! ¡No solo los ama con amor eterno, sino como dice la Palabra de Dios que el Buen Pastor sale a buscar la oveja perdida HASTA ENCONTRARLA! El Buen Pastor no está esperando que la oveja le mande un texto, Whatsapp, un “selfie”en Instagram o un mensaje en Facebook, sino que sale de inmediato a rescatar la oveja que al parecer anda muy perdida. Me impresiona saber que Dios, contrario a lo que nos han dicho, no está esperando ningún esfuerzo sobrehumano de la oveja, pues Él sabe muy bien que no puede hacer otra cosa que llorar en desesperación. El amoroso y paciente Pastor sale con gozo a buscar lo perdido, no sale con enojo, o diciendo: “Ya vas a ver, oveja, cuando te encuentre te voy a dar tu merecido”, pero ¡No! Ocurre todo lo contario, sale con gozo a buscar, a encontrarse con la oveja y cuando sucede, se alegra tanto que hasta la carga.
Hagamos una pausa aquí… ¿Por qué la carga? ¿Por qué no le dice, “vamos, camina, muévete?” ¡Tú puedes! ¡Vamos! Preguntémonos: ¿No es esta nuestra actitud muchas veces? Le decimos a los demás, ¡vamos! ¡dale! ¡si se puede! ¡si se puede! ¿Parecemos hinchas en un mundial o no? ¡Jejeje! Meditando en este texto le pregunté a Dios en oración, “¿por qué la cargas y no le dices que camine? Dios me contestó: “David, ¿cómo crees que se perdió? Se perdió caminando” ¿Cuántos de nosotros nos perdemos tratando de llegar, lograr o hacer algo con nuestras propias fuerzas o pies? A lo mejor tú también estás cómo esta oveja, perdido o perdida. Quizás no sabes ni cómo llegaste a estar tan lejos de la presencia de Dios, te perdiste y ni cuenta te has dado hasta ahora. ¡No te preocupes!
Dios te está buscando y no dejara de buscarte hasta encontrarte. ¡Dios no se da por vencido con los perdidos! ¡Alégrate! ¡Ríe! ¡Alaba! Y ten por seguro que tú también serás rescatado tarde o temprano. La parábola no detalla cuánto tiempo tenía perdida la oveja, pero si nos dice que es rescatada. ¿Tienes alguien en tu vida que está lejos de Dios? Seguro que sí. Todos tenemos a alguien que se encuentra alejado, pero, ¿sabes cuál es el único requisito para ser encontrado? ¡Estar perdido! ¡Solo eso! Ya te veo sonriendo mientras lees esto. A ti, a mí y a nadie le toca salir a rescatar, solo a Dios. Cree, Confía y Espera. ¡Dios no te fallará! El siempre finaliza el rescate, por difícil o complicada que se vea la situación. No hay oveja que resista cuando el Buen Pastor se aparece. ¡Es así! ¡Ya lo verás! ¡Créelo!