Biblia

¿Era Jesús un hombre instruido?

“Cariño mío, tienes que estudiar”. Los padres no se cansan de repetir esta frase a sus hijos. Consideran que el estudio es importante en la vida. Claro, que como cristianos nos podríamos preguntar: ¿Estudió Jesús? ¿Fue un hombre instruido? ¿Se interesó por conocer la historia de su pueblo? No lo dudamos, como aparece a lo largo de las páginas de los evangelios. Hay, sin embargo, un pasaje singular que responde claramente a la pregunta.

En uno de sus viajes por Galilea, donde hizo numerosas curaciones, unos maestros de la Ley y fariseos quisieron tentar a Jesús; así lo hizo el demonio en el desierto. No satisfechos con las obras maravillosas que hacía, le dijeron:

“Maestro, queremos verte hacer un milagro.”

El Señor, enojado, les dio una respuesta misteriosa:

“Esta raza perversa y adúltera pide una señal, pero solamente se le dará la señal del profeta Jonás”. Lc 11,29.

Solo un instruido de la historia de Israel conoce la figura del misterioso profeta Jonás. Jesús les recuerda que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez. Debido a su predicación, el rey y los habitantes de Nínive resucitarán en el día del juicio junto con esta generación y la condenarán. Y, refiriéndose a sí mismo concluye.

“Aquí ustedes tienen mucho más que Jonás”.

No contento con su respuesta, el Señor vuelve a mostrar sus conocimientos sobre la historia de los judíos. Les recuerda a los maestros de la ley y a los fariseos un hecho que tuvo lugar hacía más de mil años. Se trataba de la reina de Saba que no la desalentaron las dificultades ni las molestias de sus viajes desde los confines de la tierra. Vino a Jerusalén para escuchar la sabiduría del rey Salomón. Ella resucitará en el día del juicio junto con los hombres de hoy y los acusará, el Maestro añade la misma coletilla que en el ejemplo anterior:

“Aquí ustedes tienen mucho más que Salomón”.

Resulta sorprendente ver las técnicas de Jesús. En sus disputas y argumentaciones con los maestros de la ley y los fariseos, él lo hace como un verdadero y cualificado Maestro. Muestra un dominio de la historia de su pueblo. Con gran sabiduría aplica los acontecimientos del pasado a los problemas presentes. Su manera de actuar confirma, una vez más, la importancia de aprender, de estudiar, para ser seguidores suyos.

San Pablo, autor de varias epístolas llenas de sabiduría, indica que una manera de prepararnos en el conocimiento de Dios es la lectura de la Biblia. Así animaba a su compañero Timoteo en una de sus cartas. De forma clara lo resume:

“Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, rebatir, corregir y guiar en el bien”. 2Tim 3,16.

San Lucas critica a los maestros de la ley que tratan de entorpecer el conocimiento del mensaje de Jesús:

“¡Ay de ustedes, que se han apoderado de la llave del conocimiento! pero ni ustedes mismos entran ni dejan entrar a los que quieren hacerlo”. Lc 11,52.

La Iglesia, como “Madre y Maestra”, ha seguido esta tradición de estudio. Sus doctores y santos prueban ser imitadores del único y verdadero Maestro. Así quiere que sus hijos sean auténticos conocedores de su fe.

¿Conocíamos a Jesús como un hombre estudioso y sabedor de la historia de su pueblo?