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Fiesta de solteros en la parroquia del Santísimo Sacramento

EL PASADO 18 DE FEBRERO la comunidad parroquial del Santísimo Sacramento en Jackson Heights, Queens, celebró una fiesta de solteros, con la asistencia de casi 400 personas.

“La organización fue muy buena, hubo mucha gente que vino a bailar y a cenar. La responsable de los jóvenes y el grupo de voluntarios hicieron una fuerte campaña de mercadeo para que muchos vinieran”, dijo el padre Carlos Quijano, párroco de esta comunidad.

Aunque asistieron muchas parejas que deseaban simplemente celebrar el Día de San Valentín, también hubo muchos solteros que disfrutaron de esta oportunidad para salir, socializar o ampliar su círculo de amigos y conocidos.

La velada comenzó a las 8:00 p.m. con los aperitivos. A las 10:00 p.m. se sirvió la cena. Luego los asistentes bailaron y compartieron una noche de diversión y sano esparcimiento donde hubo rifas y mucho entretenimiento. “No sé cuántas parejas podrán surgir de la esta pero lo que sí sé es que hubo un mayor acercamiento y desarrollo de amistad entre gente que quizá no se había tratado en un ambiente festivo como este”, dijo el padre Quijano.

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La celebración giró en torno de un ambiente de amistad y fraternidad en medio de una deliciosa cena, buena música y otras actividades de entretenimiento. Fotos: Padre Carlos Quijano

Angélica Taveras es la Ministra de Jóvenes en el Santísimo Sacramento y, según el padre Carlos Quijano, ella es una “laica comprometida que está terminando su formación teológica en Fordham […] es la asistente pastoral y tiene una gran herencia dominicana que le da una gran espontaneidad, aunque nació aquí en los Estados Unidos”.

El padre Quijano destacó el trabajo de los jóvenes de su comunidad que se preparan para la Jornada Mundial de la Juventud que se llevará a cabo en Panamá, y resaltó su activa participación y compromiso en la organización de esta esta de solteros, donde muchos de ellos daban la bienvenida a los asistentes en la entrada al salón Bishop Valero, ubicado en el sótano de la iglesia.

“Hubo un gran espíritu de colaboración y de ayuda porque incluso la comida fue donada por la comunidad […] con ello se pretendía evitar hacer una inversión para que al final el beneficio para el grupo de jóvenes fuera mayor. Sin embargo, más allá del aspecto económico, entre la comunidad hubo un gran ambiente de fraternidad y de alegría. Un momento como este sirve para que tengamos un respiro de las preocupaciones cotidianas”, afirmó el padre Carlos Quijano.