Locales

Historia de un aborto que no fue

“SOY ADOPTADA y mis padres biológicos tenían 17 años cuando a los 7 meses y medio de embarazo decidieron ir a Planned Parenthood, el mayor proveedor de abortos en el mundo, y allí les aconsejaron someterse a un aborto de solución salina, sustancia que es inyectada en el vientre de la madre y que el bebé ingiere quemándolo por dentro y por fuera. Luego la madre da a luz a un bebé muerto en 24 horas”, así inicia sus conferencias Gianna Jessen.

Gianna Jessen
Gianna Jessen sobrevivió al aborto al que se sometió su madre a los siete meses y medio de gestación. Foto: giannajessen.com

Y aunque su relato no lo parece, su historia es un testimonio de esperanza. “El abortista aún no había iniciado su jornada, así es que ni siquiera tuvo la oportunidad de seguir con su plan para mi vida, o sea, mi muerte […] Nací viva después de 18 horas. Yo debería estar ciega, quemada o muerta, pero no lo estoy. […] El abortista tuvo que firmar mi acta de nacimiento, así que yo sé quién es […] en ese documento está escrito que nací durante un aborto salino. Ellos no ganaron”.

Gianna nació el 6 de abril de 1977 en una clínica de abortos en la ciudad de Los Ángeles y en seguida fue dada en adopción. A la pequeña le fue diagnosticada parálisis cerebral debido a la falta de oxígeno en su cerebro mientras luchaba por sobrevivir, pero su madre adoptiva nunca renunció a trabajar en la evolución de su hija.

Gianna es hoy una mujer independiente que dicta conferencias en todo el mundo llevando el testimonio de lo que ha sido su vida en un continuo esfuerzo por la defensa de aquellos cuya voz nunca es oída.

“Estamos en una lucha entre la vida y la muerte, ¿de qué lado estás tú? […] Si el aborto se trata del derecho de las mujeres, entonces, ¿cuáles fueron los míos?”, preguntó Gianna a los miembros del Parlamento en Melbourne, Australia, en 2008 durante una de sus ponencias.

Ver sus videos es doloroso e impactante, ver su fortaleza y su entereza sabiéndose rechazada desde el mismo momento de la concepción es esperanzador. Saberse amada por Dios le da la fuerza para enfrentar tantos ataques de los cuales es víctima por quienes lucran con la industria de la muerte y se presentan como una organización sin ánimo de lucro.

Jóvenes por la vida

Viridiana Huepa Sánchez nació hace 21 años en México y vino a Estados Unidos con sus padres cuando tenía cuatro años.

Viridiana
Viridiana Huepa Sánchez nació hace 21 años en México y vino a Estados Unidos con sus padres cuando tenía cuatro años.

Hace un tiempo que Viridiana y un grupo de fieles de su parroquia San Atanasio en Brooklyn solían ir a clínicas de abortos ciertos días muy temprano en la mañana para orar por las mujeres y sus bebés, para darles información a ellas y a cualquiera que se acercara por simple curiosidad o para sumarse a sus oraciones.

Viridiana muchas veces ha escuchado a quienes dicen “que es el derecho de la mujer, que tiene el derecho de hacer lo que quiera con su cuerpo y que un feto no tiene vida y no siente”. Alguna vez una conocida le dijo: “Uno no quiere traer un hijo al mundo si ha sido producto de una violación o de un accidente”. Viridiana enseguida le respondió: “Pero, ¿qué culpa tiene el bebé? Existe la adopción: hay muchas mujeres que no pueden tener hijos y desearían uno”.

Esta misma conversación la tuvo hace años con una de sus compañeras de estudio que decía: “¿Para qué tener un bebé si uno no tiene dinero, no trabaja y no quiere ser mantenida de los papás? ¿Para qué traer un niño a sufrir?” Viridiana contestó con la misma pregunta: “¿Qué culpa tiene el bebé?”

Cuando le pregunté a Viridiana qué le diría a una amiga que piensa abortar dijo: “Primero le preguntaría porqué quiere tomar ese camino, le explicaría todo lo que se hace en estos procedimientos y le hablaría de las opciones que hay en lugar de un aborto. Le diría que no solo se acaba con la vida del bebé sino que también ella estaría afectada sicológicamente y espiritualmente. Yo le contaría de tantos lugares que hay para ayudar a las mujeres que están sin apoyo y más que nada le daría mi apoyo”.

En tiempos como estos necesitamos más Viridianas, más voces amigas que hablen de la elección por la vida y menos que nos hagan perdernos en lo que el papa Francisco ha llamado la cultura del descarte.