Cualquier director podría decirle que no es tarea fácil supervisar las operaciones diarias, resolver problemas y garantizar que sus escuelas funcionen a la perfección.
Durante el año pasado, los 69 directores de la Diócesis de Brooklyn estuvieron trabajando horas extra para asegurar que sus estudiantes reciban una educación de calidad mientras el mundo atravesaba una pandemia. Aunque el curso escolar se ve y se siente diferente, estas mujeres líderes han sabido hacer énfasis en la importancia de la comunidad y la colaboración.
Tracy Flanagan, directora de la Academia Católica St. Bernard, dijo que su estreno como directora fue como un “bautismo de fuego” porque asumió su nuevo papel meses antes de que ocurriera la pandemia. A pesar de los desafíos que enfrentó poco después, Flanigan reconoció cómo su historia con la escuela ha sido importante para ella.
“He estado en esta escuela desde 1998 y trabajé con dos directores increíbles, a quienes admiraba como modelos a seguir”, confesó Flanagan, y señaló que la ex directora de St. Bernard, Kathleen Buscemi, fue su última mentora.
“Pero también crecí en este vecindario, con muchos de los padres que tienen a sus hijos aquí, y eso te ayuda a establecer un tipo diferente de vínculo”, agregó. “Que pase lo que pase, con pandemia o sin pandemia, todos siempre nos mantenemos unidos y trabajamos juntos para que esta escuela sea próspera”.
Es ese sentimiento de unión el que Flanagan quiere que se repita en los próximos años. “Quiero que St. Bernard siga vivo y sea un elemento básico de esta comunidad, un lugar al que los exalumnos puedan volver, visitar y estar orgullosos”, dijo.
Denise González se ha inspirado en sus directores anteriores —así como en las experiencias de otras escuelas diocesanas durante las últimas dos décadas— mientras continúa dirigiendo la Academia Católica St. Bartholomew por cuarto año. González asistió a St. Michael’s y, según ella, en esta escuela primaria se sentía como “en casa lejos de casa” gracias a su ambiente familiar.
“Recuerdo que la fiesta de graduación de octavo grado no fue una fiesta de graduación, sino una cena familiar”, recordó, “en la que se celebraron los logros de los estudiantes y también el sacrificio hecho por los padres para enviar a sus hijos a una escuela católica”.
“Cada año también tuvimos una cena familiar de Acción de Gracias, donde contamos nuestras bendiciones y dimos gracias a Dios por todo lo que teníamos como escuela”, agregó González. “Para mí, estas cosas son muy importantes a la hora de crear un entorno en el que los estudiantes aprenden, están seguros y sienten que alguien se preocupa por ellos”.
La directora de Resurrection Ascension Catholic Academy, Joann Heppt, comentó cómo la compasión y la comprensión siempre han sido clave mientras se desempeñaba como directora durante los últimos 19 años. Pero esos sentimientos se intensificaron este curso.
“Antes del COVID-19, tenía una política de puertas abiertas en la que si un padre tenía una pregunta, podía pasar a verme”, explicó Heppt, y señaló que todavía está disponible por teléfono y por correo electrónico. “Los padres deben tener acceso a uno y tener la posibilidad de expresar sus inquietudes, desde los problemas más simples hasta, a veces, los más complejos”.
Ese sentido de conexión también es parte de la misión de la escuela a través de proyectos de servicio. “Les enseñamos que hay personas necesitadas fuera de estas cuatro paredes, y que ellos necesitan responder a las necesidades de su comunidad y del mundo”, reconoce Heppt, explicando que Resurrection Ascension ayudó a quienes enfrentan inseguridades alimentarias este año durante la Semana de las Escuelas Católicas.
Anne Stefano, directora de St. Francis of Assisi en Astoria, señaló que ha vivido en carne propia el tener que aclimatarse a un nuevo lugar y establecer nuevas relaciones.
“Cuando cambias de escuela, tienes que entender la comunidad a la que te unes y respetar lo que encuentras al llegar”, dijo Stefano, y mencionó que ha estado en St. Francis of Assisi durante 11 años y que antes fue directora de otras dos escuelas. “Descubres formas de respetar las tradiciones que existían, lo que la gente quiere mantener y cómo quieres avanzar”.
Con eso en mente, Stefano cree que seguir creciendo es parte de la descripción de su trabajo. “Creo que tienes que estar dispuesto a ser progresista, a tomar riesgos y seguir adelante con un programa o una dirección que creas que sería útil para los estudiantes”, dijo. “Tienes que estar dispuesto a escuchar las ideas de los demás, pensar un poco diferente y seguir adelante”.
Susan Walsh, quien ha dirigido la Academia Católica St. Savior durante cinco años, habló sobre su compromiso con el claustro de profesores y con las familias, que a veces le ocupa hasta los fines de semana.
“Fui un sábado para hacer mi papeleo”, dijo Walsh, que vive a poca distancia de la escuela de Park Slope. “Pero, creo que para mí, se trata de estar en esas aulas y estar con los niños todos los días”.
“Para tener éxito, también es muy importante estar en sintonía con los maestros y saber lo que necesitan”, agregó Walsh. “Porque si los maestros tienen éxito, los estudiantes tienen éxito”.