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Jóvenes de Brooklyn en la Jornada Mundial de la Juventud

Fiaros del recuerdo de Dios: su memoria no es un «disco duro» que registra y almacena todos nuestros datos, sino un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal. Procuremos también nosotros ahora imitar la memoria fiel de Dios y custodiar el bien que hemos recibido en estos días”.

Ese fue uno de los mensajes del papa Francisco en la misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia.

Un grupo de peregrinos de la Diócesis de Brooklyn se unió con 2 millones de adolescentes y jóvenes adultos de todo el mundo para celebrar la fe. El tema este año fue “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos tendrán misericordia”. Melissa Vaez, de 18 años, de la parroquia Presentación de la Virgen María en Jamaica, dice que ver a tantos jóvenes buscando a Cristo le abrió los ojos. “Nos esforzamos mucho para llegar aquí y ahora que lo estamos viviendo es algo muy emocionante”, expresó. “Creo que es algo hermoso, sobre todo desde el punto de vista espiritual: ser testigos de los que estamos viviendo día a día”.

Los 400 peregrinos de Brooklyn, entre ellos 23 sacerdotes, tuvieron una agenda repleta de actividades: la Misa de apertura celebrada por el arzobispo de Cracovia con sacerdotes de todo el mundo; una serie de charlas catequéticas en inglés en Tauron Arena, una visita solemne al campo de concentración de Auschwitz, una catequesis con el obispo de Brooklyn, monseñor Nicholas DiMarzio, misas diarias, la bienvenida al papa Francisco, una visita al Convento de las Hermanas de la Misericordia, donde los peregrinos rezaron el Via Crucis, y la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud en Campus Misericordiae (Campo de la Misericordia) y la Misa de clausura.

Aubrey Pilar, de 22 años y peregrina de la parroquia de San Bartolomé en East Elmhurst, dijo que la celebración de apertura de la Jornada la emocionó, pues le mostró la unidad de la fe católica. “Aquí estamos unidos como cristianos, el mundo está unido en este lugar”.

Margarita Covarrubias, una joven de 25 años de la Parroquia de María Auxiliadora en Woodside, dijo que su experiencia había sido fenomenal.

“Yo fui en el 2011 a Madrid, así que esta vez estaba preparada para lo que iba a ver. Pero ver al Papa y crecer más en la fe me ha ayudado a rezar más y evaluar en qué estoy fallando y que necesito para poder crecer más y tener una relación con Dios”, dijo.

Jasmin Collado, de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, dijo que cada Jornada es una experiencia diferente con momentos para cultivar la fe. A ella le impresionó la charla de una religiosa de las Hermanas de la Misericordia.

“Ella habló muy profundamente de la misericordia, la cruz, el amor de Dios, la humildad”, dice Jasmin. “Siempre puede haber un mejor mañana”.

Daysi Manzano, una joven de la Iglesia del Santísimo Sacramento en Queens, dijo que las catequesis, especialmente la de la hermana, la hizo reflexionar en la relación de la misericordia y la cruz.

En ocasiones, dice había sido misericordiosa, pero esperando recibir algo a cambio. “Esa cruz es entregarme como Jesús: no esperar nada, dar amor totalmente”, dijo.

En el fin de semana de la Jornada Mundial, los peregrinos caminaron 11 millas de ida y vuelta a Brzegi, donde se celebró la Misa papal el domingo.

Mons. José Malagreca, de la parroquia de la Santa Cruz en Brooklyn, vino con muchos jóvenes a la Vigilia en el Campus Misericordiae para escuchar al Papa en Polonia.

“El Papa ha dado unos desafíos en su prédica, y yo en visto que los jóvenes han respondido muy fuertemente [cuando les dijo] que busquen sus sueños, que no dejen que los otros decidan por ellos, que no sean jóvenes del sofá sino jóvenes de los zapatos”, dijo. “Ha sido un mensaje muy fuerte que les toca profundamente”.

Ricardo Newball, de 22 años, es uno de los peregrinos de la parroquia de monseñor Malagreca. Él dijo que esos momentos de unidad con desconocidos durante la Adoración Eucarística muestran la unión en Cristo.

“Somos hermanos en la fe. Aquí llegamos en el Año de la Misericordia y hoy escuchar al Papa hablar de eso es algo que te vuelve humilde, porque a veces nosotros, aunque somos cristianos, nos olvidamos que tenemos que perdonar a lagente como Cristo perdonó”, expresó.

Durante la vigilia, los jóvenes no sólo conocieron a otros peregrinos sino que también cantaron y buscaron oportunidades para orar y confesarse y prepararse así para recibir a Cristo en la Eucaristía el domingo.

Al final de la Jornada Mundial, además de celebrar la noticia de que la siguiente edición será en Panamá en el 2019, los jóvenes reflexionaron sobre cómo van a compartir esta experiencia en casa.

Jilenny Duran, 16, de la parroquia de San Gerardo Majella, en Hollis, dijo que la Misa y la vigilia le dieron mucha alegría y la hicieron sentir en familia con los otros jóvenes que escuchaban al papa Francisco.

“El Papa nos estaba llamando a actuar, que no tener miedo”, dijo refiriéndose al mensaje de la vigilia. “El Papa nos dice: «no te pongas cómoda, levántate». Es algo que me impactó para regresar y hacer una diferencia”.

Al día siguiente de la clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, muchos grupos diocesanos visitaron Santuario de la Virgen de Czestochowa, Patrona de Polonia. Ese lugar tan importante para los polacos, fue el sitio de la Misa papal por los 1050 años de la conversión de Polonia al cristianismo. Los peregrinos participarían en una Misa en la capilla de la Virgen con el obispo auxiliar de Brooklyn Witold Mroziewski.