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Jóvenes de Brooklyn visitan el campo de concentración de Auschwitz

Los peregrinos de la Diócesis de Brooklyn visitaron el campo de concentración de Auschwitz en Polonia el 27 de julio. La solemne visita fue parte de una serie de actividades organizadas para los 400 jóvenes que viajaron a Cracovia para la Jornada Mundial de la Juventud.

Laura Ramírez, miembro del equipo de la Renovación Carismática Hispana, dijo que estaban atónitos de saber que en ese lugar los nazis asesinaron a más de un millón de personas.

“No hay nadie allí, pero se siente ese peso de la tristeza”, dijo.

Este campo de concentración es un símbolo de terror y el genocidio nazi, y del Holocausto. Tras la ocupación de parte de Polonia al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi construyó un complejo de tres campos de concentración en este sitio.

Desde 1942, Auschwitz se convirtió en uno de los lugares de exterminio más grandes de la humanidad.

Los jóvenes Jason Reyes y Matthew Pérez, de Bay Ridge, dijeron que el visitar este lugar marcado por la sangre de tantos inocentes los entristeció.

“Todo lo que pude hacer fue quitarme la gorra en señal de respeto, porque no se puede encapsular lo que sentimos en esta visita”, dijo Pérez.

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Foto: Maria-Pia Negro Chin

El obispo de Brooklyn, monseñor Nicholas DiMarzio, habló sobre la visita a Auschwitz durante su catequesis del 27 de julio y el Via Crucis del 29 de julio. Recordó las palabras de Elie Weisel, sobreviviente del holocausto y Premio Nobel, quien afirmó que “el antónimo del amor no es el odio, si no la indiferencia.”

“Espero que al hablar de la misericordia podamos entender cómo mejorar nuestro trato misericordioso para con los demás”, dijo el obispo.

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Foto: Maria-Pia Negro Chin

Erica Diaz, estudiante de la Secundaria Santa Agnes en College Point, dijo que la visita la hizo cuestionarse cómo alguien pudo hacer algo tan horrible y pensar en la necesidad de actuar con misericordia y no ser indiferentes al dolor ajeno.

“Estamos llamados a la misericordia en nuestra vida diaria, en todo lo que hacemos”, dijo. “Maximiliano Kolbe [un fraile prisionero en Auschwitz quien se ofreció para morir en lugar de un padre de familia] hizo algo tan grande y dio su vida. Y la misericordia es necesaria porque no sabes si algún día necesitarás dar tu vida por alguien también.”

Hernández agregó que en medio de tanta muerte y falta de amor, Maximiliano fue como un luz y mensajero de Dios. Pérez dijo que ver los resultados de lo peor de la maldad humana, lo hizo sentirse llamado a llevar esperanza y cariño a la gente.