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La calle Padre Ruskin Piedra Way y el legado de este redentorista en la comunidad migrante de Brooklyn   

Acto Cívico

*Por Marietha Góngora V. 

El domingo 19 de octubre, la comunidad parroquial de la Basílica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Sunset Park (Brooklyn), se congregó en la misa y el evento conmemorativo para honrar la memoria y el legado del padre Ruskin Piedra, C.Ss.R., quien falleció en diciembre de 2024, a la edad de 90 años.   

Las bancas de la basílica estaban llenas y tras haber concluido la misa se reunieron en la esquina de la 60th Street y la 5th Avenue para presenciar el acto cívico en el que se hizo oficial el renombramiento de la Calle 60, que de ahora en adelante también será conocida como “Padre Ruskin Piedra Way” 

En el lugar se vivieron momentos emotivos y conmovedores al recordar el servicio pastoral y el trabajo incansable del sacerdote redentorista que fue ejemplo de lucha en defensa de los inmigrantes hasta el final de sus días.     

En medio de música y gestos de celebración los presentes, entre los que se encontraban familiares del padre Ruskin, conmemoraron su larga vida de servicio pastoral que es recordada con cariño entrañable entre la comunidad a la que sirvió no solo acompañándolos espiritualmente sino a través del Centro de Inmigración Juan Neumann que fundó en 2003 y a través del cual ayudó, junto a un equipo de abogados y especialistas en inmigración, a que muchos se hicieran ciudadanos o legalizaran su estatus legal en el país.  

A lo largo de la jornada el padre John Collins, C.Ss.R., Superior Provincial de la Provincia de Baltimore de la congregación redentorista en los Estados Unidos y otros sacerdotes redentoristas que compartieron con el padre Piedra su misión al servicio de los más necesitados, acompañaron a la comunidad parroquial en esta sentida conmemoración. 

El evento también contó con la presencia de autoridades locales, líderes comunitarios, representantes del consejo parroquial y lideres parroquiales. La concejala Alexa Avilés, cuyo apoyo fue determinante para que esta iniciativa se hiciera realidad, dijo a The Tablet y Nuestra Voz que espera que “cada vez que las personas ven su nombre allí, recuerden su legado, esos valores que él vivía en su vida y cómo ahora en estos tiempos tan difíciles para la comunidad inmigrante en este país, es cada vez más importante”.  

“El proceso es bastante largo, nombrar una calle es una situación muy seria para la ciudad de Nueva York. Tenemos primero la comunidad tiene que hacer un proceso en la junta ejecutiva y una persona puede hacer una nominación. Después ellos tienen que aceptar la nominación y tener personas de la comunidad que dicen, sí, queremos hacer esto, es importante y por qué”, señaló la concejala.   

“Vine buscando ayuda para tomar las clases de la ciudadanía hace un año y seis meses. Estoy preparándome y tengo la entrevista con migración gracias a Dios, con la ayuda del padre Ruskin y la profesora Maribel”, dice Anabel

Rosemarie Vaquero, quien conoció y trabajó junto al padre Ruskin desde 2004, asegura que extraña no solo al sacerdote sino al amigo. “Siempre estará en nuestra memoria todo lo que él ha hecho y por lo que siempre luchó”. 

La celebración concluyó con un almuerzo comunitario, un encuentro fraterno en el que se compartieron anécdotas y recuerdos del padre Piedra y una oportunidad para reafirmar que este centro sigue y seguirá acompañando y ayudando a la comunidad migrante aún en medio de las dificultades que se viven actualmente. 

“Vine buscando ayuda para tomar las clases de la ciudadanía hace un año y seis meses. Estoy preparándome y tengo la entrevista con migración gracias a Dios, con la ayuda del padre Ruskin y la profesora Maribel”, dice Anabel, quien es feligrés de esta parroquia y que recuerda al padre como “una persona muy humilde, muy humano”. 

Ana Victoria Landigua conoció de tiempo atrás al padre Ruskin y lo recuerda por su alegría, su gran devoción y entrega a su comunidad. “Ayudar a los migrantes fue su propósito número uno”, dijo luego de haber asistido a la eucaristía y al acto cívico.  

Hilda Albert, prima del padre Ruskin, creció junto a él y recuerda cuando su mamá y su tía se encontraban, ella y sus primos se reunían para jugar. “Él era muy serio y era un poco mayor que nosotros”.  

Hilda dijo estar “muy feliz por él porque fue una persona maravillosa, un hombre tan gentil y amable”.  

El padre Manuel Rodríguez Delgado, C.Ss.R., quien sirve a los feligreses de esta basílica y quien compartió por muchos años con el padre Piedra, afirmó que él “dejó un legado muy profundo de caridad, atención a los pobres, solidaridad, ayuda y compasión” y ha dicho que su muerte ha tenido un impacto muy fuerte en la comunidad. 

El padre Rodríguez explicó que están muy orgullosos y que la propuesta de tramitar el renombramiento de esta calle fue una iniciativa de los laicos.  

Por su parte, Milagros Almonte, asistente del Centro de Inmigración Juan Neumann, compartió que el compromiso del padre con cada caso de inmigración que llegaba al centro era total. “Siempre se llevaba los casos y no descansaba”, dice.  

“Él tocó muchas vidas, de verdad. Todos los que lo conocieron te dirán algo divertido o te dirán cuanto sienten su partida porque él era una persona increíble y yo estoy feliz de haberlo conocido y de haber trabajado con él”, comentó Milagros.