CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — El bautismo requiere rechazar a Satanás y profesar la fe plena de uno en Dios, dijo el papa Francisco.
Solamente pudiendo decirle “no” al diablo, sus obras y promesas vacías es que “puedo decirle ‘sí’ a Dios, quien me llama a amoldarme a él en pensamientos y obras”, él dijo.
“No se puede seguir a Cristo con condiciones”, él dijo el 2 de mayo durante su audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.
Continuando su serie de charlas sobre el sacramento del bautismo, el papa examinó la importancia de que el corazón esté listo para recibir de Dios el regalo de una vida nueva a través del agua bautismal y el Espíritu Santo. Cuando un niño es presentado para bautismo sus padres y padrinos renuevan sus votos de su propio bautismo rechazando el pecado y profesando fe en Jesús.
“Estás con Dios o con el Diablo”, dijo el papa, es por eso que la renunciación al pecado y la profesión de la fe son “dos hechos que están estrechamente unidos”.
Uno tiene que romper con el pasado y sus apegos pecaminosos, “hay que despojarse de todo lo malo para empezar la vida nueva en Cristo” y poder “verdaderamente aceptar a los demás”, él dijo.
“El diablo divide y Dios siempre une la comunidad, la gente” en un cuerpo, él dijo.
Durante el rito bautismal, él dijo, al individuo se le pide que responda en primera persona, que rechace el mal y profese su fe como señal de estar escogiendo ser responsable personalmente de este compromiso diario de confiar en Dios y caminar con él.
La profesión de la fe refleja un compromiso, ayudado por el bautismo, de ser fuerte y perseverar a través de todas las pruebas y tentaciones de la vida, él añadió.
“Rechazar el pecado, las tentaciones del mal, Satanás — la fuente y causa de todo pecado — y la fe en lo que la iglesia cree” no son compromisos temporales ni provisionales pedidos no solo en el bautismo, dijo el papa.
Se requieren durante toda la vida, él dijo, y “la presencia del Espíritu Santo te dará la fuerza para luchar bien” contra el diablo y la tentación.
Siempre que las personas se bendigan a sí mismas con agua bendita, él dijo, deben recordar con alegría y gratitud el regalo que recibieron el día de su bautismo y pedir la gracia de perseverar y vivir “inmersos” en el amor de Dios.