A propósito del Día Internacional de la Juventud declarado por Naciones Unidas 20 años atrás, jóvenes de todos los continentes celebraron el pasado 12 de agosto su rol en el mundo, entre ellos, la juventud católica latinoamericana que ha sido ejemplo de ”valentía y frescura” como lo expresó el Papa Francisco en su exhortación apostólica ”Christus Vivit.”

Casi pareciera que llegó una primavera juvenil para ser pulmón de la iglesia de Cristo durante la última década. En medio de escándalos que han logrado manchar la imagen de la Santa Sede emergen los llamados ”santos de jeans y zapatillas” con la particularidad del joven contemporáneo: un defensor de los derechos humanos y un amante de la alegría.

La semana de la Juventud se dispuso como evento pastoral en varias diócesis de Latinoamérica luego de la invitación del Papa Francisco a los jóvenes a ”callejear la FE” y a ”hacer lío”, haciendo referencia a salir al encuentro con el otro. A partir de esta propuesta, muchos jóvenes se han comprometido a evangelizar y desempeñar papeles de liderazgo dentro de la sociedad desde una perspectiva Cristo-céntrica.

Cuba, Bolivia, Venezuela, Colombia y Argentina fueron algunos de los países que se sumaron a la iniciativa y compartieron en redes sus largas jornadas de misión, jubilo y adoración juveniles.

Paula Natalia Quevedo, joven universitaria y delegada de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Villavicencio en Colombia desde 2011, relató que cada año se duplica el número de adolescentes que participan de las actividades de la semana de la juventud en su ciudad. En esta ocasión el numero se elevó a 2.000 y cada vez crecen más los movimientos y grupos de formación. Fenómeno que ella misma explicó.

”Haciendo una evaluación de la edad del ser humano, yo encuentro que la edad del joven es la propicia para salir a mostrarle al mundo que Dios existe”, — dijo Paula. — ”Cuando eres muy niño tienes ciertas restricciones por tener que depender de otros y dar razón de dónde estás debido a tu vulnerabilidad; cuando ya eres adulto, te encuentras lleno de obligaciones que corresponden a tu vocación matrimonial o de vida religiosa y demandan tiempo; y a la edad de la vejez, tu salud y estado físico no son los mismos, a pesar de tu conocimiento”.

Con esto, Paula resalta una de las características que resulta estar a favor de la juventud. — ”Nosotros los jóvenes tenemos una sed por ayudar. Esto es independiente de nuestras creencias. Sucede en el contexto cristiano, ateo y musulmán. Nos une una sed por el servicio”.

Las personas jóvenes han estado siempre en una incansable búsqueda de razones para explicar la vida y sobre las que desean construir la existencia. Esto soporta en gran medida la decisión de la Iglesia Católica de apostarle a la evangelización de la juventud.

”Los jóvenes católicos actuales son críticos con la sociedad, quieren ser protagonistas de cambios sustanciales y esperan que su voz sea escuchada”, — afirmó Natalia Herrera, miembro del equipo de Comunicaciones de la Pastoral Juvenil Latinoamericana. — ”Aunque están afectados por grandes fenómenos como el desempleo, las migraciones y la desintegración familiar, asumen estas dificultades como retos que los impulsan para salir adelante con esperanza y alegría”.

Los jóvenes de hoy no son como sus generaciones precedentes; ellos son incluso más capaces de actuar con generosidad, de ser solidarios y comprometerse con las causas que los movilizan.

Ya los hemos visto liderando marchas de protesta contra gobiernos opresores, son quienes levantan alto los carteles que denuncian las injusticias y los que se sientan en la mesa cuando es momento de conciliar. Son cada vez más quienes promueven el pensamiento crítico, las causas educativas para la sostenibilidad, el cambio climático, la igualdad y la cultura de la paz.

Este siglo enfrenta una crisis importante con relación a la moralidad y la juventud es el blanco al que la iglesia ha apuntado para construir una clara identidad cristiana que sostenga la iglesia del ahora y del mañana. La generación de la sensibilidad especial, el antiprejuicio y la determinación podría ayudar a contrarrestar la pesada historia y tendencia a la guerra que persigue al ser humano.

Como lo mencionó el Papa Francisco en su mensaje a 60 mil jóvenes que peregrinaron al Santuario de Santa Teresa de Los Andes en Chile, “lo propio de la juventud es estar en camino, estar en camino hacia un algo, estar en camino de ilusiones, estar en camino de planes, estar en camino de deseos, estar en el camino del amor”. La figura de un líder que se dirige siempre al joven, lo invita a gritar ante quienes intentan silenciarlo, a rebelarse e involucrarse en la vida eclesiástica y cuestionar el mundo en el que vive en defensa del amor demuestra que siempre podremos estar abiertos a aprender de una iglesia joven que mantendrá la fe cristiana latente.