Opinión

¿La mayoría de los matrimonios sacramentales son inválidos?

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Las bodas de Caná, Paolo Veronese, 1563. (Wikipedia Commons)

La costumbre, la norma es que, cuando se trata de un matrimonio sacramental, se asume que es válido, siempre y cuando se haya celebrado legítimamente. De hecho, el Código de Derecho Canónico establece que “el matrimonio goza del favor del derecho; por lo que, en la duda, se ha de estar por la validez del matrimonio, mientras no se pruebe lo contrario” (canon 1060).

En 2004, San Juan Pablo II habló en detalle sobre este punto en su discurso ante el Tribunal de la Rota Romana, el tribunal eclesiástico más alto para tratar casos matrimoniales. Con la sensibilidad de un filósofo, el Papa deja claro el fundamento sustancial de la presunción, que es el bien del matrimonio mismo; y también confirma su utilidad procesal para proteger esta institución básica y eclesial.

Por eso, lo contrario, es decir, la presunción de invalidez, va a contracorriente. Sin duda, es inconformista e inusual, pero no es algo nuevo, pues ya se había planteado anteriormente. Y ahora aparece de nuevo con el papa Francisco.

Durante la Asamblea Pastoral de la Diócesis de Roma el pasado 16 de junio de 2016, el papa Francisco sorprendió a muchos cuando dijo, hablando sin notas, que “la gran mayoría de los matrimonios sacramentales son nulos”. Quizá para mitigar la sorpresa, la Prensa Vaticana tuvo que rectificar, con previa aprobación del Papa, que el texto oficial debería decir “una porción de los matrimonios sacramentales son nulos”.

Sin detenernos en los detalles del caso, consideremos el planteamiento utilizado: la presunción de invalidez. Una vez más el Papa se muestra inconformista y poco convencional. La frase provocó reacciones diversas. Provocó curiosidad. Desató una controversia. Al final de todo, el lado bueno de esto es que estimuló una legítima cuestión y dio un tema sobre el cual debatir.

A mi modo de ver, el Papa hizo su comentario fuera del ámbito sustantivo y procesal del derecho. Está planteando una consideración pastoral de la realidad cultural. Es una perspectiva distinta.

Las reacciones han sido muy variadas. Para los que estamos involucrados en la preparación de los matrimonios, por un lado esto suena como un fracaso, pero por otro es un estímulo para ser más eficaces en el pastoreo. Para los matrimonios que pasan por adversidades, esto puede ser una señal que indique el final. Sea lo que sea, el Papa ha hecho que la gente se esté cuestionando y esté hablando del tema.

Alguna vez he escuchado una pregunta muy interesante: ¿Podemos enseñar el matrimonio? Aquí hay un llamado, quizás, a revisar el Programa Pre-Caná. Hay que dar gracias por esas conferencias que se comenzaron a ofrecer hace tiempo y que han sido realmente efectivas. Pero, ante los retos de hoy, ¿siguen siéndolo? ¿No habría necesidad de revisar, prolongar y adecuar ese programa a la realidad actual?

Por lo que he visto, muchos de los que se están preparando para el matrimonio pasan el programa y escuchan las conferencias como una obligación más, pero sin verdaderos deseos de prepararse para el matrimonio que van a celebrar. ¿Cómo hacer el programa más interesante para los novios del presente milenio?

En conclusión, la presunción de invalidez matrimonial planteada por el papa Francisco es, sin duda, poco convencional y polémica. Se corresponde con su estilo personal, con su talante jesuita. Sin embargo, precisamente por eso ha despertado interés y ha provocado la discusión. Ahora la gente ya está hablando, preguntando y sintiendo que siempre hay necesidad de dialogar y de buscar la conexión del Evangelio con nuestro tiempo.


MsgrJonasAchacosoMonseñor Jonás Achacoso, JCD

Vicario Judicial Adjunto, Diócesis de Brooklyn
Juez del Tribunal de la Diócesis de Brooklyn
Vicario parroquial, Reina de los Ángeles, Sunnyside, Queens