Ayer, al menos dos personas con identidad oculta entraron en la Iglesia de Santa María in Traspontina y tomaron algunas de las tallas de madera de una polémica imagen aborigen para arrojarlas luego al río Tevere; según el Coordinador de la exposición de la Red Eclesial Panamazonica en Roma la imagen representa a Santa María del Amazonía, mientras que para los voceros oficiales de la Santa Sede no es más que una mujer indígena que representa la vida sin ningún valor religioso o sagrado.
La Iglesia de Santa Maria in Traspontina es atendida por la Orden de los Carmelitas descalzos y durante estos días del Sínodo para el Amazonía se ha transformado en la sede de la Red Eclesial Panamazonica. Allí tienen lugar diversas muestras de costumbres y tradiciones indígenas coordinadas por el padre Roberto Rojas, misionero Oblato de María Inmaculada quien ha pasado más de una década trabajando con poblaciones indígenas en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
Rojas, misionero y Padre sinodal, refiriéndose a la imagen en cuestión sostiene: “Esa imagen es la imagen de la Virgen de la Amazonia, Nuestra Señora de la Amazonia. Es una devoción que ha surgido en las comunidades indígenas”. “Han tallado en madera la imagen de la Virgen que está encinta. Es la Virgen, y la hemos llamado la Virgen de la Amazonia”. Además asegura que para la cultura indígena, esta imagen no sólo les recuerda a la Madre de Jesús, sino también a Dios.
No obstante las explicaciones brindadas por el sacerdote, no son pocas las personas que se encuentran con un grave problema de conciencia frente a la presencia de esta imagen y de algunos ritos indígenas al interno de un Templo Católico. No se trata solamente de europeos que naturalmente son lejanos a la cultura nativa americana, sino también de conocedores de los rituales precolombinos que argumentan que esta escultura representa a la “Pachamama” o “Madre Tierra” adorada como una diosa incaica de la fertilidad agrícola y ganadera. Otros temen que se trate de un modo de continuar adorando una divinidad pagana oculta bajo el nombre de una advocación mariana como ocurre con los cultos de umbanda o yoruba existentes ya en América.
Estas cuestiones parecen haber golpeado fuertemente en la conciencia de algunos fieles que en pos de restar fieles a la Verdad transgredieron los límites impuestos por el derecho a la propiedad privada para arrojar al río algunas de las imágenes expuestas en altares de la Iglesia de los Carmelitas muy cercana a la Plaza de San Pedro.
Respecto a esta situación, Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicaciones, sostuvo durante el Briefing del Sínodo “Ya hemos repetido varias veces aquí, que esas estatuas representaban la vida, la fertilidad, la madre tierra. Me parece que este es un gesto, que contradice el espíritu de diálogo que siempre debe animar a todos. No sé qué más añadir al respecto, a parte de que fue un robo y que la actitud se explica con los mismos hechos”; a lo que el Padre Giacomo Costa, S.J., Secretario de la Comisión para la Información, agregó “también se quiere siempre poner de nuevo la atención sobre una cosa que no valía la pena de subrayar tantas veces, era una estatua junto a un papagallo, a una botella de agua y otras cosas que representaban la vida del Amazona.”
Ya durante el Briefing del 16 de octubre, una periodista que dijo haber entrevistado previamente a un líder indígena quien afirmó la naturaleza pagana de la imagen y de los rituales, preguntó al respecto, la respuesta estuvo a cargo de Paolo Ruffini quien sostuvo, “creo que se trata de una estatua que banalmente o fundamentalmente representase la vida y basta”; el P. Giacomo Costa continuo, “pienso que no es nada sagrado, es una indígena encinta que representa la vida”; posteriormente Ruffini negó que alguien haya dicho que sea la Virgen Maria y el P. Costas reafirmó diciendo “No es la Virgen Maria.”