ES HASTA AHORA LA PROMESA más difícil de cumplir para Donald Trump: derogar el Acta de Salud Asequible, mejor conocida como Obamacare, y sustituirla con otra ley que reforme el abatido sistema de planes de salud en el país.
El problema es que el Senado, de mayoría republicana, no logra ponerse de acuerdo en cuanto a una propuesta que ofrezca cobertura apropiada a la población y mantenga los costos bajos. El proyecto de ley más reciente hubiese dejado a unos 22 millones de ciudadanos sin acceso a seguro médico en una década, según un estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés).
El presidente Trump ha aumentado la presión a los senadores republicanos para que por lo menos aprueben revocar el Obamacare, pero la más reciente versión de la ley de salud republicana colapsó en las votaciones de Senado.
“Durante siete años le prometieron al pueblo estadounidense que revocarían Obamacare. Las personas están necesitadas. No hacer nada no es una opción, y francamente no creo que deban salir de la ciudad a menos que tengamos un plan de seguro de salud”, declaró el presidente ante la prensa, refiriéndose a las vacaciones de agosto de los congresistas, que hoy por hoy están divididos en cuanto a cómo reformar el sistema actual.
El último de los intentos, rechazado por 54 senadores y apoyado por solo 45, tenía como finalidad eliminar Obamacare sin reemplazarlo de inmediato, posponiendo su revocación por dos años, lo que le hubiera dado tiempo a los republicanos para redactar una versión que contara con el consenso que no tienen.
El factor John McCain
Fue un héroe de guerra y candidato a la presidencia del país. Hoy, a sus 80 años y afectado por un agresivo cáncer en el cerebro, el senador por Arizona, John McCain, se montó en tribuna para dirigirse a sus colegas. “Hemos estado perdiendo el tiempo en asuntos importantes porque insistimos en querer ganar sin buscar la ayuda del que está al otro lado del pasillo. No estamos logrando nada, queridos colegas, no estamos logrando nada”, dijo McCain ante un Senado enmudecido y estancado en el proyecto de ley de salud.
“Yo mismo he dejado a veces que la pasión gobierne mi razón. No creo que ninguno se sienta orgulloso de nuestra incapacidad. Dedicarse a impedir que tus oponentes políticos cumplan sus metas, no es el trabajo más inspirador. La mayor satisfacción es respetar nuestras diferencias pero sin impedir los acuerdos”, afirmó.
Hasta hoy, McCain ha sido el mayor detractor de Trump entre los republicanos y ha rechazado vehementemente su propuesta para liquidar el Obamacare. “Voto a favor de la moción para permitir que el debate se abra y se presenten enmiendas. Pero no apoyaré esta ley como está hoy”, declaró McCain ante el Senado.
Sus palabras dan pie a largas semanas de debates y negociaciones en las que está en juego la cobertura de salud de millones de constituyentes republicanos y demócratas que no están dispuestos a perder sus beneficios de Medicaid y Medicare.
El factor ruso
Con más leña para otro fuego político en Washington, la Cámara de Representantes del país aprobó un proyecto de ley que amplía sanciones contra Rusia y que limita las acciones del presidente en política exterior impidiéndole levantar estas medidas sin el consentimiento del Congreso, según reportes de Prensa Asociada.
Los legisladores argumentaron que la aprobación de la propuesta se debe a los operativos de desinformación y espionaje atribuidos al Kremlin durante la campaña electoral del año pasado, a la violenta anexión de Crimea como posesión rusa y su intrusión en Ucrania, según el reporte.
A mediados de agosto, la medida pasa a la Cámara del Senado para su aprobación final. La Casa Blanca se ha negado a confirmar hasta ahora si Trump firmará o vetará la medida.
Con este proyecto de ley, los legisladores envían un mensaje al presidente ruso Vladimir Putin del precio a pagar por lo que el ex director de la CIA, John Brennan calificó ante la prensa como “la fatídica decisión del presidente ruso de usar datos robados de computadoras americanas para apoyar la candidatura de Trump”.
El anuncio llega en medio del escándalo sobre posibles vínculos y reuniones entre el círculo íntimo de Trump con varios oficiales rusos durante su campaña electoral, en el que están involucrados Donald Trump, Jr., el yerno y ahora asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, y el ex jefe de la campaña de Trump, Paul Manafort, entre otros.
El voto se da como una muestra de que los legisladores están dispuestos a jugar el jaque mate en sus investigaciones sobre el papel de Rusia y su posible colusión en la campaña política republicana.