En la escuela de Brooklyn, a un muchacho que llevaba la camiseta con la Virgen de Guadalupe le dice su compañero: “Mejor que dejes a la Virgen y estudies la Biblia”. A lo que el joven le respondió: “En la Biblia encuentro las huellas de María”.
¿Es verdad?, ¿qué significa las huellas de María? Un buen detective puede intentar descubrir si las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento hacen referencia a la Virgen. En otras palabras, se trata de comprobar que un mejor conocimiento de la Biblia nos llevaría a Nuestra Señora. Solo vamos a considerar tres pasajes del antiguo testamento.
Primera huella. En medio de truenos y relámpagos en lo alto del monte Sinaí, Moisés recibió las tablas de la Ley, como ratificación de la alianza. Por ella Israel sería “especial propiedad, reino de sacerdotes y un pueblo santo”. Con una condición, si el pueblo la aprueba. Preguntados los dirigentes de Israel, la respuesta fue unánime: “Nosotros haremos todo lo que el Señor ha dicho”. Por tanto, era un “sí” clamoroso a la oferta del Altísimo. A lo largo de su historia, Israel pueblo elegido fue respondiendo afirmativamente a Dios: “Serviremos al Señor”. “Haremos lo que nos dices”.
Aplicación mariana. María también da un “sí” rotundo en la Anunciación, como lo dio Israel en el Sinaí. Ella contesta afirmativamente a la propuesta del ángel Gabriel: “Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Como se ve, el “sí” de la Virgen tiene mucha semejanza con la ratificación de la primitiva alianza estipulada en el Sinaí. Ésta es la primera huella de María en la Biblia.
Segunda huella. En el Exodo el Señor dio esta orden: “Me harán un santuario y habitaré en medio de ellos”. Entonces los israelitas levantaron la “tienda de la reunión” y dentro de ella pusieron el arca de la alianza, donde se guardaban las Tablas de la Ley. “La nube cubrió la tienda de la reunión, y la gloria del Señor llenó el tabernáculo”. La nube era la señal de la “presencia” del Señor. Los dos temas, nube y arca, tienen resonancia en el texto del evangelio. Lucas textualmente dice: “la nube del Espíritu vendrá a posarse sobre María, y su seno se llenará de la presencia del Hijo de Dios”. María es el Arca, la “matriz” donde estuvo depositado el Salvador. Su prima Isabel, muy consciente, al verla exclama: “¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí?”.
Tercera huella. Tres profetas utilizan la misma expresión jubilosa. “Canta, gozosa, oh hija de Sión” (Zacarías); “Grita de gozo, oh hija de Sión” (Sofonías); “Salta de júbilo y regocíjate” (Joel). El motivo de tanto alborozo es que su Dios habita en medio de Jerusalén; por eso no ha de tener miedo: el Señor es su rey y su salvador.
Aplicación mariana. Las palabras exultantes del ángel Gabriel a María son un eco claro del mensaje de los profetas. En efecto, también a María le invita a regocijarse: “Alégrate, llena de gracia. No temas, ya que el Hijo de Dios pondrá su morada en ti, haciendo de su seno como un nuevo templo. La exclamación gozosa del ángel es, sin duda, una huella más sobre María. ¿Te gustaría repasar estas huellas de la Virgen escritas en el Antiguo Testamento?