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‘Llenando estómagos y alimentando almas’ en Brooklyn durante 20 años

CROWN HEIGHTS – Buena gente y buena comida.

Eso es lo que un transeúnte encontrará el tercer sábado de cada mes frente al refugio para hombres Bedford-Atlantic Armory en Bedford Avenue, Crown Heights, donde Mirlande Noel y su familia, junto con algunos voluntarios, preparan mesas para alimentar a las personas sin hogar, les proporcionan ropa y ofrecen consuelo.

“Sabes, no solo les damos comida y ropa”, dijo Noel. “Alimentamos sus almas; ellos abren sus corazones y nosotros los escuchamos. Son nuestros hermanos y hermanas”.

Para Noel, la caridad se remonta a una generación atrás. Durante su infancia en Haití, ayudó a su madre a hacer lo mismo.

“Crecí ayudando a mi madre a alimentar a las personas menos afortunadas en Haití”, dijo Noel. “Solíamos cocinar la comida frente a las iglesias católicas, y las alimentábamos allí mismo”.

La madre de Noel se mudó a Nueva York cuando Noel aún era una niña, para trabajar y brindarle una mejor vida a sus dos hijos, Mirlande y Monclas. Un par de años después, Mirlande recibió su tarjeta de residencia. Visitaba a su madre en los Estados Unidos durante sus vacaciones de verano y asistía a la escuela en Haití el resto del año.

En 1999, Mirlande decidió quedarse indefinidamente en los Estados Unidos, así que se mudó a Long Island, donde aún vive. Durante sus primeros meses de estadía, sintió un llamado a ayudar a los más vulnerables; una lección que su madre le había inculcado, pero fue un año después cuando encontró su misión en particular.

“Una vez, cuando pasaba por Bedford Avenue, entre las calles Pacific y Atlantic en Brooklyn, vi un refugio”, recordó Noel. “Me di cuenta de que era mi oportunidad de ayudar a mis hermanos y hermanas, así que hablé con los oficiales de policía en turno y les pregunté si podía traer comida en cualquier momento”.

Desde entonces, Mirlande ha tenido una rutina: se queda despierta hasta altas horas de la noche para cocinar grandes cantidades de comida el día antes de dirigirse a las afueras del refugio Bedford-Atlantic Armory Men’s Shelter y alimenta a cientos de personas sin hogar.

“Es una mujer valiente”, dijo Monclas Noel, el hermano menor de Mirlande. ‘‘Al principio, ella solía hacerlo todo sola. Cocinaba sola, traía la comida, las mesas, y se paraba en esa esquina para esperar a que la gente saliera a comer”.

Durante muchos años, Mirlande no tuvo un día específico para encontrarse con sus “hermanos y hermanas”, como ella los llama; lo hacía cuando sentía el deseo de hacerlo. Pero eso cambió cuando Monclas decidió unirse a su iniciativa en 2016. Él le propuso establecer un día fijo de apoyo y hacerlo público en las redes sociales para que más personas pudieran ayudarla financieramente y ser voluntarias.

Su idea ganó fuerza, y la familia, amigos y vecinos de Mirlande acordaron reunirse el tercer sábado de cada mes a las 10 a.m. para servir a las personas sin hogar.

Están cumpliendo una necesidad creciente. Según un informe del Institute for Children, Poverty & Homelessness, una organización de investigación sin fines de lucro, casi 12,700 familias con 10,750 niños menores de 5 años vivían en refugios en la ciudad de Nueva York a fines de 2018, un aumento del 55 por ciento desde 2011.

El 21 de septiembre, Mirlande y su familia volvieron a conducir desde Long Island a Crown Heights para encontrarse fuera del refugio. Después de colocar las mesas, levantaron una oración al cielo, pidiendo ”la presencia más importante: Dios”.

Los participantes expresaron alegría y gratitud. La mayoría de ellos han conocido a Mirlande y su familia desde hace años y continuaban diciendo “gracias y bendiciones”. Algunos se quedaron hasta el final para compartir algunas palabras de esperanza y tomaron comida extra para más tarde.

Junto a Mirlande estaban sus dos hijos, Serge Nicolas, de 18 años, y John Aiden, de 8. Mirlande los está criando de la misma manera que fue criada por su madre.

“El Señor ha hecho tantos milagros en mi vida que ni siquiera puedo decirlo, así que para mí, esta es una forma de sentirme agradecida y de devolverle a Dios a través de sus hijos”, dijo Mirlande.

Hoy, Mirlade termina de construir un refugio en Haití para alimentar y ayudar a las personas sin hogar de su país. “Día a día, paso a paso, mi misión toma una mejor forma en el nombre de Jesús. Todo lo que estamos esperando es poner el piso para que podamos abrir puertas”, dijo.

Su madre falleció en noviembre del 2018, dejándole un legado que la acompañará por siempre: la fe y la caridad. La madre de Mirlande le enseñó a una persona común a hacer cosas extraordinarias.

(Foto de la primera etapa de construcción del refugio de Mirlande en Haiti, 2018)