El pasado 8 de enero, el presidente Donald Trump anunció el fin del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) a cerca de 200 mil ciudadanos salvadoreños que viven en Estados Unidos, algo que ya había sucedido con inmigrantes de Nicaragua y de Haití.
Nuestra Voz habló con el padre Carlos Quijano, salvadoreño y párroco de Santísimo Sacramento en Jackson Heights.
Nuestra Voz: ¿Qué piensa de la cancelación del TPS a los ciudadanos salvadoreños por parte del gobierno del presidente Trump?
Padre Carlos Quijano: Creo que fue una decisión muy negativa para la comunidad salvadoreña en Estados Unidos, una comunidad que tiene raíces muy profundas en la manera de vivir de Estados Unidos, en la cultura americana. No solamente afecta a millares de personas que han vivido en este país por más de 20 años, sino que crea una gran incertidumbre para el futuro de El Salvador.
NV: ¿Cuáles son los temores para los salvadoreños después de esta decisión?
PCQ: El temor y la incertidumbre son grandes porque El Salvador es un país que en lugar de resolver los conflictos, las divisiones, la pobreza secular o la violencia, ha acrecentado los niveles de inseguridad y de pobreza. El país no puede, de ninguna manera, darse el lujo de recibir y de acomodar o de integrar a más de 200 mil personas que se han beneficiado del TPS.
Estamos hablando de un influjo que va cerca del millón de salvadoreños que reciben ayudas o remesas de las personas que viven y trabajan aquí en Estados Unidos, estamos hablando también de familias que ya tienen hijos nacidos aquí y que el único país que han conocido es Estados Unidos y que se enfrentan ahora a la incertidumbre de separar familias, de ver cómo se tendrán que regresar los padres y los hijos tener que quedarse.
NV: El presidente Donald Trump insultó a algunos países, incluido El Salvador, ¿qué opinión tiene usted al respecto?
PCQ: Me ofendió pero al mismo tiempo me dio pena y lástima que un hombre investido de tanto poder no dignifique su puesto, su función y se olvide que representa a todos los americanos, a toda la gente de buena voluntad que ha venido a este país y ha hecho de esta nación su patria.
En Nueva York y sobre todo en Queens, en el barrio donde vivo usted camina unos bloques y está en Bangladesh, India, África, América Latina… con todo su caldo de diferentes países y sabores, entonces tratar de insultar a un grupo de naciones y rebajarlas en su dignidad —no solamente de hijos e hijas de Dios, sino también en su calidad humana—, esto simplemente denigra la función del presidente, pero también es una tristeza porque de alguna manera refleja los valores que él lleva como persona, ya no solo como primer mandatario de este país, la mayor democracia del mundo.
NV: ¿Qué puede decirnos de las personas salvadoreñas y haitianas?
PCQ: Los salvadoreños tienen una extraordinaria capacidad de trabajo, son los mejores artesanos del mundo, son personas laboriosas, que nunca se sienten derrotados, sino que echan para adelante en medio de todas las limitaciones del terreno, de la historia, de la violencia y que se han abierto camino. Yo tengo compañeros y amigos sacerdotes jesuitas y diocesanos haitianos que son personas extraordinarias, hay muchos haitianos que trabajan de sol a sol en los hoteles, en la construcción, en los servicios, como sicólogos, son personas que fácilmente hablan tres idiomas, personas políglotas, con una gran capacidad de trabajo y perseverancia y sobre todo un amor a la familia.
Mi experiencia en Crown Heights donde pasé diez años y la comunidad era mayoritariamente haitiana, puedo decir que son personas con una gran devoción y un gran deseo de superarse, muchos de ellos se han educado en Francia, hablan de literatura, de cultura, usted no puede generalizar y decir que venimos de países de… porque retrata a la persona que lo dice.
NV: ¿Qué deben hacer los salvadoreños ahora?
PCQ: La mejor decisión que tiene que hacer la comunidad latina e inmigrante de este país es ejercer el derecho al voto. ¿Cómo? Haciéndose ciudadanos. En mi parroquia siempre he instado a las personas a hacerse ciudadanos porque la Green Card no les da todos los privilegios o derechos para participar de la vida política en este país, incluso para entrar y salir cuando quieren y están sujetos ahora a la arbitrariedad y al abuso de cualquier oficial consular o cualquier representante u oficial de inmigración de los aeropuertos o puertos de entrada a este país que le pueden, simplemente, cancelar su residencia permanente, por eso les digo que se hagan ciudadanos.