CON ANTORCHAS EN MANO y gritando “los judíos no nos reemplazarán” y sangre y suelo”, decenas de neonazis y supremacistas blancos marcharon el pasado 11 de agosto por las calles de Charlottesville, Virginia, enfrentándose a otro grupo diverso de manifestantes antifascistas.
El resultado fue trágico: una mujer fue mortalmente atropellada por un neonazi que arremetió contra las multitudes dejando más de una decena de heridos. Simultáneamente, corría la sangre y se multiplicaban los heridos entre los dos bandos que con palos y puños marcaban sus diferencias. Acto seguido, el presidente Trump culpó a ambos lados por la violencia pero omitió recriminación alguna contra los supremacistas blancos y su mensaje de odio. Las viejas heridas raciales aún abiertas en el país volvieron a sangrar.
“Señor presidente: Hay que llamar a la maldad por su nombre. Estos eran supremacistas blancos y esto fue terrorismo”, tuiteó el senador republicano de Colorado Cory Gardner, luego de escuchar las palabras del presidente.
“Es muy importante para el país que el presidente describa los eventos en Charlottesville como lo que son: un ataque terrorista de supremacistas blancos”, tuiteó también el senador republicano por Florida Marco Rubio. “No voy a escatimar palabras. Atribuyo gran parte de la culpa de lo que está pasando hoy en día en el país a la Casa Blanca y al entorno del presidente”, dijo el alcalde demócrata de Charlottesville, Michael Signer. La tormenta empeoró cuando uno de los órganos informativos del frente neonazi elogió al presidente por sus palabras. “Los comentarios del presidente fueron buenos, no nos atacó, sólo dijo que el país debe estar unido, no dijo nada específico en contra de nosotros”, señalaba el comunicado en el portal del Daily Stormer, de los supremacistas blancos.
Tras dos días de críticas, Trump finalmente condenó al Ku Klux Klan (KKK), los neonazis, los supremacistas blancos y “otros grupos de odio”. “El racismo es el mal. Y aquellos que causan violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo el KKK, los neonazis, los supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes para todo lo que valoramos como estadounidenses”, dijo en una declaración televisada desde la Casa Blanca. “A todos los que actuaron criminalmente en la violencia racista de este fin de semana, rendirán cuentas completamente. Se hará justicia”, recalcó.
Pero el daño ya estaba hecho. Se han multiplicado las manifestaciones contra los monumentos los héroes de la Confederación.