Tijuana, México —. Tan solo ocho mujeres y niños integrantes de la caravana de refugiados centroamericanos que llegaron la semana pasada a la frontera entre México y Estados Unidos lograron ingresar a suelo estadounidense y solicitar asilo, según informes de la agencia de noticias Reuters.
El minúsculo grupo del llamado ‘viacrucis’ de migrantes entró por el paso fronterizo de San Ysidro por orden de un oficial de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, según un testigo que habló ante la prensa congregada en los predios de la entrada fronteriza.
El resto, unos 300 refugiados, quedaron varados en una plaza pública de la ciudad fronteriza de Tijuana, en unan especie de limbo luego de que autoridades estadounidenses de aduana anunciaran que no podrían atender todas las solicitudes de asilo porque carecían de espacio suficiente para retenerlos.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, quien estuvo de visita en ese sector de la frontera dijo ante la prensa que los pedidos de asilo serían procesados de acuerdo a la ley estadounidense.
La caravana, que inició en Semana Santa en Tapachula, en el sur de México, estaba conformada en su principio por unos 2,000 migrantes de Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.
A la zona fronteriza solamente llegaron unos 300, de los cuales entre 150 y 200 solicitarán asilo. Todos aseguran haber sufrido amenazas de pandillas, violaciones, asesinatos de familiares o persecución política, por lo cual buscan ser albergados como refugiados en Estados Unidos.
“Muchos de ellos tienen familiares que fueron asesinados a manos de los maras, o los maras quieren reclutar a sus hijos, otras mamás son víctimas de violencia doméstica, y son elegibles para un asilo especial”, aseguró el abogado Alex Gálvez, quien estaa ofreciendo sus servicios como voluntario para dar asesorías a los migrantes.
Gálvez puntualizó que los migrantes están ejerciendo un derecho y que temen regresar a sus países, porque para ellos, podría significar la muerte.