A todo vapor se redoblan los esfuerzos en varios laboratorios de Latinoamérica, donde cientos de científicos trabajan día y noche en los proyectos de vacuna contra el coronavirus más importantes del mundo, según varios reportes de revistas médicas.
En Argentina y México, se labora en conjunto el proyecto de vacuna de la farmacéutica AstraZeneca y la Universidad de Oxford, con la colaboración de otros cuatro países de la región, que ha sido severamente castigada por el mortal virus.
“Es realmente algo excepcional que nos va a ayudar mucho a que se mantengan la esperanza a que se acabe la incertidumbre y tenga la posibilidad de una vida sana”, anunció en conferencia de prensa el presidente de México, Manuel López Obrador. López Obrador dijo que es “una muy buena noticia para el pueblo de México, que significa tranquilidad y salud”.
Según lo anunciado, luego de aprobarse la vacuna que se encuentra en la fase más avanzada del proceso, se buscará producir y distribuir la vacuna para todos los países de América Latina, excepto Brasil, que ya tiene su propio acuerdo con farmacéuticas de Rusia.
Argentina, según su presidente Alberto Fernández, tendrá a cargo la producción en el laboratorio mAbxience, mientras que México se hará responsable del envasado y la distribución masiva de la vacuna.
Pero la posibilidad única de esta vacuna no es suficiente para la comunidad científica de América Latina. Hay decenas de otros laboratorios trabajando con otros proyectos locales, que, aunque no se encuentran en etapas avanzadas, marcan el camino de la posibilidad de otras opciones. En total, se calcula que existen 160 proyectos de vacunas a nivel mundial.
“La posibilidad de tener una vacuna nacional da mucha seguridad al poseer un biológico para proteger a la población”, dijo a la agencia EFE, Edda Sciutto, una de las investigadoras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que realiza su propio proyecto.
En Argentina, Jorge Geffner, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), también dijo que están desarrollando una vacuna con la Universidad Nacional San Martín (UNSM). “Si no lo hacemos, inevitablemente vamos a mantener una dependencia estricta con los países desarrollados y desde la perspectiva de una nación, eso es muy pobre”.
Hasta el cierre de esta edición, a nivel mundial solo seis vacunas se ubicaban en la fase tres, que es la más avanzada, e implica la experimentación en grandes grupos de personas: AstraZeneca-Oxford, Sinovac, Sinopharm-Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, Sinopharm-Instituto de Productos de Pekín, Moderna-NIAID y BioNTech- Fosun Pharma-Pfizer.
Por su parte, Rusia asegura haber aprobado su vacuna sin ofrecer las pruebas correspondientes de las diferentes fases a la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni ninguna otra entidad internacional.
Las autoridades rusas anunciaron que producirán sus vacunas en Cuba y Brasil, pero aún no se corrobora su efectividad o riesgos con otros estudios. Es por esto que numerosos científicos del mundo prefieren que cada país cuente con su investigación y su vacuna, según advierte Juan Pedro Laclette de la UNAM.
“Se está dando una competencia despiadada, porque hay objetivos comerciales muy importantes. La producción de cientos de miles de vacunas tiene en la mira ganancias económicas considerables”, puntualiza.
Por esa razón, “aunque hay muchas vacunas en marcha y algunas de ellas muy avanzadas, aún no conocemos la efectividad y ese es el gran desafío, pues se requiere vacunar a decenas de miles de personas y eso toma tiempo”, concluyó la investigadora Edda Sciutto.