CIUDAD DE MÉXICO (Por David Agren/CNS) — El nuncio apostólico en México instó a los obispos del país a que “miren la realidad en que vivimos” ya que la población no católica del país aumenta y los mexicanos se identifican cada vez más como no religiosos.
En su discurso del 12 de abril en la apertura de la 110 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana, el arzobispo Franco Coppola también dijo a la audiencia virtual que se replantearan sus enfoques pastorales, ya que menos personas participan en la vida parroquial y no se casan por la iglesia.
“La disminución de la población católica en esta tierra guadalupana, es sumamente preocupante”, manifestó el arzobispo Coppola. “Estamos constatando ahora con mayor claridad cuánto, en los últimos decenios, la formación en la fe no ha logrado —como tal vez pensamos o hubiésemos querido— penetrar a fondo en los bautizados”.
“No es una de las cien ovejas las que hemos perdido… ¡es una cuarta parte de las ovejas!”, dijo el nuncio.
“Hay que reconocer que, si bien el Evangelio y nuestro Señor Jesucristo seguirán siendo siempre atractivos, es evidente que nuestros métodos tradicionales hoy no funcionan, ni pueden funcionar en prácticamente ninguna de las áreas de la evangelización”.
El censo más reciente de México en 2020, evidenció que la población católica se redujo en 5 puntos porcentuales al 77.7 por ciento de la población.
Observadores ven este descenso como parte de una tendencia de alejamiento de la iglesia en toda América Latina —aunque en parte del norte de algunos estados del occidente, como Zacatecas y Guanajuato, más del 90 por ciento de la población aún profesa el catolicismo. Esta cifra se reduce al 54 por ciento en el estado de Chiapas, de mayoría indígena, donde las congregaciones evangélicas han ganado terreno.
El censo, que se realiza cada 10 años, ha causado cierto malestar entre los obispos mexicanos, quienes han expresado su preocupación por la forma en que se formulan las preguntas sobre religión. Sin embargo, ellos se han referido a los datos del censo —que muestran que el porcentaje de la población mexicana que profesa el catolicismo es más alto que el de la mayoría de los países latinoamericanos— cuando se enfrentan a las críticas.
El arzobispo Coppola, sin embargo, habló de varias tendencias preocupantes, incluyendo el alejamiento de la gente de todas las formas de fe. El censo de 2020 mostró que el número de personas que se identifican como no religiosas casi se duplicó hasta alcanzar el 8.1 por ciento de la población, mientras que otro 2.5 por ciento se considera religiosa, pero sin profesar la confesión. Los protestantes y evangélicos pasaron del 7.5 por ciento de la población en 2010 al 11.2 por ciento en 2020.
“De 2010 a 2020, la disminución de la población católica ha beneficiado más a los ateos que a los protestantes”, señaló el arzobispo Coppola.
Los jóvenes, dijo, también están abandonando la iglesia y no celebran el sacramento del matrimonio. Los matrimonios religiosos pasaron de 431,000 en 1998 a 229,000 en 2018, dijo el nuncio.
“La mitad de los mexicanos son menores de 30 años. Somos un país joven; sin embargo, no podemos decir que la mitad de los que participan en nuestras asambleas litúrgicas son jóvenes menores de 30 años”, expresó el arzobispo Coppola.
“No cabe duda de que nuestras familias, nuestras parroquias, nuestras organizaciones podrían ser hoy atractivas para los jóvenes, y para los hombres y mujeres de nuestro tiempo”, continuó.
Un éxito parcial de los últimos años, dijo el arzobispo Coppola, fue el de las vocaciones. El número de sacerdotes diocesanos ha aumentado, aunque (en promedio) “la edad de nuestros sacerdotes sigue subiendo”. El número de religiosos consagrados, sin embargo, ha descendido un 60 por ciento en los últimos 20 años.