Este 11 de julio monseñor Raymond Chappetto celebra su cuarto aniversario de su ordenación episcopal. “Cuando fui nombrado como obispo auxiliar estaba conmocionado, se lo comenté a mi familia una semana después de recibir la noticia porque no lo podía hacer antes”, cuenta monseñor Chappetto.
Monseñor Raymond Chappetto, obispo auxiliar de Brooklyn, nació en Astoria, Queens, el 20 de agosto de 1945, en una familia católica. Sus padres supieron transmitir la fe a sus cinco hijos. “Mis padres fueron un ejemplo de buenos católicos, muy devotos de su fe. Fuimos a la escuela católica de Nuestra Señora del Monte Carmelo, que era nuestra parroquia”, cuenta monseñor Chappetto.
Después de ocho años allí, ingresó al Seminario Menor de Cathedral Prep, en Brooklyn, donde estudió por seis años. Luego ingresó al Seminario de Nuestra Señora de los Ángeles, en Albany. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de mayo de 1971.
“Desde pequeño los sacerdotes de mi parroquia fueron un modelo y ejemplo para mí, cuando fui creciendo quería hacer algo para ayudar a las personas, por eso pensé en la posibilidad del sacerdocio. Esto me ha permitido ayudar a los enfermos en los hospitales, a los más necesitados y a los pobres”, responde monseñor Chappetto al preguntarle por qué se hizo sacerdote.
“Mis padres fueron un gran apoyo, ellos sabían que yo iba a ser feliz y eso los hacía feliz a ellos”, dice monseñor Chappetto. El párroco de San
Kevin recuerda su primera misa como sacerdote en la parroquia de Nuestra Señora del Monte Carmelo en Astoria, un día después de su ordenación, como un momento maravilloso. “Mis padres estaban allí, al igual que mis hermanos, mi familia. Fue un momento espectacular en mi vida, después de tantos años de estudio estaba haciendo lo que quería: ser sacerdote. Ese momento fue la confirmación de que eso era lo que Dios quería para mí. Le di muchas gracias a Dios, porque el sacerdocio es un regalo”.
Su primera asignación fue en la parroquia de St. Camillus en Far Rockaway, desde 1971 hasta 1975; después estuvo un año en San Pío V, en Jamaica, donde sirvió por primera como sacerdote en una comunidad multicultural. De 1976 a 1981 estuvo en la parroquia la Encarnación, en Queens Village; luego en Santa Helena, en Howard Beach, desde 1981 a 1983. En 1989 fue nombrado párroco de Nuestra Señora de los Milagros, en Canarsie, y estuvo allí hasta 1995.
En 1995 fue nombrado por monseñor Thomas Daily, entonces obispo de Brooklyn, como vicario episcopal para el Oeste de Brooklyn, un territorio donde hay 62 parroquias. Este cargo lo desempeñó hasta 1999.
En 1999 llegó a Nuestra Señora de las Nieves, en Floral Park, como párroco. Allí supervisó la construcción del nuevo templo. En 2008 fue nombrado Párroco del Año por la Asociación Nacional de Educación Católica.
En abril de 2012 llegó a su actual parroquia, San Kevin, y un mes después, el 2 de mayo fue nombrado obispo auxiliar de la Diócesis de Brooklyn.
Monseñor Chappetto guarda un vivo recuerdo del momento en que recibió la noticia de que había sido nombrado obispo auxiliar. “Fue un momento muy emotivo, se me salieron algunas lágrimas. Pensé en mis padres, en mi familia. Le agradecí mucho a Dios por este nombramiento y al mismo tiempo sentía algo de miedo. Además de darle gracias a Dios, agradecí también al papa Benedicto XVI y a monseñor Nicholas DiMarzio por la confianza que tuvieron en mí y le prometí a Dios dar lo mejor”, recuerda.
En septiembre de 2013 monseñor Nicholas DiMarzio lo nombró vicario general de la Diócesis de Brooklyn. “Este trabajo significa que debo estar disponible para lo que monseñor DiMarzio necesite, él me dice cuáles son las prioridades y qué debo hacer yo. También lo represento en los eventos o celebraciones que no pueda asistir, entre otras funciones”.
En sus ratos libres, monseñor Chappetto disfruta compartir con sus amigos sacerdotes, caminar y leer. “Me gusta leer libros de deportes”, dice. Al preguntarle qué libro de deportes recomendaría, inmediatamente contestó: “Cualquiera que hable de los Dodgers de Brooklyn o de los Mets de Nueva York. A mí me gustaban los Dodgers, pero cuando se mudaron a Los Ángeles, comencé a ser fan de los Mets y disfruto mucho ir al Citi Field, el estadio de los Mets, también me gusta ir a ver los juegos de baloncesto en el Madison Square Garden”.
“Me siento extremadamente feliz de ser sacerdote y de ser obispo auxiliar y de servir a las personas. Hay que recordar que somos el puente entre Dios y la comunidad, acercarlos a ellos a Dios”, explica monseñor Chappetto.
“Amo cada día de mi sacerdocio, el entusiasmo que trae cada día e incluso los desafíos que enfrento a diario. Cada día que me despierto es una nueva aventura, nunca he tenido un día aburrido en mi vida, nunca me he despertado sin tener nada que hacer. El sacerdocio no es un trabajo, es un ministerio que disfruto y que me hace feliz”, concluye monseñor Chappetto.