Noticias

Laicos deben investigar a obispos, propone Mons. Scharfenberger

ALBANY, Nueva York—. Que sean líderes laicos quienes dirijan una comisión nacional que investigue la participación de la jerarquía católica en el encubrimiento del abuso sexual cometido por sacerdotes y religiosos en Estados Unidos es la propuesta de Mons. Edward B. Scharfenberger, obispo de la diócesis de Albany, Nueva York.

En un comunicado emitido este 6 de agosto, Mons. Scharfenberger dice estar de acuerdo con la creación de un panel nacional que sea formalmente aprobado por la Santa Sede, “pero hemos llegado a un punto en el que unos obispos investiguen a otros no es suficiente. Para que tenga credibilidad, esa comisión debe de estar separada de cualquier fuente de poder cuya confiabilidad pueda verse comprometida”.

Como dice el refrán, para resolver las crisis hay que tomar medidas poco convencionales. Y esa es la ficha que ha lanzado el obispo de Albany. Una tan radical que pudiera ser un primer paso clave para el empoderamiento del laicado estadounidense.

Mons. Edward B. Scharfenberger durante una homilía en la Basílica Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington. (CNS/Bob Roller)

“Es hora, creo, de que invoquemos los talentos y carismas de nuestros fieles laicos, en virtud de su sacerdocio bautismal. Nuestros laicos no solo están dispuestos a asumir este papel tan necesario, sino que están ansiosos por ayudarnos a hacer reformas duraderas que restablecerán un nivel de confianza que se ha roto una vez más. Al hablar con ellos, todos sentimos su pasión por nuestra Iglesia universal, su devoción al Evangelio de Jesucristo y su hambre de verdad. Por eso son esenciales para la solución que buscamos”, dice en la declaración que recibió Nuestra Voz.

El comunicado de Mons. Scharfenberger completa la propuesta presentada por el cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington, en su Reflexión pastoral “Apoyo episcopal mientras el Papa lleva a cabo una reforma”, publicada el pasado 3 de agosto, en la que el purpurado sugirió la creación de una comisión de obispos para investigar los rumores y acusaciones que pesan sobre varios obispos de haber ocultado o al menos no haber estado suficientemente atentos a estos problemas, creando una cultura de permisibilidad frente a las señales de aberraciones sexual dentro del clero a su cuidado.

Mons. Wuerl, a su vez estaba respondiendo a una invitación presentada por el cardenal Daniel DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston, y presidente de la Conferencia Episcopal Estadounidense, el pasado 1 de agosto, en el que pedía al episcopado presentar propuestas antes de la próxima reunión anual de Noviembre “orientadas a discernir el curso correcto de acción” a tomar por el episcopado estadounidense luego de la crisis del caso McCarrick.

RELACIONADA: El Papa acepta renuncia de McCarrick al Colegio Cardenalicio

Entre las preocupaciones de ambos cardenales está la de diseñar  “un mecanismo más efectivo que garantice una mayor transparencia la ahora de rendir cuentas entre nosotros mismos”.

Por eso en una entrevista exclusiva con National Catholic Report a propósito de su Reflexión pastoral, Mons. Wuerl se pregunta: “¿Tendríamos algún tipo de panel, una junta de obispos … en la que nos encargaríamos nosotros mismos, o se enviaría un número de obispos, para investigar esos rumores?

El cardenal Donald W. Wuerl de Washington, concelebrando misa de Acción de Gracia junto al excardenal Theodore E. McCarrick, en la Basílica de San Pedro en El Vaticano. (CNS/Paul Haring)

La repuesta de Mons. Scharfenberguer le da sin embargo una vuelta de tuerca, sometiendo a los obispos al escrutinio de una comisión de laicos aprobada por la Santa Sede, lo que de cierta forma es una solución brillante para paliar la crisis.

“Lo que se necesita ahora es una comisión independiente dirigida por líderes laicos respetados y fieles, irreprochables, personas cuyo papel en dicho panel no les servirá para beneficiarles económica, política o personalmente. Estas serán personas con un profundo conocimiento de la fe católica, que no persiguen ninguna agenda o venganza secreta. No será fácil, pero valdrá la pena cada onza de esfuerzo, energía y candor que podamos reunir”, continúa el obispo Scharfenberger.

Si bien la carta es optimista, no deja de llamar la atención sobre la gravedad de la situación que enfrenta el episcopado estadounidense.

“Los obispos queremos hacer frente a este desafío, que bien puede ser nuestra última oportunidad teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido. Debemos hacer esto bien. Estoy seguro de que podemos encontrar una forma de mirar fuera de nosotros mismos, poner esto en las manos del Espíritu Santo y confiar en nuestros laicos muy capaces, que nos han acompañado en tiempos difíciles, para que nos ayuden a hacer lo correcto . Necesitamos una investigación, cuyo alcance aún no está definido pero debe definirse, y que debe ser pertinaz, transparente y creíble”, concluye la daclaración.