El martes 8 de diciembre, la Diócesis de Brooklyn alumbró la oscuridad pandémica de este 2020 con 14,000 brillantes luces navideñas y la develación de una escultura en honor a todos los refugiados del mosaico de la historia humana.
Monseñor Nicholas DiMarzio, acompañado por el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, desveló la escultura “Angels Unawares” (Ángeles inesperados), y luego encendió el árbol de 35 pies debajo del icónico Arco de los Soldados y Marineros en la Grand Army Plaza de Brooklyn.
La escultura de 3,8 toneladas (20 pies de largo y 12 pies de alto) es una reproducción del original “Angels Unawares” del artista canadiense Timothy Schmalz. Esa pieza fue bendecida por el papa Francisco para conmemorar la 105 edición de la Jornada Mundial para los Migrantes y Refugiados, en septiembre de 2019, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Mons. DiMarzio, quien ha convertido la defensa de los refugiados e inmigrantes en uno de los caballos de batalla de su episcopado, reflexionó sobre cómo la escultura complementa la historia de Brooklyn y Queens. A la diócesis católica que sirve a esos distritos se le conoce desde hace mucho tiempo como la “Diócesis de los inmigrantes”.
“En verdad, este es un impresionante mosaico de personas”, expresó el obispo DiMarzio sobre los 140 personajes representados en la escultura, incluida la Sagrada Familia: Jesús, María y José.
“Desvelar esta imagen frente a nuestros ojos reconoce de qué se trata”, dijo Mons. DiMarzio. “Es un símbolo de lo que queremos ser, de lo que hemos sido en el pasado y de lo que nos depara el futuro si mantenemos nuestros valores como estadounidenses. Esta ha sido realmente una tierra en la que todos hemos hecho nuestro aporte”.
Mons. DiMarzio añadió que la pandemia del COVID-19 ha sido brutal y trágica, pero los feligreses de la diócesis respondieron con arrojo.
“Creo que este tiempo del coronavirus nos ha acercado más, reconociendo que somos interdependientes unos de otros”, dijo el obispo. “Para muchas cosas dependemos unos de otros, y esto nos ha ayudado, probablemente, a acercarnos más en un momento en el que siempre hay división. Pero la unidad es mucho más importante”.
El alcalde De Blasio estuvo de acuerdo.
“El obispo DiMarzio lo dijo bien”, recalcó el alcalde. “Es muy importante comenzar diciendo esto: todos los que han sido alimentados, todos los que se protegieron cubriendo sus caras, todos los que recibieron ayuda en medio de esta crisis… la diócesis de Brooklyn estuvo ahí para darles una mano”.
“El obispo DiMarzio y toda su gente brindaron un gran consuelo a las personas necesitadas”.
“Miren, solo quiero decirles a todos en esta época navideña, en la ciudad de Nueva York conviven personas de las más diversas creencias, pero nuestras creencias constantemente nos dicen que nos preocupemos los unos por los otros”.
De Blasio elogió la escultura y dijo que estaba conmovido por su historia de fondo.
“Reconoce la bondad que hay en todos nosotros”, dijo. “Los ángeles caminan entre nosotros”.
“Angels Unawares” toma su título del pasaje bíblico de Hebreos 13: 2, donde el apóstol Pablo nos dice: “No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.
El papa Francisco encargó a Schmalz que creara una obra de arte que representara a inmigrantes y refugiados a través de la historia de la humanidad.
Un nacimiento
Durante una entrevista el pasado 7 de diciembre con The Tablet y Currents News, el escultor declaró que esta pieza es un oportuno belén. Explicó que entre los personajes amontonados en un barco de refugiados hay un ángel, con las alas extendidas hacia el cielo, y la Sagrada Familia que se muestra huyendo a Egipto para escapar de la ira del rey Herodes.
Mons. Jamie Gigantiello, quien ayudó a traer el duplicado de la escultura a Brooklyn, notó cómo la alegría del humilde nacimiento de Jesús en un establo contrasta con la posterior huida de la familia a Egipto.
“Ya ves”, dijo Mons. Gigantiello, “a la gente le encanta ver un belén que representa el nacimiento de Jesús con las ovejas y los animales. (Pero) olvidamos que cuando todo termina, la Sagrada Familia también huye”.
“Esta escultura nos recuerda a todos que Jesús, María y José”, añade. “Refugiados, migrantes, como todos nosotros en el barco de la vida, juntos en un mismo viaje”.
Mons. Gigantiello es vicario diocesano para el desarrollo. Después de la ceremonia, su asistente especial, John L. Heyer II, dijo que Schmalz se comunicó con la diócesis para solicitar que el duplicado de la escultura apareciera en Brooklyn durante su gira nacional.
La solicitud se produjo poco después de ser develada la estatua en honor a Santa Madre Cabrini, otra defensora de los inmigrantes, en el barrio de Battery Park City en el Bajo Manhattan.
“El deseo del Sr. Schmalz de que la escultura se colocara en Brooklyn durante su gira nacional estaba directamente relacionado con nuestro reconocimiento internacional como una Diócesis de inmigrantes”, expresó Heyer.
El duplicado de bronce ya ha hecho paradas en San Antonio, South Bend, Indiana y Boston College. Estará en exhibición en Grand Army Plaza hasta el 3 de enero. Luego se instalará permanentemente en la Universidad Católica de América en Washington, D.C.
Mons. Gigantiello agradeció a Heyer y a todos los que ayudaron que el paso de la escultura por Brooklyn fuera posible. Entre ellos nombró a Nick Barone y Barone Steel Fabrications y Mario Macaluso Construction, quienes ayudaron a instalar la enorme obra de arte.
El apoyo financiero provino de la Fundación Católica de Brooklyn y Queens e Hildamarie y Alexander Ladouceur, dijo Mons. Gigantiello.
Agregó que encabezando la lista está Mons. DiMarzio, “quien ha vivido una vida al servicio de los inmigrantes y refugiados”.
“Es muy oportuno”, añadió el obispo, “que esta escultura develada por él aquí esta noche, sea la culminación de más de 50 años de arduo trabajo y acogida al extraño entre nosotros”.