En los años setenta, monseñor Bryan Karvelis era el párroco de la Transfiguración en Williamsburg, Brooklyn. En esa época Williamsburg era uno de los barrios más pobres de Nueva York.
Muchos padres y madres no tenían personas de confianza que les cuidaran a sus hijos cuando ellos se iban a trabajar. La hermana Katherine Margaret Walsh, a quien todos llaman ‘hermana Peggy’, junto a una compañera de su congregación decidió comenzar a cuidar a los hijos de aquellos trabajadores.
Así nació una pequeña guardería que con el pasar de los años se convirtió en “Nuestros Niños Daycare”. Con el paso del tiempo ha sido tanta la demanda —y la buena reputación de la guardería—, que hoy cuenta con tres sedes.
“Nuestros Niños tiene tres locales: en Sur 4 hay 140 niños, el de Sur 2 es para 70, el de Sur 3 recibe 35 y el programa Family Child Care está capacitado para 200”, explica Miriam Cruz, directora ejecutiva de Nuestros Niños Daycare.
Los padres de familia van al trabajo tranquilos sabiendo que sus hijos están en Nuestros Niños. Carmen Kemper deja a su hijo de 2 años en la guardería cada día. “Mi hermana y yo vinimos a este Daycare cuando éramos pequeñas. Estoy feliz, me siento bien, tranquila y relajada. Cuando lo dejo aquí le demuestran mucho amor, todo está muy limpio y organizado”.
Sin embargo, ese panorama podría cambiar. Cientos de familias que dejan a sus hijos al cuidado de Nuestros Niños 1, la sede principal y más antigua, podrían estar muy pronto ante una crisis. “En Sur 4, el contrato de arriendo se venció en enero y la ciudad no había negociado un nuevo lease y nos dijo que el dueño no quería negociar”, explica la Directora Ejecutiva.
¿Por qué la ciudad debe negociar el contrato de arrendamiento con el dueño? Muy sencillo, la guardería pertenece a la ciudad de Nueva York. Si las negociaciones no llegan a un acuerdo, esta sede tendría que buscar otro lugar para prestar sus servicios, lo que dificultaría a los padres de los 140 niños que asisten a la guardería llevarlos a un nuevo lugar probablemente más lejano.
“Estamos aquí hace 40 años y esto afectaría muchísimo a la comunidad, porque si no pueden llevar a sus niños, entonces no pueden trabajar. ¿Cómo van a sostener a sus familias, cómo van a pagar su renta, medicina? Eso afecta a la comunidad”, explica Miriam Cruz.
Según Miriam Cruz, el problema parece ser que el propietario del inmueble piensa que la ciudad está pagando una tarifa demasiado baja.
A las tres sedes de Nuestros Niños asisten pequeños de origen hispano, polaco, alemán, indio, etc. En Nuestros Niños trabajan más de 60 personas. Aunque su horario empieza oficialmente a las 8:00 a.m., comienzan a recibir niños media hora antes para ayudar a los padres que deben ir más temprano a sus trabajos. La jornada termina a las 6:00 p.m. Los niños reciben desayuno, almuerzo y merienda en la guardería.
“Los padres siempre nos muestran su apoyo. Todos nuestros padres han cooperado. Yo he trabajado aquí por muchos años, pero la relación que tenemos con nuestros padres es como una familia”, comenta Geraldine Haywood, directora de Educación de Nuestros Niños 1.
En esta la lucha no solo participan los directivos, trabajadores y padres de Nuestros Niños: ellos han contado con el apoyo del concejal Antonio Reynoso, de la congresista Nydia M. Velázquez y del abogado Martin S. Needelman.
La comunidad y la guardería esperan que el esfuerzo de todos sirvan para mantener Nuestros Niños 1 en la sede que ha tenido por más de 40 años y así seguir ofreciendo sus servicios con tarifas cómodas que varían dependiendo de los ingresos de los padres y del número de personas que viven en sus hogares.