LA IGLESIA DEBE OFRECER alternativas a los jóvenes para que no se unan a pandillas callejeras como la MS-13, explica el nuevo cardenal de El Salvador.
Al mismo tiempo, la Iglesia debe ser sensible a las víctimas de los crímenes cometidos por las pandillas, dice el cardenal Gregorio Rosa Chávez, quien se encontraba realizando una visita pastoral en Long Island hace unos fines de semana, y concedió una breve entrevista con The Tablet y NET-TV durante el primero de sus tres días de su visita a la Diócesis de Rockville Centre.
Los condados de Nassau y Suffolk son el hogar de muchos inmigrantes salvadoreños, algunos de ellos miembros jóvenes de la Mara Salvatrucha. Ciudades como Brentwood han sido plagadas de crímenes cometidos por pandilleros. Tanto el Presidente Donald Trump como el Fiscal General Jeff Sessions han prometido aniquilar el problema.
“En primer lugar, la Iglesia quiere estar cerca de las víctimas, al menos para consolar, escuchar, acompañar”, dice el cardenal Chávez. “Y por otra parte hay que abrir una puerta a los que están cometiendo el crimen. Eso supone abrirnos al diálogo con esas personas”.
“Hay una cosa que es muy clara para nosotros: solo Dios puede cambiar los corazones. Solo el amor convierte a las personas. Es la visión de la Iglesia. Es la visión de Jesús. Entonces la pregunta es cómo hacerlo”, añade.t
El Cardenal dice que la situación comenzó en El Salvador en la década de los 90 y que, al principio, fue estrictamente una pelea entre bandas rivales. Como párroco en el centro de San Salvador, vio a grupos de jóvenes que peleaban por su territorio sin molestar a otras personas; marcando con grafiti los límites de su ierra y pidiendo ayuda de la gente, pero sin mayor violencia.
“Vino un segundo momento cuando comenzaron a mezclarse ya con el tema de las drogas y con el crimen organizado”, recordó el Cardenal. “En esa etapa ellos facilitaban el paso de la droga por el país y recibían como pago droga”.
“Luego vino el tema de la extorsión que se volvió una plaga y aún sigue siendo unan plaga. Este es el proceso que hemos un poco vivido. Es un momento difícil allá o aquí [en Estados Unidos]”, agrega.
Dice que la Iglesia debe hacerse una pregunta: “¿Qué podemos hacer para que los jóvenes que están en eso tengan una oportunidad?” La educación es clave, dice, y destaca las escuelas donde los niños están recibiendo una mejor educación y una mejor oportunidad que sus padres de triunfar en la vida.
El Cardenal reconoce que los miembros de las pandillas “se sienten señalados y estigmatizados, rechazados por la sociedad. Tenemos que hallar la solución”.
Durante la entrevista, el cardenal Rosa Chávez recordó sus inicios como sacerdote cuando trabajó estrechamente con el arzobispo martirizado Oscar Romero, quien fue asesinado por soldados salvadoreños mientras celebraba misa.
“Lo conocí cuando yo era un adolescente y él era sacerdote”, explica el Cardenal. “Luego trabajé con él durante un año completo, y ahí fue cuando nos hicimos amigos. Cuando él llega a ser arzobispo [de San Salvador], fui uno de sus principales colaboradores, como aparece mencionado en su diario. Entonces aprendí mucho de él y supe lo que es sufrir por ser fiel a la Iglesia y ser fiel al pueblo”.
Dice que el difunto arzobispo solía decir que se estaba quedando sin amigos porque decía cosas impopulares en sus homilías.
“Decía: ‘¿Qué voy a hacer? Debo ser fiel a lo que Dios me pide. El precio es alto, pero debo pagar ese precio’. Creo que de él aprendí a ser coherente, aunque fuera al precio de la vida”. Dijo que ha hablado con el papa Francisco sobre el proceso de canonización del arzobispo Romero y que todo marcha bien, aunque no se ha fijado fecha para la santidad oficial.
Recordando a las religiosas norteamericanas —dos de ellas de la Diócesis de Brooklyn— asesinadas en El Salvador en 1980, dice: “El pueblo estadounidense es muy cercano a nosotros. Y el símbolo máximo son estas mujeres que dieron su vida en El Salvador. Esa sangre mezclada con la nuestra es la mejor imagen de dos pueblos hermanos. Yo las conocí a las cuatro, su entrega, su alegría, su humildad, su compromiso. Y son las únicas mujeres que aparecen en la lista oficial de la Iglesia [salvadoreña] como mártires”.
Según él, espera que el proceso de canonización de estas mujeres avance, aunque aún no ha comenzado oficialmente.
El cardenal Chávez pidió aclarar dos asuntos sobre él que han sido impresos en los periódicos. En primer lugar, dice que no se le ha pedido que negocie un proceso de paz con Corea del Norte.
“Respecto a esto, el cardenal de Corea ha incitado a cardenales para hablar de sus experiencias en la construcción de la paz. [Serán] unos días de trabajo compartiendo experiencias”, explica. “Nada más que eso”.
El cardenal, que es el único obispo auxiliar que jamás ha tenido ese título, dice que no está seguro de si el Santo Padre tiene planes especiales para él.
“Yo sigo esperando lo que el Papa me va a pedir. Por ahora estamos en la luna de miel”, dice con una sonrisa.