EL PADRE FÉLIX SÁNCHEZ nació el día de Nuestra Señora de la Merced, el 24 de septiembre de 1966, en Madrid, España. Es el menor de tres hermanos.
La primaria la estudió en Madrid. “Mi madre murió cuando yo era muy pequeño y estuve interno en una escuela que se llama El Porvenir, una escuela luterana, donde estudié toda la secundaria”.
Cuando se graduó empezó a estudiar filología inglesa en la Universidad Complutense de Madrid. “Lo dejé a la mitad del segundo año porque ya quería ir al seminario, ya estaba en contacto con una congregación misionera, los Misioneros Javerianos. Siempre he tenido esa cosa misionera, como laico estuve en una organización que se llama Ocasha”.
“Empecé a trabajar en una asociación para personas con problemas síquicos. Vivía en una residencia con seis muchachos mayores que yo con problemas síquicos, ahí empecé a estudiar teología por mi cuenta”.
“Un día, en 1989, me vino la idea o el llamado y entré a la Congregación de los Misioneros Javerianos de Italia. Allí hice el segundo año de Teología, el noviciado lo hice en Ancona, Italia, donde está el noviciado de los javerianos”.
Al terminar la Teología el padre Félix Sánchez iba a ser enviado a Bangladesh, pero dejó la Congregación, empezó a trabajar atendiendo y cuidando adultos mayores a domicilio.
“Durante mi seminario con los Javerianos yo trabajé para la Delegación Diocesana de los Inmigrantes en una ciudad cerca de Madrid, en un centro de inmigrantes a las órdenes del padre Macario del Verbo Divino.
Cuando dejé la Congregación él me dijo que podía continuar. Me preguntó si podía irme a Bolivia o Brasil. Yo tenía 25 años y tenía que prestar el servicio militar, tenía la opción de servicio civil internacional y con esa excusa me fui a Brasil, cumplí mi servicio civil trabajando en una diócesis pequeña que se llama Registro, en Sao Paulo, y fui como laico, pero con la idea de quedarme allá”.
Llegó a Brasil a finales de 1994 a la parroquia San Francisco Javier. “Sao Paulo es uno de los estados más ricos de Brasil pero el Vale do Ribeira era en ese momento una de las zonas más pobres. Empecé a contratar gente y construimos una asociación para drogodependientes”.
“Mi ordenación fue una gracia. El obispo en aquella época, monseñor Apparecido José Dias, vino a mi casa, a la parroquia. El párroco me llama y me dice que el obispo estaba allí, yo pensé que algo había pasado, cuando llego me dice: «Hemos estado hablando, nos gusta como trabajas y pues hemos pensado que a lo mejor si quieres te puedes ordenar aquí». Eso me pareció algo increíble, normalmente tú tienes que ir a buscar al obispo y el hecho de que él fuera a mi casa… inmediatamente dije sí”.
El padre Sánchez fue el quinto sacerdote diocesano de la Diócesis de Registro. Fue ordenado el 3 de marzo de 1996 por monseñor Apparecido José Dias, obispo de Registro. Su primera misa fue al día siguiente.
Después de estar cinco años en Brasil regresó a España para estudiar sicología en la Universidad Pontificia Comillas. Al mismo tiempo trabajaba en la parroquia San Basilio el Grande, dedicado especialmente a la pastoral juvenil.
En 2004, después de graduarse regresó a la Diócesis de Registro. Después de su ordenación, monseñor Apparecido José Dias decidió empezar un seminario. “El Obispo quiso que, por mis conocimientos de sicología, yo asumiese el seminario. Empecé en una casita con los seminaristas de primer año, nosotros no podíamos permitirnos más de dos o tres estudiantes”.
“En ese momento enviábamos a nuestros seminaristas a estudiar a otras diócesis. Yo visitaba a los de Filosofía que estaban en la Arquidiócesis de Sorocaba y los de la Teología que estaba en Sao Paulo”.
En 2006 consiguieron una casa donde vivieron 10 seminaristas, una cocinera y el padre Félix junto a su perro. Después fue nombrado Coordinador de Formación de los Seminarios de Sao Paulo.
“Con unas religiosas de Registro empezamos un proyecto de apoyo a mujeres solas con niños pequeños. Con la ayuda de unas religiosas de Italia compramos una casa, allí teníamos la parte de ayuda económica que era una pequeña fábrica de pañales, ellas los hacían y vendían, y las ayudaba un poco. Otra parte de la casa la utilizamos como sede de la Pastoral de Niños y la parte de arriba estaba dedicada a la atención sicológica de las madres y los niños, sobretodo la parte de la autoestima de las madres”.
Llegó un momento donde el padre Félix sentía que necesitaba un cambio, se sentó frente a su computador y en Google escribió ‘inmigrantes en Nueva York’. “Me salió Brooklyn, monseñor Nicholas DiMarzio, pues él es conocido como el Obispo de los Inmigrantes. El 24 de septiembre de 2010 mandé una carta con mi currículo. El 20 de octubre recibí una carta de la Diócesis de Brooklyn aceptándome”.
A Nueva York llegó el 30 de noviembre de 2011. “Al llegar aquí me mandaron a la parroquia de San José en Astoria que es un lugar maravilloso, todo el mundo está allá, todas las nacionalidades y todos los idiomas y es otra etapa en mi vida”. Allí estuvo cinco años como vicario parroquial.
En junio de 2016 fue nombrado párroco en la parroquia de San Pío V. “Lo mejor de ser sacerdote es el poder celebrar todos los días con la comunidad, para mí es muy importante la celebración de la Eucaristía y de la palabra de Dios. Para mí también es importante la Biblia.
Cuando tiene tiempo libre el padre Félix se deja llevar por una de sus pasiones: la fotografía. “Me gusta aunque no soy tan bueno, me gustan los idiomas, ahora por ejemplo estoy intentando aprender francés”, afirma este sacerdote políglota que habla español, portugués, italiano e inglés.