Jóvenes de valor

Permanece y sin desanimarte

Una mujer reza durante la Misa del Miércoles de Ceniza el 14 de febrero, en la capilla del Monasterio franciscano de Tierra Santa en Washington. (CNS photo/Bob Roller)

El desánimo ataca nuestras vidas cuando todo lo que queremos o esperamos parece estar tardando o, peor, parece que nunca llegará. La semana pasada recibí un correo de una madre desesperada por su hijo, que alguna vez fue obediente y sano, ahora está viviendo una vida alejada de Dios.

No saben cómo mi alma se conmovió al leer este correo. Me imagino que así como ella hay otras mujeres y hombres atravesando una situación similar. Un hijo con problema de drogas, un esposo con el corazón endurecido, problemas económicos, una hija con depresión…

¿Qué podemos hacer cuando todos nuestros esfuerzos parecen no dar frutos? ¿Qué podemos hacer cuando nuestras oraciones parecen no ser efectivas? Me imagino que la primera reacción es preocuparnos y desanimarnos. Humanamente no hay nada que podamos hacer, pero si hay alguien en quién podemos confiar.

La Palabra de Dios nos dice: “El día en que temo, en ti confío.” (Salmo 56:3) ¡Este debe ser nuestro primer paso! Debemos de confiar aun en medio de nuestro temor y confusión. Confiar que Dios está al pendiente de nuestras vidas. Confiar que nuestro dolor no es un secreto para Dios. Una de las tácticas del enemigo es hacernos sentir totalmente abandonados por Dios hasta el punto de caer en depresión o desesperación. Al leer esto te animo en este momento a hacer una pausa y orar esta oración:

“Dios mío confío en ti. Perdóname por dudar y dejarme llevar por mi dolor. En este momento coloco en tus poderosas manos mi situación y confusión en especial te pido por ________ (pon aquí tu problema o el nombre de la persona por la que pides). Sé que estás pendiente de mí y que nada es imposible para ti. Gracias mi Dios por recordarme que me amas y que caminas conmigo aún cuando no te siento o te veo. Transforma mi corazón y lléname de nuevas fuerzas. Esperaré en ti y en tu palabra hasta ver con mis propios ojos tu gloria en mi vida. Amén.

Te aseguro que Dios ha escuchado tu oración y está haciendo todo lo necesario para que esa tormenta en la que te encuentras llegue a su fin. Mientras tanto, procura permanecer en la palabra de Dios y en su santa presencia. ¡No hay tormenta que dure para siempre, en medio de ella Dios protege y cuida de ti!

DIOS NOS DICE EN SU PALABRA:

“Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán las aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas” (Is 43:2) Sé que no será fácil, pero te aseguro que tampoco será imposible. ¡Confía, cree, espera y permanece! ¡Dios nunca duerme! ¡Dios nunca falla! ¡Créelo!

Si te ayudó esa oración o deseas que ore por ti, envíame un correo a cafeconcristo@ gmail.com. Sería un honor para mí poder orar por ti. Te pido por favor que compartas este mensaje con alguien que quizás se encuentre en una tormenta y a lo mejor no recibe este periódico. Dios no sólo quiere bendecirte a ti, también quiere hacer lo mismo por ellos.