CIUDAD DEL VATICANO (Por Cindy Wooden/CNS)—. El papa Francisco le dijo a niños italianos que él se crió en Buenos Aires, Argentina, “la ciudad más bella del mundo” y que cuando era niño, además de jugar al fútbol, a él le encantaba volar cometas.
“Las hacíamos con caña y papel, papel liviano. Las hacíamos nosotros mismos”, le dijo el papa a unos 500 niños de escuelas de los vecindarios más pobres de Roma y Milán. En el campeonato de cometas, él añadió, había premios para “la más bonita y para la que llegara más alto”.
Con los niños sentados a su alrededor en el atrio del aula de audiencias del Vaticano, el papa Francisco contestó a las preguntas que los niños tenían sobre su infancia, su escuela, su vocación y la pregunta estándar que le hacen los niños: “¿Cómo se sintió cuando lo escogieron para ser papa?”.
La reunión con el papa fue el final de la iniciativa “El tren de los niños” un evento del Consejo Pontificio de la Cultura y el sistema ferroviario estatal italiano.
El papa Francisco pidió a los niños que recordaran siempre a su primera escuela y a su primer maestro.
“¿Puede producir flores un árbol que le han quitado las raíces?”, preguntó el papa. Los niños gritaron “no”.
La gente también tiene raíces, él dijo. Hay “raíces espirituales, el hogar, la familia y la escuela. Es por eso que digo que no olviden sus escuelas, porque son raíces de su cultura”.
“¿Usted recuerda cómo eran sus maestros?”, le preguntó Anna Greta al papa de 81 años.
Él dijo que una de sus maestras favoritas se llamaba Estela; él estuvo en su clase en primer y tercer grado.
“Ella era excelente. Nos enseñó a escribir y leer”, dijo el papa. Él dijo que todavía años después la recordaba con gratitud porque ella le ayudó a comenzar a aprender.
“Cuando yo era adolescente, y luego sacerdote, todavía la llamaba por teléfono”, él dijo. “Entonces cuando era obispo la ayudaba cuando estaba enferma. Ella murió cuando tenía 94 años edad”.
Un niño llamado Malak le preguntó al papa cómo llegó a entender “que usted había de vivir la vida que ha vivido”.
“Entendí por partes”, contestó el Papa. Primero decidió estudiar química y trabajó como químico en un laboratorio durante cuatro años “y me gustaba eso. Pero en cierto punto entendí que no me satisfacía tanto y pensé que debía hacer algo por los demás, tal vez como ser médico”.
Pero entonces, un año en “el primer día de la primavera en Argentina, el 21 de septiembre”, porque está en el hemisferio sur, “sentí en mi corazón que tenía que ser sacerdote. Fue como un ‘bum’, un golpe”, recordó el Papa.