(Traducción: NuestraVoz)
CLEVELAND (CNS) – Monseñor Kieran Harrington hizo la oración inicial en la primera noche de la Convención Nacional Republicana. No fue una simple coincidencia que se hallara en el mismo escenario donde se iban a tratar los grandes temas de la política durante cuatro días.
El sacerdote de la Diócesis de Brooklyn declaró a Catholic News Service que él había trabajado en el Comité Nacional Republicano durante cinco años en la década del noventa y es una persona conocida entre algunos de los más importantes funcionarios del partido.
El proceso no fue planeado con mucha antelación y los detalles de su participación pública fueron ultimados sólo unos días antes del inicio de la convención, dijo. Todo sucedió tan rápido que monseñor Harrington tuvo que ir manejando de Brooklyn a Cleveland, adonde llegó a las 3 a.m. del 18 de julio, unas horas antes de hacer la oración.
Anunciar el Evangelio
“Lo veo de esta manera: estoy aquí para anunciar el Evangelio. Es importante ponerlos ante un espejo para que todos vean sobre qué son realmente las deliberaciones”, dijo monseñor Harrington, quien es presidente de DeSales Media Group en la Diócesis de Brooklyn y rector de la Concatedral de San José en Prospect Heights.
Le hicieron la invitación después de que él llamó para preguntar sobre las credenciales de prensa para los reporteros de New Evangelization Television, la estación de TV por cable de la Diócesis de Brooklyn. Monseñor Harrington recibió entonces una llamada de Sean Spicer, director de comunicaciones y director de estrategias del Comité Nacional Republicano, quien no sólo confirmó las credenciales, sino que invitó al sacerdote a hacer la oración inicial.
Monseñor Harrington consultó el pedido con monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, y comenzó a coordinar su breve aparición en la convención.
Más allá de monseñor DiMarzio, pocos sabían que monseñor Harrington haría la oración en la convención hasta que él mismo se los dijo a los parroquianos de la Concatedral en las misas del fin de semana del 16 y el 17 de julio.
“Les dije: «No quiero que los tome por sorpresa. Quizás me vean en la televisión. Quiero decirles que creo que uno debe anunciar el Evangelio en todas partes, en cualquier lugar»”, explicó monseñor Harrington.
En su oración, que duró unos tres minutos, se refirió al ejemplo del Buen Samaritano, como se narra en el Evangelio de San Lucas, que se había leído en las misas del fin de semana del 10 y el 11 de julio.
Temas recurrentes
“Para mí, el pasaje del Buen Samaritano era importante debido a los grandes problemas que enfrenta nuestra nación. Los temas recurrentes de la existencia humana. Para mí no hay manera de obviar que éste es el mal mayor de nuestra nación en este momento. Quitarle la vida a un niño que aún está en el vientre materno