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Sacerdote de Brooklyn es nuevo capellán de la Marina

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BROOKLYN, Nueva York—. Visiblemente emocionado, el padre Mark Bristol fue juramentado como el nuevo capellán de la Armada el domingo 26 de mayo. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia de Santa Anastasia en Douglaston, Queens, a la que el sacerdote fue asignado. “Me siento conmovido”, dijo el padre Bristol. “Emocionado espiritual y físicamente, al borde de las lágrimas”.

El padre Bristol no es ajeno a la Marina. El nativo de Brooklyn se enroló en el ejército en 2002 a la edad de 17 años. Y fue asignado al área del Mediterráneo, a bordo del U.S.S. Mount Whitney, el buque insignia de la sexta flota. Durante su servicio naval escuchó el llamado de Dios al sacerdocio. Ahora, está regresando al mar para responder a otro llamado. “Actualmente, hay menos de 47 sacerdotes en el ejército y muchos de nuestros marineros, soldados de infantería y guardacostas salen de servicio sin la posibilidad de ir a misa o recibir los sacramentos”, dice el padre Bristol.

“Piensen en los militares: la Armada, la Guardia Costera y el Cuerpo de Marina”, dijo el padre Daniel Mode, amigo del padre Bristol que presidió la ceremonia de juramentación. “Si reúnes todo eso, estamos hablando de unas 600,000 personas  desplegadas en todo el mundo. De las que entre el 20 al 25 por ciento son católicos”.

El padre Bristol regresará al servicio activo el próximo 1 de julio, destinado a bordo del portaaviones U.S.S. Theodore Roosevelt, que patrulla el Pacífico, durante dos años. Allí servirá con su ministerio a casi 6,000 miembros en servicio activo de todas las religiones. “Estaré satisfaciendo sus necesidades espirituales, cuidando a aquellos que no son profesan la fe católica, o ninguna fe; y también asesorando al oficial al mando en cuestiones de moral y ética”, explica el Padre Bristol.

Henry y Mary Macchiaroilo, feligreses de la iglesia de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa en Ridgewood, conocen al padre Bristol desde que era seminarista. Dijeron que es el candidato perfecto para ser capellán. “Hará un excelente trabajo. Todos lo amamos. Es un sacerdote muy carismático y que trabaja muy duro. Se preocupa por todo tipo de personas”.

Mientras se despide de la diócesis de Brooklyn, el padre Bristol describe cómo se siente hacia los hombres y mujeres que han sido instrumentales a lo largo de su vocación: “Muchísima gratitud porque ustedes me formaron para ser el sacerdote que soy hoy; y no importa a dónde vaya en el mundo, siempre seré un sacerdote de Brooklyn”.

Un sacerdote de Brooklyn sirviendo a Dios y a su patria.