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Sacerdote del Santo Niño Jesús pedalea “100 millas de esperanza”

El pasado 27 de julio fue uno de los días más calurosos del año. Si usted es de los afortunados, quizás pudo disfrutar de un refrescante chapuzón en una piscina, o mejor aún, no salió de casa y se quedó en el aire acondicionado todo el día hasta que la ola de calor siguiera su curso.

Sin embargo, el padre Christopher Heanue tenía otros planes ese día.

Junto con dos feligreses, el administrador del Santo Niño Jesús (Holy Child Jesus), en Richmond Hill, recorrió 100 millas en bicicleta desde su parroquia hasta la Iglesia de la Santísima Trinidad (Most Holy Trinity) en East Hampton, Long Island. El viaje se llamó “100 millas de esperanza” (100 Miles of Hope) y sirvió para recaudar fondos para la despensa de alimentos del Santo Niño Jesús.

“Es agotador pensar en lo que hicimos”, dijo el padre Heanue. “¡Recorrimos en bicicleta casi toda la longitud de Long Island! Eso estuvo muy bien. Fue un logro impresionante”.

El padre Heanue no se considera un atleta. Sin embargo, durante la pandemia del COVID-19 se interesó más por el ciclismo. Él y Paul Cerni, uno de los feligreses de la parroquia, comenzaron a hacer recorridos de 10 millas y poco a poco fueron aumentando su distancia a trayectos de 40 y 50 millas.

Un día, Paul mencionó la idea de querer completar una travesía de 100 millas. El padre Heanue estuvo de acuerdo, y el intenso entrenamiento comenzó por las colinas de Northern Queens junto a su amigo y ávido ciclista, Tom Chiafolo.

Durante el apogeo de la pandemia en Nueva York, varios parroquianos del Santo Niño Jesús perdieron sus trabajos. El razonamiento tras el recorrido de 100 millas en bicicleta era recaudar fondos para contribuir a la despensa de alimentos de la parroquia para proporcionar comidas para estas familias afectadas.

El padre Christopher Heanue, administrador y vicario parroquial de la Iglesia del Santo Niño Jesús en Richmond Hill, centro, junto a sus dos compañeros de aventura, Paul Cerni, izquierda, y Tom Chiafolo, el 20 de julio de 2020. La iniciativa del padre Heanue estaba destinada a recaudar fondos para ayudar a los feligreses afectados por COVID-19.

En menos de una semana, el padre Heanue ayudó a recaudar más de US$15,000. Dijo que se sintió inspirado por la generosidad de los feligreses al apoyar tanto la despensa de alimentos, como su ruta en bicicleta.

“Tenía muchas ganas de llamar la atención sobre mi travesía porque realmente quería infundir la esperanza en los demás”, dijo. “Cuando ponemos nuestras mentes en algo, con el poder que viene con la fe, podemos lograr cosas increíbles”.

“El coronavirus le ha quitado mucho a la gente: se ha llevado vidas y se ha llevado la salud, pero también se ha llevado mucho de nuestro ánimo. Este recorrido en bicicleta fue una manera de mostrarle a la gente lo que podemos hacer cuando ponemos nuestra confianza en Dios y nos ponemos en sus manos”.

El padre Heanue empezó el día celebrando la misa de las 5 de la mañana para Paul y Tom en la parroquia. A las 5:45 a.m., los tres ciclistas salieron de Richmond Hill y se dirigieron a Jamaica, rumbo a West Hempstead. Se detuvieron para desayunar en la milla 25, aproximadamente dos horas después de iniciado el viaje.

La ruta continuó por senderos cerca del ferrocarril de Long Island, atravesando Freeport, Babylon e Islip. Luego giraron rumbo norte por Shirley, Yaphank y Calverton, sin descuidarse de estar completamente hidratados sometidos a tanto calor.

“En la milla 52, las temperaturas continuaban subiendo y todos lo estábamos sintiendo”, dijo el padre Heanue. “Nosotros también nos estábamos esforzando. Cuando llegamos a la milla 75, ¡todavía no podía creer que nos quedaran 25 millas más!”

La costa sur de Long Island puede ser sorprendentemente montañosa, por lo que en la milla 80 en Hampton Bays, con ciervos corriendo a su lado, el grupo sabía que tenían que sacar fuerzas para avanzar un poco más.

“¡Cuando estás en la milla 80, en realidad no estás buscando colinas!”, dijo el padre Heanue. “Cualquier tipo de pendiente la miraríamos como si fuera una montaña en la que tuviéramos que aventurarnos”.

Nueve horas después de salir de Queens, a las 3:45 p.m., los ciclistas llegaron a East Hampton. Su tiempo total de viaje fue de siete horas y 45 minutos, un excelente rendimiento dado el calor abrasador.

“Cada vez que me esforzaba pedaleando, pensaba en la idea del sufrimiento redentor en nuestra fe y comprendí que estaba ofreciendo esto por la gente de mi parroquia que ha perdido a un ser querido por el coronavirus”, dijo el padre Heanue.

“El sufrimiento que soporté, lo elegí. Mis feligreses no eligieron su sufrimiento. Eso nos dio ánimo y ​​me dio la fuerza de voluntad para seguir adelante”.

El portal de donaciones de “100 millas de esperanza” todavía está activo. Visite gofundme.com/f/100-miles-of-hope o envíe un mensaje de texto con la palabra “miles” al 718-550-6525 para apoyar el gran trabajo de la despensa de alimentos del Santo Niño Jesús.

“No estamos llamados a vivir vidas mediocres”, dijo el padre Heanue. “Estamos llamados a vivir nuestra vida alabando y glorificando a Dios en todo lo que vamos logrando. Es muy importante hacer cosas extraordinarias, esforzarnos y superar nuestros límites con la ayuda de Dios, y espero haber podido enseñar esa lección con esta pequeña travesía”.

Si alguien que no es atleta puede recorrer 100 millas en bicicleta bajo un calor agobiante, por una gran causa, todos podemos unirnos para enfrentar nuestros desafíos, incluida la pandemia actual.