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BROOKLYN, Nueva York (Por Jorge I. Domínguez-López/ Marie Elena Giossi, The Tablet)—. La foto de la portada en su página de Facebook muestra a los sacerdotes postrados en su día de ordenación, y una breve biografía que dice: “Vivo una vida de votos. Ordenado el 21 de mayo de 1994, diócesis católica romana de Brooklyn”.
Pero Christopher Lee Coleman, de 62 años, no es sacerdote de la Diócesis de Brooklyn, ni de ninguna otra diócesis católica romana desde el año 2014.
En Facebook, recauda fondos activamente para una asociación religiosa que parece a un monasterio benedictino católico, pero este “monasterio” no está reconocido por la Iglesia Católica Romana y se sabe que se comporta de manera cuestionable.
Hace unas pocas semanas, Coleman pidió a sus seguidores en las redes sociales que se unieran a él en una novena por el aniversario de su ordenación como diácono de transición, una solicitud engañosa de un hombre que optó por aceptar la dispensación del sacerdocio después de que emergiera una acusación de mala conducta sexual con un menor años atrás.
El mes pasado, la Diócesis de Brooklyn emitió una alerta sobre Coleman cuando se enteró de sus últimas publicaciones en las redes sociales.
“Nuestra única preocupación es que los fieles de la Diócesis de Brooklyn tengan información sobre él y sus actividades y por qué son problemáticos”, dijo Mons. Anthony Hernández, canciller de la Diócesis de Brooklyn, a The Tablet.
Parte de la razón por la cual la diócesis está preocupada, explicó el canciller, es que a pesar de que Coleman ya no es un sacerdote, “a veces se presenta como tal, a menudo vestido con ropa negra y usando alzacuellos”.
Tan recientemente como el otoño pasado, se lo vio vestido de negro, reuniéndose con exfeligreses e incluso asistiendo a funerales en la comunidad de Bedford-Stuyvesant, donde solía ejercer su ministerio como sacerdote diocesano, y donde aún hay personas que lo apoyan.
Otro dato que puede crear confusión es que en su lista pública de deseos de regalos en Amazon Coleman agregó en octubre de 2017, más de tres años después de dejar el ministerio activo en la diócesis, una camisa de sacerdote con cuello de lengüeta.
Mons. Hernández dijo que la presencia de Coleman en las redes sociales “puede llevar a las personas —erróneamente— a pensar que todavía ejerce el ministerio… y queríamos asegurarnos de que la gente no se deje engañar por esas falsas pistas, que sepan claramente que ya no es sacerdote”.
“Parte del patrón de Christopher Coleman es que es muy bueno confundiendo. Porque publica información inexacta dirigida a las personas que él considera sus partidarios”, dijo Mons. Hernández.
En LinkedIn, Coleman, quien tiene un doctorado en sociología, se identifica como “Consejero/ Sociólogo/ Teólogo, Párroco, 1994 – presente”. También se describe como “ermitaño y consejero” en otro sitio llamado Ermita de la Paz.
Se pueden encontrar más detalles sobre esta “ermita” en la página de Facebook de Coleman, donde afirma que administra la organización, que también tiene su propia página que la describe como un “ministerio de oración y asesoramiento”, con sede en Ashford, Connecticut.
Entrando al enlace del sitio web de la organización, hermitageofpeace.com, se puede leer un post firmado por “el ermitaño de la paz” (hermit of peace) del 6 de diciembre de 2018 celebrando 25 años de vida religiosa, que dice: “El 8 de diciembre de 1993 fui ordenado diácono en el camino a la ordenación sacerdotal. La segunda ordenación fue el 21 de mayo de 1994. He vivido mi ministerio como líder de servicio. Este es quien soy como ermitaño de la paz. Por favor, manténganme en sus pensamientos y oraciones para que siempre sea fiel a mis votos, que siempre crezca en Santidad y que sea Paz y Amor. Paz y amor, el ermitaño de la paz”.
La ermita que Coleman alega administrar está asociada con Nuestra Señora del Monte Cáritas, OSB, Inc., que aparenta ser un monasterio benedictino administrado por dos hermanas religiosas de edad avanzada vestidas con los tradicionales hábitos. Pero este “monasterio” no es parte de la Diócesis Católica Romana de Norwich, Connecticut, ni de la Iglesia Católica. Las dos mujeres tampoco pertenecen a ninguna orden religiosa reconocida por la Iglesia Católica. La organización estuvo en cambio involucrada en un caso judicial después de que una mujer donó $ 200,000 dólares en 2011 bajo la falsa creencia de que se trataba de un ministerio católico romano.
En 2017 y 2018, Coleman organizó al menos siete recaudadores de fondos en línea para Nuestra Señora del Monte Caritas, cuatro en Facebook y tres a través de la plataforma GoFundMe, recaudando al menos más de $ 4,000 de más de una docena de donantes. Dos de estas colectas financieras aún siguen en curso. Según las páginas de recaudación de fondos de Coleman, Nuestra Señora del Monte Caritas es “una organización religiosa”, y el dinero se está utilizando para los gastos operativos del monasterio y para apoyar su ministerio de oración y servicio.
Un sacerdote “conflictivo”
Las acciones más recientes de Coleman no parecen sorprender a Mons. Hernández, quien dice que Coleman había estado en un ministerio limitado durante varios años antes de ser laicizado.
Entre sus asignaciones se desempeñó como vicario parroquial en Santa Rosa de Lima, en Rockaway Beach y Santa María Auxiliadora, en Woodside; y se desempeñó como vicario parroquial a tiempo parcial en la parroquia de San Martín de Porres, en Bedford-Stuyvesant. También residió en la parroquia Reina de todos los Santos, en Fort Greene, e impartió clases en St. Joseph College, en Brooklyn.
“A lo largo de su ministerio público, la Diócesis de Brooklyn tuvo que tuvo que enfrentar varios asuntos problemáticos”, señalo Mons. Hernández.
Según el canciller, “Coleman fue conflictivo durante su sacerdocio porque manifestó un desprecio por la autoridad eclesiástica legítima, a menudo desobedeciendo a sus pastores”.
A esto se suma que en el otoño de 2009 la Diócesis de Brooklyn recibió una acusación de conducta sexual inapropiada contra Coleman a través de su línea independiente de información 1-888-634-4499.
Según Adriana Rodríguez, directora diocesana de comunicaciones y secretaria de prensa, el denunciante alegó que Coleman tuvo una relación inapropiada con él a fines de la década de 1980 cuando era menor de edad y Coleman era su profesor en un colegio preuniversitario público.
Se cree que esto sucedió antes de que Coleman ingresara al seminario diocesano de Brooklyn.
“La denuncia fue remitida a la oficina del fiscal de distrito y, por lo que sé, no se ocuparon del caso”, dijo Mons. Hernández en su conversación con The Tablet.
En octubre de 2010, después de una extensa investigación, la junta de revisión diocesana determinó que la acusación era creíble y recomendó que se apartara a Coleman del ministerio activo. Según Rodríguez, la computadora de Coleman fue incautada como parte de la investigación y los investigadores encontraron fotos cuestionables de jóvenes que podrían haber sido menores de edad. La información fue compartida con las autoridades policiales.
“Una vez que el comité de revisión estableció que la acusación era creíble, se le ordenó una licencia administrativa. Durante la cual no debe tener una residencia eclesiástica, ni presentarse como sacerdote”, explicó Mons. Hernández.
Aunque en enero de 2011, Coleman fue puesto en licencia administrativa, no hubo un registro público de esto hasta que The Tablet publicó una historia en noviembre de 2017 en la que se nombró a Coleman entre los 13 sacerdotes abusadores que habían sido secularizados.
Según la alerta diocesana del año pasado, “con la publicación del Programa de Reconciliación y Compensación Independiente, surgió una nueva acusación de abuso sexual contra un menor que también se consideró creíble”. Al momento de esta publicación, no existía ninguna otra información disponible.
La diócesis utilizó la acusación original de conducta sexual inapropiada con un menor de edad de 2009 y las imágenes incautadas de la computadora de Coleman como parte de una petición a la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), la oficina del Vaticano que procesa los casos relacionados con denuncias de abuso sexual hacia menores de edad para conseguir que Coleman fuera dispensado del estado clerical.
“Le pedimos que solicitara voluntariamente la laicización, pero al principio se negó”, cuenta Mons. Hernández. “Obtuvo un abogado canónico que lo representó”.
“Cuando se le informó que pasaría por un proceso canónico, optó por no seguirlo y, básicamente, pidió el favor de ser dispensado del estado clerical”.
Para aclarar, dispensado significa que la persona ha pedido abandonar el sacerdocio voluntariamente y se le ha concedido su solicitud, mientras que el despido es una pena que se ha impuesto a la persona.
Después de un tiempo de negociación con Coleman, la diócesis presentó la petición a la CDF en 2012 y el Vaticano respondió dispensando a Coleman en 2013. Coleman aceptó legalmente esta decisión al firmar y fechar el decreto de dispensación el 6 de marzo de 2014. “Firmando este documento, [Coleman] reconoció su estado de laicización”, advierte Mons. Hernández.
En cuanto a la demora de cuatro años desde el momento en que se informó de la acusación hasta que Coleman fue secularizado, Mons. Hernández explicó: “Es un proceso largo porque tienes que hacer muchas entrevistas, tienes que hacer mucho trabajo de fondo y también depende de la velocidad de las personas que realizan la investigación”.
Su oficina también se encontraba al mismo tiempo investigando y respondiendo a las acusaciones públicas contra otros sacerdotes.
Cuando se contactó con respecto a esta historia, Coleman se negó a ser entrevistado. Sin embargo, en su respuesta todavía se identificó como sacerdote: “Gracias por su oferta, pero dejaré que mi Señor y la Virgen se encarguen de estas cosas. Prefiero seguir orando. Paz y amor, p. Chris”.
The Tablet contactó a varias personas que han contribuido a las campañas de recaudación de fondos de Coleman y que publicaron comentarios en su página de Facebook, pero ninguno de ellos aceptó ser entrevistado.
Si bien las acciones actuales de Coleman no se consideran ilegales según la ley local o canónica, la Diócesis de Brooklyn quiere proteger a los fieles y asegurarse de que comprenden cuál es el estado actual de Coleman en relación con el ministerio sacerdotal y la Iglesia católica.
“Creo que está confundiendo a la gente para que crean que es un sacerdote en ministerio activo”, alerta Mons. Dijo Hernández.
Un comportamiento extraño
“Esto que está haciendo ahora es inconsistente con su decisión de buscar una dispensa del estado clerical”, reflexiona Mons. Hernández. Añadiendo que sin embargo, si Coleman “decidiera abandonar la fe católica y convertirse en protestante, no tenemos nada que decir al respecto”.
Si bien la diócesis no vigila a los ex sacerdotes que han sido laicizados, la oficina del canciller aseguró que toma medidas cuando “advierte una situación que podría ser problemática”, como es el caso de un sacerdote secularizado de cuya conducta se pueda malinterpretar su estado actual.