QUIZÁS SABEMOS POCO de la vida de este santo, pero sí conocemos y veneramos la cruz de San Benito. Los peregrinos aprenden de él subiendo a la región montañosa de Subiaco, cerca de Roma, Italia.
En el monasterio que allí se levanta hay muchas pinturas que detallan su vida, y la de Santa Escolástica, su hermana gemela, quien se consagró a Dios desde muy joven.
Benito nació en Nursia, región de Umbría, Italia. Siendo un joven estudiante en Roma se decepcionó de la corrupción que vio y decidió cambiar de vida, y se refugió en Subiaco. Pasó tres años en la cueva alimentado por un monje que hacía descender la comida a través de una larga cuerda. Después de tres años su nombre empezó a conocerse y muchos discípulos empezaron a unirse a él. Inclusive, lo descubrió un grupo de pastores, a quienes San Benito instruyó.
Con los discípulos estableció el primer monasterio llamado San Clemente, donde vivió durante más de veinte años. Allí comenzó y perfeccionó el tipo de vida monástica que refleja la Regla Benedictina.
En el año 529 San Benito se fue a Cassino, donde vivió dieciocho años más. Trabajó en la conversión de la población aún pagana, que inclusive rendía culto a los demonios. Construyó en la cima de aquella montaña el monasterio que sería célebre en la historia y terminó la redacción definitiva de su Regla, la cual es básicamente, un manual que explica el modo de vida en un monasterio y se centra en orar y trabajar.
Los primeros monasterios desempeñaron un papel decisivo en la expansión del cristianismo en la Europa occidental. Los paganos veían en los monjes un ejemplo de espiritualidad que les impulsaba a adoptar la nueva religión. Además, la obligación de leer los textos sagrados hizo que los monasterios hubieran de procurarse libros, con lo que en muchos de ellos se formaron bibliotecas. Fue así como Montecassino alojó una de las principales bibliotecas de Occidente y se convirtió en un gran centro del saber.
La devoción a la cruz de San Benito tiene su origen en dos episodios de la vida del santo. Se cuenta que cuando estaba en Speco, uno de los monasterios, alejó con la señal de la cruz el demonio que se le había presentado en forma de mirlo. También, con la señal de la cruz hizo añicos la copa que contenía el vino envenenado que le dieron los monjes que intentaron asesinarlo cuando estaba en Subiaco. Murió el 21 de marzo, probablemente en el año 547.