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San Juan Pablo II (1920-2005)

La generación de mis padres, la mía y la de mis hijos podemos contar anécdotas de la historia de este gran hombre que vivió en nuestro tiempo. Todavía recordamos sus visitas a nuestros países: “Juan Pablo II, te quiere todo el mundo”. En sus 27 años de papado llegó a ser guía y faro del mundo contemporáneo con su testimonio de vida, viajes alrededor de más de cien países, homilías y discursos y un vasto legado de 14 encíclicas, 15 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones apostólicas, 45 cartas apostólicas y varios libros que seguirán iluminando a las generaciones futuras.

Su nombre de pila es Karol Jósef Wojtyla. Nació en Wadowice, cerca de Cracovia, Polonia, el 18 de mayo de 1920, de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska. A los 9 años se quedó huérfano de madre; a los 12 perdió a su hermano mayor; y a los 21, a su padre. A su hermana mayor, Olga, nunca la conoció porque murió antes de que él naciera. Estudió y trabajó en una Polonia ocupada por la Alemania nazi, El sábado 26 de septiembre una caravana de buses de la Renovación Carismática salió muy temprano de nuestra diócesis de Brooklyn rumbo a Filadelfia. En la mañana asistiríamos a un evento carismático programado en conjunción con el Congreso de la Familia. En la noche asistiríamos con el papa Francisco al Festival de las Familias, en el Benjamín Franklin Parkway. Yo tuve la gran bendición de asistir también al evento de la tarde frente al Independence Hall, donde se firmó la Declaración de Independencia fue testigo de la persecución contra los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, y él mismo debió ocultarse por un tiempo. Para resistir la opresión nazi en forma pacífica y ayudar a los perseguidos, hizo teatro clandestino junto a otros jóvenes.

Ingresó al seminario clandestino de Cracovia en 1942, y se ordenó como sacerdote en 1946. Continuó sus estudios doctorales en Roma. En sus vacaciones hacía labor pastoral con emigrantes polacos en Francia, Bélgica y Holanda. Ya en Polonia fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y profesor de Teología Moral en el Seminario Mayor de Cracovia y en la Universidad Católica de Lublin. Fue ordenado obispo en 1958, y en 1964 fue nombrado arzobispo por Pablo VI, quien lo hizo cardenal en 1967. Participó en el Concilio Vaticano II (1962-1965) y tuvo una gran contribución en la constitución Gaudium et Spes.

Fue elegido papa el 16 de octubre de 1978, a los 58 años. Consagró su pontificado a la Virgen tomando como lema la frase “Totus tuus”, que quiere decir “todo tuyo”. Decía san Juan Pablo II: “Esta devoción se afirmó en mí en el período en que, durante la Segunda Guerra Mundial, trabajaba de obrero en una fábrica. Pensé que debía alejarme un poco de la devoción mariana de la infancia, en beneficio de un cristianismo cristocéntrico. Gracias a san Luis Grignion de Montfort comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es cristocéntrica, pues está profundamente radicada en el misterio Trinitario de Dios, y en los misterios de la Encarnación y la Redención”. En 1981, el 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima, sufrió un atentado en la Plaza de San Pedro. Juan Pablo II le dijo al mundo y al hombre que intentó asesinarlo, cuando fue a visitarlo a la cárcel para ofrecerle su perdón, que la Madre lo había salvado.

Se entrevistó con numerosas personalidades y jefes de estado logrando cambios históricos. Promovió el ecumenismo con las iglesias cristianas y el diálogo interreligioso con otras religiones. Impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud y los Encuentros Mundiales de las Familias. Motivó a una nueva evangelización con nuevo ardor, nuevas expresiones y nuevos métodos. Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones; incorporó cinco misterios al Santo Rosario; enriqueció el concepto de persona enfatizando que cada ser humano, joven, anciano, rico o pobre, pecador o santo, tiene dignidad porque lleva impresa en su alma la imagen invisible de su Creador, y porque el Hijo de Dios, al hacerse uno de nosotros, ha elevado nuestra humanidad.

Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia. Escribió la carta apostólica Tertio Millennio Adveniente para invitar a la Iglesia a prepararse para el ubileo del año 2000. El 1997 lo dedicó a Cristo; el 1998 al Espíritu Santo, y el 1999, a Dios Padre. Llevó a la Iglesia al tercer milenio, abriendo la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y pidiendo perdón por los pecados de la Iglesia a través de la historia. Ese mismo año estableció el Domingo de la Misericordia, y ese mismo día canonizó a sor Faustina, transmisora de la devoción de la Coronilla de la Divina Misericordia.

Falleció el 2 de abril de 2005, víspera del Domingo de la Misericordia. Fue beatificado por el papa Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011. Fue canonizado junto a Juan XXIII por el papa Francisco el 27 de abril de 2014, Domingo de la Misericordia. Su fiesta se celebra el 22 de octubre.

¡Un honor haberlo conocido, una bendición tenerlo en los altares!

Foto: Catholic News Service