Estos tres arcángeles, nombrados en la Biblia, y aceptados en la religión judía, cristiana e islámica, tienen atributos diferentes de acuerdo a su misión. A Miguel se lo representa con armadura, espada y con la balanza del Juicio Final. Su nombre aparece cuatro veces en la Escritura:
- Daniel 10,13: “Y ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia… Nadie me presta ayuda, excepto Miguel, vuestro príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme”.
- Daniel 12,1: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo”.
- En la Carta del apóstol San Judas Tadeo 1,9: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”.
- En Apocalipsis 12,7: “Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón”.
Rafael fue enviado por el Señor para acompañar a Tobías en un viaje para conseguirle esposa y curarla de las garras del demonio (Tobías 3, 16-17). Aquí aparece primero disfrazado en forma humana, como el viajero acompañante del hijo de Tobías, llamándose a sí mismo “Azarías, el hijo del gran Ananías”. Por la misión a la que fue llamado Rafael es el protector de los viajeros, de la salud y del noviazgo. Su nombre significa “Medicina de Dios”. Se le representa con un bastón de viajero y un pez.
A Gabriel se lo representa con un mensaje escrito y/o con una flor blanca. Su nombre significa “Fortaleza de Dios”. Aparece varias veces: al profeta Daniel (Daniel 8,16); luego, al sacerdote Zacarías para profetizar y anunciar el nacimiento milagroso de Juan el Bautista (Lucas 1,19); y finalmente se le aparece a la virgen María para decirle que concebiría y daría a luz un hijo (Lucas 1:26-38). Él reveló que el Salvador se llamaría “Jesús” (Lucas 1:31).
Sobre la fiesta de los tres Santos Arcángeles —se les llama así porque anunciaron mensajes de gran trascendencia—, que se celebra el 29 de septiembre, el Papa Francisco ha dicho que nosotros, como cristianos, compartimos su vocación cooperando juntos en el diseño salvífico de Dios. San Miguel Arcángel es el que lucha contra el demonio y protege a la humanidad de las trampas del maligno. Él nos protege contra la serpiente que nos seduce, nos hace caer y luego nos acusa ante Dios que nos reclama como suyos. Gabriel es el que trae las buenas nuevas; es el que llevó la noticia de la salvación a María, a Zacarías, a José. Él nos recuerda que Jesús vino a salvarnos. Rafael camina con nosotros cuidándonos en nuestro viaje y ayudándonos a no dar el paso equivocado.
Nos invita a hacer una oración a ellos: “San Miguel, ayúdanos en la batalla que cada uno de nosotros tenemos. San Gabriel, tráenos las buenas nuevas de la salvación. San Rafael, tómanos de la mano y condúcenos hacia adelante sin tomar el giro equivocado”. Por: Cruz-Teresa Rosero