La misa en español en la Basílica Regina Pacis (Reina de la paz) se “desborda” de feligreses y las sillas añadidas para acomodarlos no tienen reclinatorios.
En su lugar, la parroquia ha proporcionado pequeñas almohadillas grises en la Capilla de San José, en la planta baja de la basílica. Pero muchos feligreses ni siquiera se molestaron en usarlos el Domingo de Ramos, el pasado 28 de marzo. Se arrodillaron directamente en el suelo, sin preocuparse por el impacto que podrían provocar en las rótulas.
Y es que, hace un año, no pudieron asistir en persona a esta celebración debido a las restricciones del COVID-19. Ahora, los templos pueden llenarse hasta el 50 por ciento de su capacidad en cada misa.
Pero desde hace unas semanas, los sacerdotes de Regina Pacis han notando un aumento de feligreses en la misa en español de las 9 de la mañana, en la nave principal de la basílica.
Aunque en la capilla de la planta baja se ha podido ir acomodando ese “exceso” de fieles, los sacerdotes pensaron en otra forma de acomodar a los feligreses y recién llegados.
“Celebrar otra misa dominical es una excelente oportunidad para la comunidad de asistir a la misa en la nave principal de la basílica”, dijo el padre Gesson Agenis, vicario parroquial asignado a la comunidad de habla hispana. “Por eso decidimos agregar una nueva misa, comenzando el domingo 11 de abril, fiesta de la Divina Misericordia”.
El nuevo horario incluirá misas dominicales en español a las 7:30 a.m. y a las 9 a.m. El párroco, Mons. Ronald T. Marino, dijo que el reciente lanzamiento de las vacunas contra el COVID-19 podría haber estimulado la confianza entre los feligreses y, por lo tanto, este aumento en la asistencia a misa.
Añadió que se está corriendo la voz de que al fin nuestra comunidad puede alimentar su espiritualidad asistiendo a misa en persona.
“Estoy seguro de que no hemos regresado en un cien por ciento a la normalidad”, añadió Mons. Marino, “pero es impresionante ver esta Basílica los domingos. Cuando termina la misa, ves a cientos de personas saliendo de la iglesia. Creo que no son los mismos que venían antes. Me parece que ahora viene mucha gente nueva”.
Bien por ellos
Mons. Marino dijo que la iglesia superior tiene capacidad para unas 500 personas manteniendo el distanciamiento social, y que la capilla puede acoger al menos otras 250, también respetando los protocolos relacionados con la pandemia.
“Es una iglesia muy grande”, dijo el párroco. “Tenemos la basílica superior y la inferior, a la que llamamos ‘Capilla de San José’.
Muchas iglesias tienen espacios de reunión superiores e inferiores. El truco que tenemos aquí es que transmitimos en directo en ambas plantas”.
Mons. Marino describió cómo los que no pueden acceder a la iglesia superior ven la transmisión de la misa en dos televisores y una pantalla de proyección. “Abajo lo pueden ver en vivo, como si estuvieran arriba”, dijo. “Se sientan y se paran sincronizados con los fieles que de la planta alta. La música se escucha perfectamente”.
En la capilla también se distribuye la Comunión. Otras parroquias también buscan alternativas para acomodar a los fieles que quieren oír misa en persona. Por ejemplo, en Our Lady of Sorrows (Nuestra Señora de los Dolores) en Corona, Queens, se ha transmitido la misa por altoparlantes para las personas que no puedan entrar al templo tras llegar al límite de capacidad por el distanciamiento social.
Como los fieles de Regina Pacis, el grupo de Nuestra Señora de los Dolores también se arrodilló sin utilizar las almohadillas, esta vez en los escalones de piedra de la iglesia. Mons. Marino expresó su admiración por los católicos que regresan a misa sin que la pandemia haya llegado a su fin.
“Nuestra comunidad sabe qué hacer”, dijo. “Todas las personas tienen puestas sus mascarillas faciales. Todos se desinfectan las manos en la entrada y respetan el distanciamiento social. No voy a negarme a recibir a los fieles que vienen a misa. Quieren correr el riesgo. Bien por ellos. Nuestro Señor y nuestra Madre los protegen”, concluyó.
Eso es lo que importa
El padre Agenis elogió a los feligreses por ayudar a que funcionen las medidas para acoger a más personas.
“Para mí es un privilegio trabajar con la comunidad de habla hispana”, reconoció. “Siempre están respondiendo cuando se les necesita. Nunca dicen ‘no’ ”.
El padre Agenis es de Haití, por lo que habla francés y creole. Pero aprendió y practicó español en República Dominicana y Colombia como parte de su formación para el sacerdocio.
Los feligreses de Regina Pacis lo ayudan a mejorar su vocabulario, compartiendo las diferencias del idioma en sus distintos países de origen al sur de la frontera con Estados Unidos.
El factor común es que todos profesan su amor a Dios y a la Iglesia Católica. “Todos vienen con sus propias devociones, culturas y costumbres”, dijo. “Nada de eso lo dejaron atrás. Entonces, cuando toda esa diversidad se mezcla, se enriquece. He aprendido mucho de ellos. Y ellos también te inspiran”.
Este Domingo de Ramos, Carlos y Rosario Cortés asistieron a la misa en la capilla junto a sus cuatro hijos: Brandon, de 15 años; Carlos Jr., de 11; Sara, de 10; y Daniela, de 1. Desde hace cinco años, esta familia ha sido parte de la comunidad de Regina Pacis, dijo el padre.
Y añadió que es genial volverlos a ver asistir a misa en persona, ya sea arriba o abajo. Ambas plantas, explicó, son la iglesia. “Eso es lo que importa”, dijo.