En lo que parece ser un camino minado de violencia social en Ecuador, la Iglesia Católica y las Naciones Unidas intentan facilitar el diálogo entre el gobierno del presidente Lenín Moreno y el sector indígena del país.

Hasta ahora, las conversaciones parecen ir por el angosto camino de un acuerdo temporal que dio fin a dos semanas de disturbios callejeros que dejaron el mes pasado por lo menos ocho muertos y cientos de heridos en Quito y Guayaquil, entre otras ciudades.

“La gasolina subió de precio y subiendo el valor de la gasolina todo se pone caro, transporte y artículos de primera necesidad. También les quitó a los empleados del sector público 15 días de vacaciones y un día de sueldo al mes”, nos dijo en entrevista telefónica, el profesor de música, Arturo Migrik, quien salió a las calles de Guayaquil a “levantar la voz para exigir justicia para mi pueblo”.

En medio de las protestas, Moreno trasladó la sede del ejecutivo a Guayaquil para, según él, proteger el centro de Quito. También admitió públicamente que era responsable por la crisis de violencia que atravesó su pueblo y que se dedicaría a “transformar radical y estructuralmente al país”.

“La vida del presidente no es lo más importante, sino el mantenimiento del orden democrático, de la paz, el camino hacia el progreso y poder administrar el país y la crisis de la mejor manera, la más correcta, legal y justa”, dijo Moreno ante la prensa.

Pero también sostuvo que la crisis es parte de un “plan sistematizado” que, según él, tiene como propósito “desestabilizar el gobierno de Ecuador”.

“Uno de los elementos que más lo confirman es la presencia de dirigentes que se denominan la Revolución Ciudadana y la presencia inclusive de Correa”, haciendo referencia al expresidente ecuatoriano Rafael Correa.

Pero los manifestantes en las calles parecían dirigir su descontento en exclusiva a las medidas de Moreno. “El sector más afectado por estas medidas fue el sector agrícola, que se mueve gran parte por los indígenas, entonces ellos paralizaron el país y llamaron a un paro nacional”, puntualizó Migrik, quien nos aseguró que con el alza en el combustible solamente, se vieron afectados todos los sectores, incluyendo el alimento que él puede llevar a la mesa de su hogar.

“Una libra de papá costaba 25 centavos. Desde que sucedió todo esto, la venden hasta en un dólar con 50 centavos”. Migrik insistió que, con un salario básico de 398 dólares al mes, el costo de la vida es insostenible.

El decreto 883, impuesto por el gobierno de Moreno, aplicaba severos ajustes económicos de austeridad en el país, cortó subsidios de mas de 1400 millones de dólares a los combustibles para comenzar a ajustar la deuda que tiene el país con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“Todo esto se debe a que se firmó un préstamo por más de 16 mil millones de dólares con el FMI y todos asumen que una de las condiciones fue esa, tomar nuevas medidas económicas. También han botado miles de personas de sus trabajos en el sector público. Todo esto, después que se firmó con el FMI”, nos dijo Migrik.

Por su parte, el ministro de Economía y Finanzas de Ecuador, Richard Martínez, constató ante la prensa que se seguirán implementando las medidas económicas de austeridad “porque es lo correcto” y señaló que “a las empresas públicas se les exigirá una reducción de gasto de 100 millones de dólares y en el caso de la seguridad social, de 50 millones de dólares”.

Con posibles despidos en el panorama de ajustes financieros, se prevé también la posibilidad de mas brotes de violencia. La Organización de las Naciones Unidas ha decidido intervenir en la crisis junto a la Iglesia Católica para evitar nuevos encontronazos y derramamiento de sangre.

“Confiamos en la buena voluntad de todos para establecer un dialogo de buena fe y encontrar una pronta solución a la compleja situación que vive el país”, señalaba un comunicado oficial de las Naciones Unidas en conjunto con la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.

Pero los retos que implica pagar la deuda al fondo monetario internacional son cuesta arriba. El representante del FMI para el hemisferio occidental, Alejandro Werner y la jefa de la misión para Ecuador, Anna Ivanova, dirigen el plan de reforma económica de Ecuador y señalan que, para salir del fondo, el país deberá impulsar la competitividad y la creación del empleo, proteger a los más pobres con aumentos presupuestarios en el gasto social y favorecer la sostenibilidad fiscal para hacerla más eficiente.  Pero antes, deberá buscar la estabilidad del banco central ecuatoriano.

“El fondo monetario internacional es el único beneficiado, estamos embargados los próximos años, creo que una taza de interés del 30 por ciento”, sostuvo Migrik.

El Papa llama a la paz en Ecuador

El papa Francisco hizo un llamado a la paz durante una celebración especial por la canonización de nuevos santos en el Vaticano.

Francisco hizo el llamado junto a los obispos de la Amazonía quienes estaban en Roma el mes pasado para hablar de la labor de la iglesia para ministrar mejor a los pueblos indígenas de la región, incluyendo a Ecuador.

“Comparto el dolor por los muertos, heridos y desaparecidos. Aliento los esfuerzos por la paz social, con especial atención a las personas más vulnerables, a los pobres y a los derechos humanos”, dijo Francisco.