ROMA (Por Junno Arocho Esteves/CNS)—. El gesto de Jesús de lavar los pies de sus discípulos, una tarea que en esa época era tarea de sirvientes y esclavos, es el que todos los cristianos, especialmente los obispos, deben imitar, dijo el papa Francisco a cientos de reclusos y empleados de una prisión el Jueves Santo.
“El principio de Jesús y el principio del Evangelio” es servir a los demás y no “dominar, hacer el mal o humillar a otros”, dijo el papa el 18 de abril durante su homilía en el Centro Penitenciario Velletri, 36 millas al sur de Roma.
“La iglesia quiere que el obispo imite el gesto de Jesús cada año — por lo menos una vez al año — el Jueves Santo”, dijo. “El obispo no es el más importante (individuo); el obispo debe ser el más grande de los servidores. Y cada uno de nosotros debe ser servidor de los demás”.
El papa Francisco celebró la Misa de la última cena del Señor en la cárcel y lavó los pies de doce presos. Nueve eran italianos y los demás eran de Brasil, Costa de Marfil y Marruecos, según el Vaticano.
Vatican News informó que el correccional alberga a más de 570 prisioneros; de los cuales 60 por ciento no son italianos.
La Misa se llevó a cabo en un sitio que suele utilizarse como teatro; el cual fue revestido con cortinas blancas. El altar, el podio y la estatua de madera de María fueron adornados con flores blancas y amarillas.
Cuando el papa Francisco ingresó al lugar al comenzar la Misa, los detenidos no podían contener su alegría. La solemnidad de la procesión inicial fue interrumpida por aplausos y aclamaciones de los reclusos al ver al pontífice.
En su breve homilía, antes del ritual del lavado de los pies, el papa les dijo a los presos que el gesto de lavar los pies a alguien era una tarea destinada exclusivamente a los esclavos, quienes tenían que lavar los pies de cualquier invitado que llegaba a la casa.
Sin embargo, Jesús, “quien tenía el poder, quien era el Señor, hizo el gesto de un esclavo”, dijo.
“Eso es hermandad; la hermandad es siempre humilde; es estar al servicio (de los demás)”, afirmó el papa.
El papa Francisco también recordó otra lectura del Evangelio en la cual los discípulos discutían sobre quién era el más grande de ellos. La respuesta de Jesús — que el más grande debe servir al más pequeño — “es algo interesante que podemos conectar con el gesto de hoy”, manifestó.
“Nosotros, también, debemos ser servidores. Es verdad que en la vida hay problemas; discutimos entre nosotros, pero debe ser algo pasajero, algo temporal. En nuestros corazones, allí siempre debe estar ese amor por servir al otro, estar al servicio de los demás”, dijo el papa.
Después de la Misa, María Donata Iannantuono, directora de las instalaciones del correccional, agradeció al papa Francisco por su visita. Además, varios presos y empleados del reclusorio le entregaron regalos y cartas.
Cuando el papa salía del teatro, los reclusos le gritaron “Viva el papa” (“Larga vida al papa”) y aplaudieron fuertemente.
El papa Francisco ha convertido en tradición el celebrar el Jueves Santo con personas que no pueden venir al Vaticano o a la basílica de san Juan de Letrán para las conmemoraciones.
La Misa del 18 de abril fue la quinta vez que el papa Francisco celebró la Misa de Jueves Santo en un centro de detenciones.
En su primer año como pontífice en 2013, escogió un centro penitenciario de jóvenes para conmemorar el Jueves Santo. Al año siguiente, lavó los pies de personas con severa discapacidad física en un centro de rehabilitación. Seguidamente lo hizo a hombres y mujeres detenidos en la cárcel Rebibbia de Roma en 2015, luego a refugiados en 2016, a presos en una cárcel en la ciudad italiana de Paliano en 2017 y a prisioneros en la cárcel “Regina Coeli” de Roma en 2018.