El acertijo del 2020 en medio de tormentas, pandemias e incendios

Mientras ardían las llamas en el oeste y nevaba prematuramente en la región central, una serie de tormentas azotaba al sur, severas inundaciones destruían poblados y llanuras desde las Dakotas hasta Maryland, y el suroeste resistía semanas consecutivas de temperaturas récords de calor.

Por años, hemos obviado estos cambios en el comportamiento climático, pero el 2020 se ha encargado de borrar cualquier duda de que el calentamiento global es un tema serio y en Estados Unidos, el fin del verano nos dejó el primer sinsabor de lo que se podría avecinar. “No hay debate que valga en cuanto a cambio climático.

Solo vengan a California. Observen con sus propios ojos. Esto es una emergencia climática”, dijo compungido ante la prensa el gobernador de ese estado, Gavin Newsom, mientras recorría el mes pasado las áreas devastadas por cientos de incendios.

Y no solo en California, sino también en Oregón y el estado de Washington. En el este y el norte, el problema es el creciente nivel del mar en las costas y el azote de tormentas que traen consigo más inundaciones.

Entonces nos preguntamos: ¿a dónde iremos para escapar de estos desastres? ¿Habrá una migración poblacional de las áreas más afectadas hacia lugares más seguros?

La respuesta quizás radica en los mapas recientemente creados con información de la firma analítica de datos, The Rhodium Group, a la par de las proyecciones del Servicio Forestal de Estados Unidos y otros hallazgos climáticos publicados por The Proceedings of the National Academy of Science (Actas de la Academia Nacional de la Ciencia), que señalan que la nación se encuentra en la cúspide de una gran transformación.

El estudio sugiere que, a lo largo y ancho de EE.UU., unos 162 millones de personas, o una de cada dos personas, verá un declive en la calidad del ambiente donde vive, ya sea más calor o menos agua, en los próximos diez años.

De acuerdo a este estudio, los cambios serán particularmente más severos para unos 93 millones de habitantes del país, y para el año 2070, si las emisiones de carbono continúan escalando, por lo menos 4 millones de personas se encontrarán subsistiendo marginados en lugares no idóneos para la vida humana.

Los datos fueron compilados en una serie de artículos sobre migración global climática, publicados por la revista The New York Times y ProPublica bajo el auspicio del Centro Pulitzer, en los que fueron entrevistados climatólogos, meteorólogos, ingenieros forestales, sociólogos y hasta planeadores urbanos.

El principal hallazgo fue que, entre las tormentas, incendios y pandemias, se comienzan a ver movimientos de millones de personas en busca de refugio.

Estos llamados “refugiados climáticos” huyen de las regiones devastadas por los desastres naturales y se comienzan a trasladar a nuevos rumbos a nivel global e incluso en Estados Unidos.

Un estudio de la Asociación de Economistas de Recursos y Ambiente sugiere que uno de cada 12 habitantes del sur del país se trasladará hacia California, la zona central montañosa o el noroeste en los próximos 45 años debido a influencias climatológicas.

El proceso migratorio, según la publicación, ha comenzado ya en las zonas rurales de Luisiana y en las costas del estado de Georgia, donde las comunidades indígenas y de bajos recursos que se quedan atrás, enfrentan los cambios climatológicos, pobreza extrema y pésimas condiciones de salud.

Y es que aquellos con los medios económicos para hacerlo, serán los que migren. Los rezagados quedan atrapados en medio de una región y un gobierno local que ya no podrán ofrecerle seguridad, recursos ni apoyo.

Ahora que nos encontramos de frente a los estragos de los cambios, las consciencias han ido cambiando y según estadísticas, la mitad de los estadounidenses considera que el clima es una prioridad política en 2020 y tres de cada cuatro describen el cambio climático como una “crisis” o un “problema serio”.

Una encuesta de las universidades de Yale y George Mason halló que la visión de los republicanos que negaban el fenómeno ambiental está cambiando. Uno de cada tres ahora opina que el cambio climático debería ser declarado una emergencia nacional.

De la Catedral de Cristal a la Catedral de Cristo

NUEVA YORK—. Anticipándose a la esperada inauguración de las obras de renovación de la Catedral de Cristo en el Condado de Orange, el obispo Kevin Vann ha declarado un “Año Santo de Preparación” antes de la dedicación de la Catedral el próximo verano.

La proclamación de Vann se produjo durante una misa el pasado 29 de junio, donde emitió un decreto formal para que “a nadie se le niegue la oportunidad de participar en este esfuerzo histórico de una manera tangible”.

La dedicación de la Catedral tendrá lugar el 17 de julio de 2019 y se convertirá en el nuevo sede episcopal para la diócesis de más de 1,5 millones de católicos.

La Catedral de Cristo ocupará el edificio antiguamente conocido como Catedral de Cristal, diseñado por el arquitecto estadounidense Philip Johnson, y tiene capacidad para 2,736 personas. (CNS/cortesía de la diócesis de Orange)

“Después de años de planificación, oración y fe, y debido al arduo trabajo, la diligencia y la dedicación de muchos, nos encontramos, por la Providencia de Dios, acercándonos rápidamente a la finalización de la renovación de la Catedral de Cristo”, dijo Vann.

“Me sentiría muy complacido si los fieles estuvieran ardiendo por Nuestro Señor y Salvador Jesucristo y que su Santo Nombre esté siempre en nuestros labios mientras preparamos este lugar para Cristo para siempre”, continuó.

El decreto incluye un deseo declarado de que “todas las personas de buena voluntad” entren en un “espíritu de oración” por los trabajadores a cargo de las renovaciones, para que el proyecto permanezca dentro del presupuesto, para que otros benefactores se presenten, y para que el campus sea el acogedor espacio para “un encuentro con Cristo”.

El decreto de Vann también incluye una exhortación a los católicos dentro de la diócesis para que asistan a la adoración eucarística regular y a la misa entre semana durante el transcurso del próximo año, así como para ofrecer oraciones especiales por las almas en el purgatorio.

Anteriormente conocida como la Catedral de Cristal, en 2012 la diócesis de Orange compró el edificio y sus propiedades aledañas por $ 57.5 millones tras la quiebra de Crystal Cathedral Ministries, una congregación protestante de la Iglesia Reformada en América.

Terminado en 1981, muchos consideran la icónica estructura de cristal como uno de los proyectos arquitectónicos más ambiciosos y notables de finales del siglo XX.

Desde la compra de la propiedad, la diócesis se ha embarcado en una importante revisión para que sea más adecuada para las liturgias católicas. Las renovaciones de cerca se presupuestan en $ 72 millones.

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Este artículo fue originalmente publicado en inglés en Crux.

Estados Unidos se retira del Acuerdo de París

EL PRESIDENTE DONALD TRUMP decidió retirarse del histórico acuerdo de París, que había forjado una alianza histórica de 195 países dispuestos a proteger el planeta contra el cambio climático.

Foto: Catholic News Service
Foto: Catholic News Service

El anuncio de Trump dejó en claro que rompía la alianza porque consideraba que el pacto era “debilitante, desventajoso e injusto para Estados Unidos”. Se abandonaba así la lucha colectiva por contrarrestar uno de los problemas más alarmantes de nuestra generación: el cambio climático mundial.

“Para cumplir mi solemne deber de proteger a Estados Unidos y sus ciudadanos, Estados Unidos se retirará del acuerdo climático de París”, anunció Trump desde los jardines de la Casa Blanca. “Fui elegido para gobernar a Pittsburgh, no a París”.

Irónicamente, el alcalde de Pittsburgh (Pensilvania), Bill Peduto, respondió al comentario de Trump casi de inmediato en su cuenta de Twitter, señalando que “como alcalde de Pittsburgh, puedo asegurar que seguiremos los estatutos del acuerdo de París por nuestro pueblo, nuestra economía y nuestro futuro”.

El ex presidente Barack Obama, quien fue uno de los propulsores principales del acuerdo, fue también uno de los primeros en reaccionar a la decisión de Trump.

“Aunque este gobierno se une a un pequeño puñado de países que rechazan el futuro, confío en que nuestros Estados, empresas y ciudades darán un paso al frente y harán aún más para liderar el camino en la lucha contra el cambio climático”, indicó Obama en un comunicado.

Por su parte, el director de la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt, dijo en conferencia de prensa desde la Casablanca que la decisión de Trump había sido “valiente”, y añadió que “no hay razón para que pidamos disculpas como país”. Pruitt no respondió a la insistente pregunta de la prensa en cuanto a si Trump creía o no en el cambio climático como un fenómeno comprobado científicamente.

Trump aseguró que su decisión fue basada en sus promesas de campaña de proteger a los trabajadores de la industria del carbón y de hacer a América grande otra vez. Pero muchos de los grandes empresarios que figuraban en la lista de asesores de Trump, aseguraron que no están de acuerdo con la decisión del presidente ya que traerá consecuencias contraproducentes para todos. El multimillonario creador de Tesla y SpaceX, Elon Musk, anunció su salida de los dos comités en los que actuaba como asesor para Trump. “Abandono los consejos presidenciales. El cambio climático es real.

Dejar el acuerdo de París no es bueno ni para América ni para el mundo”.

Asimismo reaccionó el presidente de Microsoft, Brad Smith. “Estamos decepcionados con la decisión de abandonar el acuerdo de París. Microsoft mantiene su compromiso de hacer lo que esté en nuestro alcance para lograr sus objetivos”.

El gobernador de California, Jerry Brown, dijo que la decisión es “mala tanto en aspectos económicos como ambientales”, y advirtió que California y otros estados se mantendrán a favor del medio ambiente.

Hay quienes también opinan que esta movida de Trump es otra maniobra estratégica por deshacer los tratados y logros emblemáticos de la administración Obama en pro del medio ambiente. “Estas acciones son un asalto a los valores estadounidenses y ponen en peligro la salud, la seguridad y la prosperidad de todos los estadounidenses”, dijo Tom Steyer, presidente de NexGen Climate, en un comunicado. “Trump está destruyendo deliberadamente programas que crean puestos de trabajo y garantías que protegen nuestro aire y agua, todo en aras de permitir que los contaminadores corporativos se beneficien a nuestra costa”.

Fueron varios los legisladores republicanos que trataron de convencer a Trump de mantener a Estados Unidos en el acuerdo, advirtiendo que retirarse del mismo podría traer consecuencias irreparables para el país más poderoso del mundo. Ante el anuncio del presidente, señalaron que esta movida va a “debilitar el liderazgo estadounidense en el mundo”.

“Esto será interpretado como una declaración de que el cambio climático no es un problema, que no es real. Será malo para el partido y para el país”, advirtió el republicano de Georgia, Lindsey Graham.

El retiro del acuerdo deja a Estados Unidos en compañía de Siria y Nicaragua como los únicos países que no forman parte del pacto mundial de reducción de emisiones de carbono que se firmó en diciembre de 2015.