La disciplina sacerdotal… y la de las artes marciales

El padre Peter Purpura es el actual rector de la Catedral Basílica de St. James en Brooklyn. Es un hombre dedicado al deporte, desde hace cinco años practica Muay Thai, un arte marcial mixta.

La vida del padre Peter Purpura siempre estuvo marcada por su fe. Es el quinto de siete hermanos, y creció en un hogar con arraigada tradición católica. Nació el 1o de agosto de 1981 en Breezy Point, en Queens. Estudió la primaria en la Academia Católica San Francisco de Sales en Belle Harbor, luego estudió en la Escuela Secundaria Archbishop Molloy en Briarwood, e ingresó a la Escuela de Negocios en la St. John’s University.

Precisamente estando en la universidad tomó la decisión de ingresar al seminario. Pero la idea de ser sacerdote había empezado mucho antes: “En la escuela secundaria nació la idea de ser sacerdote, pero no estaba completamente convencido. Ya en la universidad este pensamiento volvió más fuerte, era algo que me dominaba, que no podía dejar a un lado”.

“Las personas me preguntaban si iba a ser sacerdote, si estaba considerando el sacerdocio, las cosas pasaban internamente, pero las personas podían notarlo. Lo hablé con un sacerdote que era mi mentor, oré mucho y tomé la decisión de ingresar al seminario, pero con la idea de darme cuenta de que el sacerdocio no era para mí y regresar a casa, pero no fue así y encontré que era mi vocación”.

Ingresó en 2001 a Cathedral Seminary House of Formation en Douglaston y fue ordenado como sacerdote en 2007 en la Catedral Basílica de St. James en una ceremonia oficiada por Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn.

Su primera misa fue en Santo Tomás Moro en Breezy Point, su parroquia. Allí fue bautizado, hizo la primera comunión y recibió la confirmación. La comunidad pudo participar en la Eucaristía celebrada por uno de sus hijos. “Esa parroquia es un lugar especial para mí”.

“Tuve unos primeros años de sacerdocio poco usuales. Los primeros dos años como sacerdote los pasé en Roma estudiando, en mi tercer año de sacerdocio, cuando regresé, tuve una asignación de tiempo completo en una parroquia”.

Estuvo dos años en Nuestra Señora de la Esperanza en Middle Village, Queens, como vicario parroquial y luego regresó a Roma. En 2015 regresa a Nueva York y es asignado a la Catedral Basílica de St. James como rector. “Me considero un privilegiado, pero a la vez estar aquí es un reto. Le agradezco a Mons. DiMarzio permitirme estar aquí, es una gran experiencia, particularmente es un desafío como persona y como sacerdote y doy gracias por eso”.

En los ratos libres al padre Purpura le gusta compartir con sus amigos, pero hay algo que se puede ver al hablar con él: su físico, sus más de seis pies de altura y su apariencia física demuestran que es una persona que practica deporte. “Desde hace cinco años practico Muay Thai, que es un arte marcial mixta, un estilo de boxeo tailandés. Mucha gente se sorprende al saber eso”.

“Lo interesante de este deporte es que me conecta con otro ambiente y en otro nivel de relaciones, nadie se imagina a un sacerdote practicando este deporte. Es un desafío físico”.

El ranking de los luchadores en este deporte se mide por el número de peleas. “Nunca he peleado, solo entreno, soy sparring para personas que se preparan para pelear, pero no creo que tenga que probar algo peleando, lo hago más para entrenarme. Algo que me gusta mucho de este arte marcial es la disciplina y el respeto”.

“Cuando vas a aprender un arte marcial debes tener a alguien que te enseñe. En el gimnasio hay alguien que nos enseña, alguien de quien debemos aprender; eso mismo pasa en la fe, hay alguien que nos enseña, nos estructura y nos guía cuando aprendemos a rezar o aprendemos de la fe, creo que esta analogía es muy importante”.

Al padre Purpura también le gusta el béisbol, el fútbol y esquiar, es fanático de los Yankees y del Manchester United de Inglaterra. “La primera vez que fui a un estadio a ver fútbol en vivo fue en Roma, en 2004, un partido entre Roma de Italia y Villarreal de España, pero me gusta más el fútbol inglés”.

Para el padre Purpura lo mejor de ser sacerdote es “la oportunidad de entrar a la vida de las personas como sacerdote. Somos parte de la vida de muchas personas, de colegas y amigos, pero creo que entrar en la vida de estas personas como sacerdote es algo hermoso; brindarles esperanza a las personas en momentos de dificultad y compartir sus momentos de alegría”.

De la siembra dependerá la cosecha

“Educa a los niños y no será necesario castigar a los hombres”, reza la frase célebre de Pitágoras, el gran filósofo y matemático griego. Es un consejo muy práctico hoy día, cuando la norma parece ser cero reglas, cero disciplina y cero expectativas en cuanto a la crianza de los hijos.

Foto: catholic News Service. Jóvenes voluntarios se lavan las manos antes de servir la cena en el Centro de Atención al Migrante Deportado en Nogales, Estados de Sonora, México.
Foto: catholic News Service.
Jóvenes voluntarios se lavan las manos antes de servir la cena en el Centro de Atención al Migrante Deportado en Nogales, Estados de Sonora, México.

La primera parte de la frase del filósofo —“educa a los niños”— se ha convertido en una misión casi imposible en nuestra sociedad actual. Hoy pareciera que los chicos están creciendo sin reglas — sobre todo durante las vacaciones. Las vacaciones, por supuesto, son un tiempo de descanso, pero no deben ser sinónimo de desorden o falta de propósito. Los chicos deben tener una rutina diaria con deberes y esparcimiento que deberían seguir incluso con horario para dormir.

Cuando usted, padre lector, no establece una disciplina para sus hijos, el mensaje que ellos reciben es que usted no espera nada de ellos. Disciplina no como corrección o castigo, sino más bien como la forma constante de hacer algo que los llevará a tener buenos hábitos o resultados.

Si usted desde pequeños acostumbra a sus hijos a seguir reglas con sus respectivas consecuencias, ellos entenderán lo que usted espera de ellos. Por ejemplo, si hoy su niño tiene en su horario media hora de lectura, el niño sabrá que al final del día usted le preguntará por la lectura del libro.

Así se fomenta el sentido de responsabilidad, una cualidad que falta cada día más en las aulas. El 90% de las veces que mis alumnos no traen las tareas hechas me explican que no la hicieron porque “mi mamá no me la dio”.

La clave del asunto está en que nadie puede dar lo que no tiene. Para poder criar hijos responsables con una vida disciplinada, necesitamos empezar por nosotros mismos. Con nuestro derecho de ser padres también adquirimos los deberes de ser padres y lo primordial es criar y formar hijos para que mañana sean seres productivos y responsables en la sociedad. Y así, como concluye Pitágoras su frase, “no será necesario castigar a los hombres”.

¿Disciplina estricta o permisividad?

CUANDO PIENSO EN LOS MÉTODOS de disciplina que vemos hoy, me cuestiono lo que es lo que está pasando con nuestra niñez. ¿Será que la disciplina, la organización, la rutina, los hábitos y las responsabilidades relacionadas con la educación de los hijo

Foto: Catholic News Service
Foto: Catholic News Servics ya no importan?

No puedo comparar mi educación o formación con la que vemos hoy día. Crecí y me eduqué en otra cultura, con otros valores y bajo circunstancias muy diferentes a las de muchos niños de hoy. Las figuras de autoridad que podían corregirme no se limitaban a mamá y papá: las tías, los abuelos y hasta los padrinos podían llamarnos la atención si nos atrevíamos a faltar el respeto a nuestros mayores, a los sacerdotes o a los maestros.

Sin embargo, hoy día y en la sociedad que vivimos donde todos, empezando por los niños, tienen derechos y opciones, a veces la educación y la disciplina parecen estar contrapuestas.

Entre las cosas que veo cada día en mi campo de trabajo, es que los chicos llegan a la escuela a la hora que quieren, pueden comer a la hora que gusten y pueden hacer la tarea que gusten con toda libertad.

¿Y qué tiene de malo que los chicos de hoy día tengan esas “libertades” que nosotros no tuvimos?

Cuando no hay una estrategia de disciplina, cuando los alumnos llegan tarde a la escuela o comen a la hora que les dé hambre, los chicos crecen con la idea errónea de que ellos pueden asumir u olvidar sus responsabilidades cuando así lo decidan. Empiezan a creer que el mundo entero gira alrededor de ellos. Esto a la larga crea una cultura de irresponsables en el campo laboral.

¿Es eso lo que queremos de nuestros hijos? ¿Queremos formar personas que hagan siempre lo que quieran y no lo que requiera responsabilidad diaria?

Empezamos desde pequeños a formar hábitos, a criar seres responsables, con el conocimiento de sus deberes, derechos y responsabilidades, que saben desde pequeños que la escuela o la tarea no son opciones, sino obligaciones.

Los dobles mensajes a edad temprana van creando ideas erróneas. Como padres debemos tener claro los puntos más importantes de la crianza de nuestros hijos. Los valores que queremos que sean su norte a seguir cuando vayan creciendo.

Nunca es demasiado temprano para empezar a educar. La educación temprana existe por muchas razones, y la primordial es que cuanto más pequeños sean los niños, más rápido aprenden.