WINDSOR TERRACE — El párroco de la iglesia más cercana a la torre de condominios derrumbada en Surfside, Florida, expresó su gratitud por las muchas personas y organizaciones que se han acercado para ayudar a las familias de las víctimas que aún están atrapadas entre los escombros.
“Todo el mundo quiere ayudar. Todo el mundo quiere donar cosas y poder ayudar, especialmente a los familiares de estas familias ”, dijo el 30 de junio a Currents News el padre Juan Sosa, párroco de la Iglesia San José en Miami Beach.
El colapso del condominio Champlain Towers South de 12 pisos el 24 de junio fue particularmente devastador para la comunidad de la iglesia de San José; ocho familias que son miembros de la congregación se encuentran entre los desaparecidos.
“En este momento, una persona llamó a la iglesia para proporcionar dos apartamentos, muy cerca del edificio”, dijo el padre Sosa. “Y entonces estamos contactando a algunas de las 35 [personas de la sección no colapsada] que pudieron irse, en caso de que quieran usar esos apartamentos. Eso es genial. Caridades Católicas está presente en todas partes. Así que lo estamos haciendo lo mejor que podemos”.
Al 1 de julio, el número de muertos era de 18, con 145 personas desaparecidas.
El padre Sosa dijo que el número de desaparecidos de su iglesia podría ser mayor.
“Solo ocho [familias] están recogidas en el registro de residentes original. Luego tienes amigos”, dijo, explicando que las familias podrían haber tenido personas como huéspedes, quedándose en los condominios durante el verano con ellos.
“Conozco a una pareja cuyo hijo no vive allí pero pasa una semana con sus padres. Además, como se puede imaginar, recibimos muchos visitantes de otras partes de Estados Unidos”, dijo.
El padre Sosa pudo ver de cerca la devastación que siguió al colapso.
“Estuve bastante cerca esa misma mañana en mi caminata matutina. Conocí a feligreses, que estaban muy cerca de la playa, exactamente a una cuadra de distancia”, dijo. “Y pudimos tomar algunas fotografías. En ese momento fue un shock, más que cualquier otra cosa “.
En un momento tan horrible, la parroquia está usando el poder de la oración para ayudar a las personas a sobrellevar la tragedia, dijo el pastor.
MIAMI BEACH, Fla. (Tom Tracy/CNS) — La parroquia St. Joseph está viviendo la crisis del colapso del condominio de Surfside de una manera tristemente más íntima.
Ninguna otra casa de culto cristiana está tan cerca de la zona cero de Champlain Towers South como St. Joseph. Lo que queda de la torre que se derrumbó y la que aún sigue en pie se pueden ver fácilmente a lo lejos desde el recinto de la iglesia.
Pero está además la conexión humana, y es que esta semana su párroco, el padre Juan Sosa, ha informado que aún se desconoce del paradero de 10 familias de feligreses de esta parroquia que vivían en el lugar del siniestro, y que dos familias que no estaban en el edificio en ese momento están a salvo.
Es posible, dijo el padre Sosa, que otras familias que vivían en Champlain Towers South y que iban informalmente a St. Joseph puedan estar entre los desaparecidos, ya que el área es conocida como un lugar balneario lleno de alquileres vacacionales a corto plazo y visitantes internacionales de América del Sur y otros lugares.
“Además, hay muchos que solían venir los fines de semana desde otras partes de Miami que han participado con nosotros, por lo que estamos muy conmovidos por la idea de que toda la comunidad esté unida y orando junta”, dijo el padre Sosa a los medios de comunicación el 25 de junio, justo antes de celebrar una misa matutina para los desaparecidos, sus familiares y amigos.
“Para nosotros es muy importante tener algo que hacer en este momento para traer esperanza a esa gente”, dijo el sacerdote, quien ha sido párroco de St. Joseph durante 11 años y estaba familiarizado con Champlain Towers.
“He visitado el lugar muchas veces y he ido a cenar con algunos de esos miembros que están desaparecidos”, dijo el padre Sosa, recordando cuando se dio cuenta por primera vez de que los edificios se habían derrumbado.
“Fue horrible porque no sabía exactamente en qué parte del edificio vivían muchas de esas familias, pero aparentemente las 10 familias estaban en esa parte del edificio que se derrumbó, y algunos de los que están bien vivían en el edificio (que ha quedado)”.
Dijo que tiene la esperanza de que algunas de las 10 familias desaparecidas andaban de vacaciones en el momento del colapso.
A lo largo de los años dijo que se ha encontrado con residentes de Champlain Towers mientras caminaba y hacía ejercicio. Los senderos para caminar a lo largo del océano detrás de Champlain Towers y otros edificios en el área son muy utilizados para caminatas.
“Es como una comunidad formada por la necesidad de hacer ejercicio, y algunas personas me detenían y me pedían una bendición”, dijo.
El padre Sosa visitó el centro de reunificación familiar en el cercano Centro Comunitario de Surfside dos veces al día después del derrumbe y tuvo la oportunidad de asesorar a algunas de las familias católicas allí.
También ha abierto el estacionamiento de su parroquia para equipos de voluntarios y de búsqueda y rescate que están trabajando en el sitio. Desde Kendall, Florida, el ministerio de Santa Águeda para las personas sin hogar llegó a la parroquia a principios del 26 de junio con agua y otros suministros para los equipos de búsqueda y rescate y sus perros.
El viento, la lluvia y los incendios en el lugar del derrumbe han obstaculizado los esfuerzos de búsqueda y rescate. Para el 28 de junio, 152 personas seguían desaparecidas, y autoridades habían confirmado nueve muertes.
Algunas de las familias sobrevivientes han dicho a los medios de comunicación que la crisis no terminará para ellos hasta que reciban noticias del estado de sus seres queridos.
“Soy optimista pero estoy triste por esta horrible situación. Me recuerda al 11 de septiembre de 2001, pero quiero mantener viva la esperanza de que rescatarán a más personas como rescataron al niño que vimos en la televisión”, dijo el padre Sosa.
Su mensaje para los afectados por la crisis es mantener la esperanza y “mantener el corazón en el que nos puede dar la oportunidad de ver a nuestros seres queridos, que es Dios. Mantengan el corazón abierto para poder sentir y experimentar, en medio del dolor, la presencia sanadora del Señor”, dijo el padre Sosa.
“Ojalá podamos seguir trabajando juntos para ayudar a los necesitados y apoyar a nuestros equipos de rescate, así como a las muchas personas en el centro de Surfside y otros lugares que se relacionan entre sí de una manera que antes no se relacionaban”, agregó. “Ahora, de alguna manera, estamos todos juntos tratando de aliviar la situación y el dolor causado por esto”.
De un lado del país, los incendios devoran todo a su paso, dejando una estela de destrucción y cenizas. En el sur, devastadoras lluvias parecen consumir regiones enteras con catastróficas inundaciones que han reclamado decenas de vidas y miles de hogares que yacían sumidos en el lodo.
Como si fuera poco, el mal del Zica se ha propagado en el sur de la Florida con 14 casos reportados de transmisión local de mosquitos en las áreas de Miami Beach y Winwood, del condado de Miami-Dade, según el reporte oficial del Centro del Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
Con alertas para viajeros al sur de la Florida, el CDC advierte que mujeres embarazadas, planeando tener un bebé o que están amamantando, deben abstenerse de ir a esta región y de hacerlo, necesitan protegerse utilizando repelentes de insectos registrados en la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés). Las autoridades implementaron una campaña de fumigación en los vecindarios afectados y han advertido a residentes y visitantes que es imperativo mantener áreas libres de aguas estancadas.
A nivel nacional, Nueva York encabeza la lista de casos asociados a viajeros que contrajeron la enfermedad en el extranjero y desarrollaron el mal a nivel local con 579 contagiados, de acuerdo a las cifras del CDC. Florida ocupa el segundo lugar con 405 casos y California figura en tercer lugar con 137.
Pero las calamidades también resuenan en diferentes latitudes de Estados Unidos con los efectos de un clima errático que arremete contra el oeste con gigantescos incendios que han consumidos hasta ahora más de 100, 000 acres y han reducido a escombros miles de hogares.
En Luisiana, catastróficas inundaciones dejaron un saldo de al menos 13 muertos, miles de damnificados y más de 40, 000 hogares con danos, según reportes oficiales. Las lluvias se prolongaron por más de 72 horas corridas en Baton Rouge, capital del estado, donde las autoridades estiman que el 75% de las propiedades están afectadas por las inundaciones.
Según la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, FEMA, unas 86.500 personas se han registrado en la lista de pedidos de asistencia.