Políticas públicas para una sociedad más humana

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO:

En mis estudios de maestría y doctorado en trabajo social, me especialicé en política pública. A principios de los años ochenta, cuando comencé a estudiar política pública, los diversos factores de influencia eran básicamente los mismos de hoy en día. Sin embargo, la proporción ha cambiado considerablemente. Hay tres ramas de gobierno a nivel federal: legislativo, ejecutivo y judicial. Las tres influyen enormemente en la política pública. Pero al parecer, en la actualidad la Corte Suprema tiene mayor influencia en la decisión de temas controvertidos. En los niveles estatal y local, funciona el mismo equilibrio de poderes.

Aparte de los grupos de reflexión (think tanks en inglés), las universidades y las organizaciones sin fines de lucro, la opinión pública —que está muy influenciada por la prensa y la televisión, YouTube y otras redes sociales— también influye en la implementación de políticas públicas. Con frecuencia afirmo que la libertad de prensa y de religión se mencionan en el mismo párrafo de la Primera Enmienda (Enmienda I) de la Constitución de Estados Unidos: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios”.

Migrant farmers with visas harvest romaine lettuce in King City, Calif., April 17. (CNS photo/Lucy Nicholson, Reuters) See WASHINGTON-LETTER-TPS July 27, 2017.
Jornaleros con visas cosechan lechuga en King City, California. Foto: CNS/Lucy Nicholson, Reuters.

¿Por qué estas dos cuestiones tan importantes se mencionan en el mismo párrafo? Mi hipótesis es que ambas están comprometidas con la verdad. Si la religión no expone la verdad sobre Dios y los seres humanos, es falsa. Si los medios no informan la verdad, tampoco son dignos de esa libertad asegurada.

Recientemente hemos estado escuchando la frase: “noticias falsas”. Permítanme ponerles un ejemplo personal relacionado con “noticias falsas”. Hace varios meses, fui acusado de ofrecer un soborno a una funcionaria público para que suspendiera la prescripción de acción penal (statute of limitations en inglés) en casos de abuso sexual relacionados con la Iglesia Católica y su capacidad para continuar nuestra misión.

El periódico llamó para confirmar la veracidad de la información y se envió una carta a través de nuestro abogado alegando que la acusación era evidentemente falsa, junto con la declaración jurada de un testigo que estuvo “presente” cuando el presunto soborno habría tenido lugar, afirmando que esto nunca había sucedido. Aun así, el Daily News publicó en primera plana un titular que decía: “Funcionaria pública de N.Y. afirma que el Obispo de Brooklyn intentó sobornarla con el fin de anular un proyecto de ley en casos de niños abusados sexualmente; la Diócesis declara que su alegación es una ‘falsedad flagrante’ ”. Este es un buen ejemplo de “noticias falsas”.

Hace poco escuché una noticia donde explicaban que los medios de comunicación ya no se toman la molestia de verificar los hechos a la hora de cubrir un reportaje, porque les lleva demasiado tiempo y es más costoso. Contrario a la manera en que trabajaban antes, ahora la premura obliga a los medios a simplemente reproducir lo que se dice, sin verificar las fuentes ni la veracidad de los hechos.

Hay dos áreas de la política pública que hoy en día son influenciadas de diversas maneras por los artífices de las políticas públicas, pero particularmente por los medios de comunicación.

Una de ellas es la Ley de Cuidados de la Salud Asequibles (ACA, por sus siglas en inglés), también llamada Afordable Care Act u Obamacare. Una vez fui blanco de crítica en público por decir que haberla nombrado Obamacare le daba una fuerte carga política. Poco después la ley fue promulgada y el término Obamacare se puso de moda. Ahora estamos volviendo a llamarla Afordable Care Act, la cual el Presidente Trump y el Partido Republicano se han comprometido a derogar con o sin reemplazo. La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) ha instado a que la ACA no sea derogada sin un reemplazo que ampare a los pobres y vulnerables —incluyendo a los inmigrantes— y proteja a las futuras generaciones y apoye los derechos a la libertad de conciencia.

La asistencia médica es un tema complejo de política pública. La primera premisa para nosotros como cristianos católicos es que la salud es un derecho humano básico, como mismo lo son la alimentación, la vivienda y la educación. Estos son tres elementos básicos para una existencia humana digna que las sociedades modernas deben garantizar a sus ciudadanos.

La atención médica se ha vuelto muy enrevesada y costosa; y es porque se ha convertido en una mercancía para generar beneficios. La atención médica se está haciendo cada vez más inasequible porque las compañías de seguros deben no sólo proporcionar, sino también obtener beneficios. Hemos inventado un formidable intermediario que está conduciendo la política pública más allá de la influencia de los medios de comunicación.

Los seguros de salud surgieron como organizaciones sin fines de lucro formadas por líderes comunitarios, encargados de crear entidades de seguros que asistieran a los miembros de la comunidad. Sin embargo, esto se ha transformado en enormes conglomerados aseguradores que son responsables ante los accionistas de producir una ganancia. Si bien no estoy en contra del sistema capitalista, en este caso parece que algo ha fallado.

La mayoría de las personas recibe sus planes de salud a través de sus empleadores. En cambio, quienes no lo reciben de esta manera, deben confiar en el seguro privado o los intercambios subsidiados por el gobierno como parte de la ACA, que ahora no estará disponible en algunos estados porque las compañías de seguros no pueden obtener ganancias de la A ordable Care Act. La ACA, y aquí la llamo Obamacare, fue aprobada sin la debida consideración de muchas cuestiones problemáticas. El análisis cuidadoso de cómo podemos ofrecer este derecho humano básico debe ser estudiado con la colaboración de los dos partidos… y no solo del que está en el poder o de la oposición.

Otra cuestión que también evidencia este método insustentable de definir políticas públicas es la reforma migratoria. En 1986, comencé a trabajar en Washington, DC, para la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y durante esos años se aprobó la reforma de 1986 con el apoyo y la cooperación bipartidista. Desafortunadamente, debido al incumplimiento de las sanciones penales para el empleador que forman parte de esa reforma, nos encontramos en una situación peor que en 1986.

La clave del problema de la migración ilegal es cómo se hacen cumplir la ley en los centros de trabajo. Si no hubiera puestos laborales para los extranjeros indocumentados, no vendrían; como vimos durante la recesión económica de hace algunos años. Hoy vemos soluciones insostenibles, como la construcción de un muro. El problema no está en las fronteras o los límites; el problema está en el lugar de trabajo. Si empezáramos a hacer cumplir las sanciones penales para los empleadores, de modo que no atrevieran a contratar a ninguna persona “por la izquierda”, sin deducir los impuestos, casi estaríamos resolviendo, de la noche a la mañana, el problema de la llamada migración ilegal.

Lo que sí es un hecho es la migración de trabajadores indocumentados, ya que evidentemente los necesitamos. De alguna manera el mensaje que ha llegado a los medios de comunicación desde el poder ejecutivo es que cuando se deporte a todos estos indocumentados, sus puestos de trabajo serán fácilmente ocupados por ciudadanos estadounidenses. La mayoría de los economistas no estaría de acuerdo con esta comprensión tan simplista del mercado laboral segmentado, pero siempre habrá quienes ocupen las posiciones menos remuneradas y quienes tengan los mejores puestos de trabajo.

Es lamentable que actualmente nuestra política pública esté menos influenciada por la investigación reflexiva que por la opinión pública formada por los medios de comunicación, que han renunciado a su misión de informar sobre la verdad de un asunto. Puedo afirmar que se trata de un fenómeno mundial, que no se limita a los Estados Unidos. Cuando participé en la Comisión Mundial sobre Migración Internacional, auspiciada por las Naciones Unidas, nuestras reuniones abarcaron cinco continentes. En cada lugar, el tema dominante era que los medios de comunicación no mostraban adecuadamente la realidad de la migración. No podemos culpar a los medios, pero tampoco son parte de la solución.

La política pública, por definición, es remar mar adentro en la formación de una sociedad justa. El propósito de la política pública es llevar la justicia y la verdad a todos los ciudadanos. Únanse a mí en oración para tratar de salir de este pantano de la política pública en que estamos, y hallar la manera de promover una política pública más humana.

La pelea por Obamacare y la parálisis en Washington

ES HASTA AHORA LA PROMESA más difícil de cumplir para Donald Trump: derogar el Acta de Salud Asequible, mejor conocida como Obamacare, y sustituirla con otra ley que reforme el abatido sistema de planes de salud en el país.

Fotos: Catholic News Service. El presidente Donald Trump habla sobre la reforma del sistema de salud en el Salón Azul de la Casa Blanca el 24 de julio.
Fotos: Catholic News Service.
El presidente Donald Trump habla sobre la reforma del sistema de salud en el Salón Azul de la Casa Blanca el 24 de julio.

El problema es que el Senado, de mayoría republicana, no logra ponerse de acuerdo en cuanto a una propuesta que ofrezca cobertura apropiada a la población y mantenga los costos bajos. El proyecto de ley más reciente hubiese dejado a unos 22 millones de ciudadanos sin acceso a seguro médico en una década, según un estudio de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por sus siglas en inglés).

El presidente Trump ha aumentado la presión a los senadores republicanos para que por lo menos aprueben revocar el Obamacare, pero la más reciente versión de la ley de salud republicana colapsó en las votaciones de Senado.

“Durante siete años le prometieron al pueblo estadounidense que revocarían Obamacare. Las personas están necesitadas. No hacer nada no es una opción, y francamente no creo que deban salir de la ciudad a menos que tengamos un plan de seguro de salud”, declaró el presidente ante la prensa, refiriéndose a las vacaciones de agosto de los congresistas, que hoy por hoy están divididos en cuanto a cómo reformar el sistema actual.

El último de los intentos, rechazado por 54 senadores y apoyado por solo 45, tenía como finalidad eliminar Obamacare sin reemplazarlo de inmediato, posponiendo su revocación por dos años, lo que le hubiera dado tiempo a los republicanos para redactar una versión que contara con el consenso que no tienen.

El factor John McCain

Fue un héroe de guerra y candidato a la presidencia del país. Hoy, a sus 80 años y afectado por un agresivo cáncer en el cerebro, el senador por Arizona, John McCain, se montó en tribuna para dirigirse a sus colegas. “Hemos estado perdiendo el tiempo en asuntos importantes porque insistimos en querer ganar sin buscar la ayuda del que está al otro lado del pasillo. No estamos logrando nada, queridos colegas, no estamos logrando nada”, dijo McCain ante un Senado enmudecido y estancado en el proyecto de ley de salud.

Sen. John McCain conversó con la prensa poco antes del voto sobre el sistema de salud en el Capitolio de Washington el 27 de julio.
Sen. John McCain conversó con la prensa poco antes del voto sobre el sistema de salud en el Capitolio de Washington el 27 de julio.

“Yo mismo he dejado a veces que la pasión gobierne mi razón. No creo que ninguno se sienta orgulloso de nuestra incapacidad. Dedicarse a impedir que tus oponentes políticos cumplan sus metas, no es el trabajo más inspirador. La mayor satisfacción es respetar nuestras diferencias pero sin impedir los acuerdos”, afirmó.

Hasta hoy, McCain ha sido el mayor detractor de Trump entre los republicanos y ha rechazado vehementemente su propuesta para liquidar el Obamacare. “Voto a favor de la moción para permitir que el debate se abra y se presenten enmiendas. Pero no apoyaré esta ley como está hoy”, declaró McCain ante el Senado.

Sus palabras dan pie a largas semanas de debates y negociaciones en las que está en juego la cobertura de salud de millones de constituyentes republicanos y demócratas que no están dispuestos a perder sus beneficios de Medicaid y Medicare.

El factor ruso

Con más leña para otro fuego político en Washington, la Cámara de Representantes del país aprobó un proyecto de ley que amplía sanciones contra Rusia y que limita las acciones del presidente en política exterior impidiéndole levantar estas medidas sin el consentimiento del Congreso, según reportes de Prensa Asociada.

Los legisladores argumentaron que la aprobación de la propuesta se debe a los operativos de desinformación y espionaje atribuidos al Kremlin durante la campaña electoral del año pasado, a la violenta anexión de Crimea como posesión rusa y su intrusión en Ucrania, según el reporte.

A mediados de agosto, la medida pasa a la Cámara del Senado para su aprobación final. La Casa Blanca se ha negado a confirmar hasta ahora si Trump firmará o vetará la medida.

Con este proyecto de ley, los legisladores envían un mensaje al presidente ruso Vladimir Putin del precio a pagar por lo que el ex director de la CIA, John Brennan calificó ante la prensa como “la fatídica decisión del presidente ruso de usar datos robados de computadoras americanas para apoyar la candidatura de Trump”.

El anuncio llega en medio del escándalo sobre posibles vínculos y reuniones entre el círculo íntimo de Trump con varios oficiales rusos durante su campaña electoral, en el que están involucrados Donald Trump, Jr., el yerno y ahora asesor de la Casa Blanca, Jared Kushner, y el ex jefe de la campaña de Trump, Paul Manafort, entre otros.

El voto se da como una muestra de que los legisladores están dispuestos a jugar el jaque mate en sus investigaciones sobre el papel de Rusia y su posible colusión en la campaña política republicana.