Las arras, el velo y el lazo

lazo-nupcial

“Padre, ¿podemos incluir las arras, el velo y lazo?” Esto es lo que me pidió la novia en la reunión para preparar su boda. Ella es de origen mexicano. Me lo pidió con cierta insistencia: parecía que era algo importante para ella. En cambio, al novio, que es anglosajón, parecía darle igual y se quedaba en silencio, como aprobando lo que mejor complaciera a su futura esposa.

Con las últimas mejoras de la liturgia, ya tengo mucha confianza para poder responder su pregunta. La confianza mía proviene del nuevo Ritual del Matrimonio aprobado y promulgado desde el 30 de diciembre de 2016. Antes del ritual nuevo, siempre tenía reservas de incorporar el rito de las arras, el velo y el lazo, no porque lo desconociera, sino porque no están previstos en el rito. Tenía todavía que bajar el rito de la red e imprimirlo. Ahora, ¡gracias a Dios!, ya no hace falta de todo eso porque ya está reconocido e incorporado al ritual actual.

Ahora preguntamos: ¿qué importancia tienen las arras, el velo y el lazo en el ritual del matrimonio? ¿De dónde viene esta tradición? ¿Un matrimonio sin las arras, el velo y el lazo es válido?

Las arras suelen ser trece monedas emblemáticas. La tradición enseña que cada moneda representa la provisión para los doce meses del año y una más como acto de generosidad con los más necesitados. La bendición y entrega de las arras significa la comunidad de vida y de bienes que los esposos establecen como proyecto común y vitalicio.

El marido entrega las arras a la mujer y la mujer hace lo mismo con su marido. Esto me parece muy bonito y muy de acuerdo con el matrimonio católico. Aquí no vale pues un acuerdo de que cada uno con lo suyo. Pues esa separación de bienes es todo lo contrario de lo que significan las arras de un matrimonio católico.

La bendición e imposición del velo y el lazo significan la unidad y la indisolubilidad del matrimonio. Bien lo describe el Evangelio: “De manera que ya no son dos sino una sola carne” (Mt 19,6). El velo y el lazo se colocan antes de la bendición nupcial y se mantienen hasta después de la comunión. Esto es muy significativo porque el nuevo matrimonio recibe el Cuerpo y Sangre de Cristo arropado de los símbolos de la gracia que espera de Cristo. El velo y lazo marcan la exclusividad y descartan la infidelidad.

El uso de los dichos en el rito de matrimonio tiene su origen en la antigua liturgia mozárabe que se celebra en España hasta nuestro tiempo. Los misioneros españoles introdujeron esa liturgia en las tierras donde evangelizaron y así se ha quedado en uso.

El uso de estos tres símbolos no es preceptivo, es decir, no es un requisito para la validez del matrimonio. Es solamente de tipo facultativo, o sea, se hace solamente cuando los novios los quieren incorporar a su celebración nupcial. Como tradición, me parece que esto es algo hermoso y significativo. Por eso le dije a la novia: “¡Por supuesto!”

El papa Francisco en Fátima: Veneren a la creyente y dulce María

FATIMA, Portugal (CNS)

LO MÁS IMPORTANTE es el ejemplo de María de creer y seguir a Jesús, y no una imagen “de nuestra propia creación” con la que los cristianos negocian para obtener su misericordia, dijo el papa Francisco.

En vísperas del Centenario de las apariciones marianas en Fátima,el Papa pidió a decenas de miles de peregrinos el12 de mayo que reflexionaran sobre “qué María” eligen para venerar, “la virgen María del Evangelio” o “la que detiene el brazo justiciero de Dios, listo para castigar”?

Pope Francis accepts offertory gifts during the canonization Mass of Sts. Francisco and Jacinta Marto, two of the three Fatima seers, at the Shrine of Our Lady of Fatima in Portugal May 13. The Mass marked the 100th anniversary of the Fatima Marian apparitions, which began on May 13, 1917. (CNS photo/Paul Haring) See POPE-FATIMA-CANONIZATION May 13, 2017.
El Santo Padre acepta las ofrendas durante la misa de canonización de Francisco y Jacinta Marto.

¿La María que veneran es “a la «Bienaventurada porque ha creído» siempre y en todo momento en la palabra divina, o a una «santita» a la que se acude para conseguir gracias baratas?”, preguntó.

Mientras el sol se ponía en el santuario dedicado a Nuestra Señora de Fátima, los peregrinos sostenían miles de velas encendidas que fueron cubriendo la plaza de un manto de luz, antes de que el papa Francisco los invitara a rezar el Santo Rosario.

A primera hora de la tarde, el Papa había visitado el Santuario, adonde arribó en un helicóptero proveniente de la base aérea de Monte Real. Allí fue aclamado por una multitud de peregrinos emocionados, que agitaban banderas y pañuelos blancos mientras veían acercarse el papamóvil.

Luego se dirigió a la Capilla de las Apariciones, donde la Virgen se presentó a tres pastorcillos el 13 de mayo de 1917. Las apariciones continuaron sucediendo una vez al mes, hasta el 13 de octubre de 1917, cuando la Iglesia Católica las declara dignas de fe y autoriza el culto de Nuestra Señora de Fátima.

Fotos: Catholic News Service
Fotos: Catholic News Service

El intenso fervor y devoción de los peregrinos se convirtió en un silencio casi absoluto cuando el Santo Padre inclinó su cabeza y juntó sus manos en oración; antes de iniciar la plegaria, rezó durante varios minutos, mirando de vez en cuando la estatua de María venerada por sus predecesores y millones de devotos en todo el mundo. El Papa rezó una versión ampliada de la tradicional Salve Regina.

Alternando sus versos con un estribillo para coro, alabando a la Reina del Rosario de Fátima, el Papa se consagró a María y confió su intercesión por una humanidad sufriente, lamentando la sangre “derramada en guerras que desgarran nuestro mundo”.

Suplicando la ayuda de nuestra Madre, el Sumo Pontífice oró con la esperanza de que los creyentes “derribaremos todos los muros y cruzaremos cada frontera mientras nos dirigimos a todas las periferias para dar a conocer la justicia y la paz de Dios”.

“Desde lo más profundo de tu ser, desde tu Inmaculado Corazón, mira los dolores de la familia humana que gime y llora en este valle de lágrimas”, rezó el Papa.

También se presentó ante la imagen de María como «un obispo vestido de blanco», haciendo referencia al tercer secreto revelado a los niños de Fátima. Publicado 83 años después de las apariciones de Fátima, la visión describía la imagen de un “obispo vestido de blanco” derribado en medio de los escombros de una ciudad en ruinas.

La interpretación oficial del Vaticano, discutida con la visionaria Hna. Lucía dos Santos antes de su publicación, fue que se hacía alusión a la persecución de los cristianos en el siglo XX, y específicamente, al atentado contra San Juan Pablo II, en 1981.

Fotos: Catholic News Service
Fotos: Catholic News Service

Como mismo lo hicieron antes el beato Pablo VI y el papa emérito Benedicto XVI, el papa Francisco colocó un pequeño vaso de plata con una rosa de oro de 24 quilates a los pies de la imagen. Incrustada en la corona
de la estatua está una de las balas utilizadas en el atentado contra san Juan Pablo II, que tuvo lugar durante la fiesta de Nuestra Señora de Fátima, el 13 de mayo de 1981.

De regreso a la pequeña capilla para una vigilia nocturna, el papa Francisco pidió a los peregrinos que oraran como María enseñó a los niños de Fátima, a los “más necesitados” de la misericordia de Dios. “Que sobre cada uno de los desheredados e infelices, a los que se les ha robado el presente, de los excluidos y abandonados a los que se les niega el futuro, de los huérfanos y las víctimas de la injusticia a los que no se les permite tener un pasado, descienda la bendición de Dios encarnada en Jesucristo”, agregó.

El Papa invoca a María como un “modelo eclesial para la evangelización”, sobre todo porque los hombres y mujeres cristianos pueden mirarla y en ella ver que “la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes”.

Aquellos que enfatizan el castigo de Dios a los pecadores, dijo, “le hacen una gran injusticia” al no reconocer que los pecadores “son perdonados por su misericordia”.

“Hay que anteponer la misericordia al juicio”, dijo, “y, en cualquier caso, el juicio de Dios siempre se realiza a la luz de su misericordia”. “Que seamos, con María, signo y sacramento de la misericordia de Dios que siempre perdona, perdona todo”.

“Con María, cada uno de nosotros se convierta en signo y sacramento de la misericordia de Dios, que perdona siempre y perdona todo”, concluyó su Santidad.

El papa Francisco enciende una vela mientras celebra una vigilia en la Capilla de las Apariciones, en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, el 12 de mayo
El papa Francisco enciende una vela mientras celebra una vigilia en la Capilla de las Apariciones, en el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Portugal, el 12 de mayo

¿Tiene valor el matrimonio civil en la Iglesia Católica?

Al salir de la misa, una señora me saludó en la puerta de la iglesia pidiéndome que bendijera los anillos para la boda de su hija. Le dije que no hace falta bendecirlos porque durante el ritual matrimonial el sacerdote se encargará de bendecirlos. Entonces, la señora me clarificó que no va a haber sacerdote en la boda porque sería ante un juez. En este momento, por impulso me salió un suspiro que provocó cierta confusión a la señora. Luego ella insistió: Entonces, padre, ¿no puede bendecir los anillos para la boda civil de mi hija?

La pregunta sobre el valor que la Iglesia Católica da al matrimonio civil parecería estar ya zanjada en la mente de los católicos, sin embargo, la pregunta de la señora me provoca una duda seria. Desde aquella ocasión he pensado que existe una gran necesidad catequética sobre el tema.

Al principio de la historia de los matrimonios, no había más que el matrimonio natural que es “la alianza matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole” (canon 1055 §1). El matrimonio natural es lo que tenían Adán y Eva, Abraham y Sara, Joaquín y Ana, y la pareja de la boda en Caná donde estuvieron como invitados Cristo y María.

El canon citado dice también que la misma realidad del matrimonio natural “fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados”. O sea, Cristo no inventa otro tipo de matrimonio sino que toma el matrimonio natural y lo eleva al nivel sacramental. Aquí hay una especie de encuentro. Por un lado, está Cristo que quiere bendecir con su presencia la vida matrimonial de los que quieren fundar una familia; y por otro, están el hombre y la mujer que quieren que Cristo esté presente en su consorcio conyugal.

Desde el año 1563, por el decreto Tametsi del Concilio de Trento, la Iglesia impuso la disciplina para sus fieles de que los matrimonios se deben celebrar en la presencia de un sacerdote o su representante con dos testigos. Esto es lo que se llama la forma canónica. En caso de que falte esa forma canónica, el matrimonio de dos bautizados será nulo.

¿Cómo surgió el matrimonio civil? Surgió en el siglo XVIII, después de la Revolución Francesa. Siguiendo el principio de la separación de la Iglesia y el estado, los estados quieren ejercer su propio gobierno sobre el ámbito matrimonial. Hoy en día, la legislación estatal sobre el matrimonio civil varía mucho de país en país. Algunos países tienen la suerte de que el matrimonio sacramental tiene a la vez validez civil, aunque el matrimonio civil no tiene a la vez validez sacramental.

Ahora viene lo complicado y confuso. Cuando el matrimonio civil es de un hombre y una mujer que no son bautizados, por el hecho de que estos dos no están obligados a la forma canónica, la Iglesia reconoce que su matrimonio es natural y válido, pero no es sacramento.

Entonces, ¿cuál crees que fue mi respuesta a la señora de los anillos? Para dejar claro que la boda civil de los bautizados no vale en la Iglesia, me negué a bendecirlos con mucha cortesía. Tú podrías tener otra respuesta.


MsgrJonasAchacosoMonseñor Jonás Achacoso, JCD
Vicario Judicial Adjunto, Diócesis de Brooklyn
Juez del Tribunal de la Diócesis de Brooklyn
Vicario parroquial, Reina de los Ángeles, Sunnyside, Queens