Lidiando espiritualmente con el coronavirus

QUERIDOS HERMANOS Y HERMANAS EN CRISTO:

Cuando comenzamos la Cuaresma este año, muchos escuchamos las palabras: “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”. Poco sabíamos o nos imaginábamos que la muerte podría estar tan cerca de nosotros antes de celebrar la Pascua de Resurrección. Nunca debemos olvidar estas palabras, ya que, desafortunadamente, la muerte es una realidad para todos. En estos tiempos de pandemia debemos reconocer que para algunos, incluso podría ser una posibilidad a corto plazo. Y así, debemos prepararnos; debemos estar fuertes espiritualmente durante este tiempo de aguas turbulentas.

Jamás nos hubiéramos imaginado que las iglesias tendrían que cerrar debido al gran riesgo de propagación del virus, que no se celebrarían misas y que los fieles no pudieran recibir la Eucaristía ni confesarse fácilmente.

La práctica de una comunión espiritual es una antigua tradición en la Iglesia. Cuando las personas no podían recibir el cuerpo de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, podían rezar una oración como la que publicamos en esta edición de Nuestra Voz para así recibir una comunión espiritual. Los grandes santos, incluso cuando habían recibido la comunión a primera hora del día, generalmente hacían una comunión espiritual más tarde, durante una visita al Santísimo Sacramento. Esta privación temporal de la comunión sacramental, con suerte, nos hará apreciar aún más el gran regalo que el Señor nos ha dado.

Nunca, en 1000 años, podríamos imaginar que esta sería nuestra situación posible en el mundo de hoy. Mucho menos que íbamos a celebrar una Semana Santa virtual, vivir los días santos en la pantalla de un televisor, una computadora o el teléfono, y que la Pascua de este año no será la fiesta de resurrección alegre y normal de siempre. Sin embargo, en nuestra Diócesis en Brooklyn y Queens tenemos la suerte de contar con NET-TV, un canal que nos ofrece cada día muchas oportunidades para la oración y la reflexión. En este momento, NET-TV ha ampliado el horario de transmisión para incluir misas en siete idiomas al día. Puede encontrar los horarios en nuestro sitio web. NET-TV se puede ver en el área de la ciudad de Nueva York en Spectrum (Canal 97), Optimum (Canal 30) y FIOS (Canal 48).

Puede que ahora mismo no sea posible vivir nuestra vida espiritual de siempre, pero de hecho, podemos aumentar nuestra espiritualidad durante esta crisis porque tenemos más tiempo disponible cada día. No olvide que el tiempo es el gran regalo que Dios nos ha hecho. El tiempo le pertenece a Dios; sin embargo, debemos devolverle algo del nuestro a Dios cada día. Estamos agregando programación en NET-TV para incluir más espacios para enriquecernos espiritualmente, como las devociones que nos ayudarán a orar cada día durante estos tiempos inciertos. Y todas las noches a las 7 p.m., Currents News le ofrece la información más reciente sobre el coronavirus, desde lo que necesita saber sobre la pandemia, hasta cómo está afectando a nuestra Diócesis. Las retransmisiones son a las 10 p.m., 11 p.m. y 7:30 a.m.

Sí, la vida ya no es normal para la mayoría de nosotros, ya que en gran medida nuestras rutinas diarias han cambiado. ¿Pero qué podemos hacer? Debemos crear una nueva rutina para nosotros mismos. No podemos quedarnos estancados, preocupados por el futuro. Debemos vivir el presente. La profundización de nuestra vida espiritual nos ayudará tanto sicológica como físicamente. Estas realidades del ser humano confluyen en momentos difíciles como estos; sin embargo, en el meollo de esto está nuestra vida espiritual. A través de la espiritualidad, nuestra actitud mental cambiará e incluso nos dará la energía y el valor para hacer un poco de ejercicio en nuestros hogares, aunque sea simplemente en el lugar.

Debemos recordar cuál es el verdadero sentido de la Cuaresma. Se trata de prepararnos para la Pascua, para la resurrección de Jesucristo. Tenemos la oportunidad durante estos días de profundizar nuestra oración, que es la parte más importante de la Cuaresma. Tenemos nuevas condiciones y nuevas posibilidades para rezar. Esto es especialmente más evidente en la oración familiar. Los niños, desafortunadamente, no están tan familiarizados con el Rosario como las generaciones pasadas. En NET-TV, se reza el Rosario tres veces al día, a las 7 a.m., 1 p.m. y 5:30 p.m. La oración familiar, en especial el rezo del Rosario, podría ser una ayuda para mantenernos a todos unidos en la fe. Como dijo el Beato Padre Patrick Peyton: “La familia que reza unida permanece unida”.

Además, las lecturas espirituales nos ayudarán a hacerle frente a estos días. Se recomienda leer la Biblia o un libro de espiritualidad, ya que muchas de estas lecturas están disponibles en Internet. Como puede ver, no tenemos excusa para no encontrar algo que pueda alimentarnos espiritualmente a medida que experimentamos estos días inciertos.

El ayuno es otra práctica de la Cuaresma. Quizás los alimentos normales que nos gusta comer no están disponibles en nuestros supermercados, especialmente porque no podemos salir y hacer la compra normal de alimentos. Hacer comidas simples ayudarán a que nuestro suministro de alimentos dure más.

Finalmente, la limosna y el cuidado de los pobres son importantes. No olvide que durante estos días su parroquia necesita más que nunca sus donaciones semanales. Lamento decir que muchas parroquias viven de semana en semana y necesitan pagar cuentas, como ustedes en casa. Puede que algunas parroquias tengan que hacer recorte de horas y/o despedir empleados durante este tiempo de crisis.

Por otro lado, las Caridades Católicas de Brooklyn y Queens está investigando dónde pueden obtener fondos para al menos ayudar a las familias que lo necesitan. En estos momentos, estamos investigando cómo podemos ayudar a las familias que más lo necesitan.

A medida que vivimos con el coronavirus, nuestra oración debe ser más intensa. Mons. José Gómez, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, ha escrito la siguiente oración para que todos podamos rezarle a Nuestra Señora de Guadalupe, pidiéndole que nos salve de este peligro.

En la Edad Media, vimos que la Iglesia era un lugar de consuelo y refugio para aquellos que estaban afectados por las plagas y las epidemias. Es nuestra esperanza que, como Iglesia, podamos unirnos y convertirnos en la columna vertebral espiritual de nuestra Iglesia y de nuestra Nación. Todos debemos unirnos y mirar las cosas en perspectiva y tener la fe y el valor para hacer lo que parece tan difícil que es aislarnos de los demás, por el bien común.

Mientras nos adentramos en estas aguas profundas, preguntándonos qué nos deparará esta pandemia del coronavirus, y con la esperanza de aplanar la curva para que se produzcan menos infecciones, nos confiamos a Nuestra Señora de Guadalupe y prometemos que cada día le rezaremos esta oración a María, nuestra esperanza en este valle de lágrimas, ella es a quien acudimos como madre para salvar a sus hijos de la muerte mientras oramos, Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Oración a Nuestra Señora de Guadalupe

Virgen Santísima de Guadalupe,

Reina de los Ángeles y Madre de las Américas.

Acudimos a ti hoy como tus amados hijos.

Te pedimos que intercedas por nosotros con tu Hijo,

como lo hiciste en las bodas de Caná.

Ruega por nosotros, Madre amorosa,

y obtén para nuestra nación, nuestro mundo,

y para todas nuestras familias y seres queridos,

la protección de tus santos ángeles,

para que podamos salvarnos de lo peor de esta enfermedad.

Para aquellos que ya están afectados,

te pedimos que les concedas la gracia de la sanación y

la liberación.

Escucha los gritos de aquellos que son vulnerables y temerosos,

seca sus lágrimas y ayúdalos a confiar.

En este tiempo de dificultad y prueba,

enséñanos a todos en la Iglesia a amarnos los unos a los otros

y a ser pacientes y amables.

Ayúdanos a llevar la paz de Jesús a nuestra tierra y a nuestros

corazones.

Acudimos a ti con confianza, sabiendo que realmente eres

nuestra madre compasiva,

la salud de los enfermos y la causa de nuestra alegría.

Refúgianos bajo el manto de tu protección, mantennos

en el abrazo de tus brazos,

ayúdanos a conocer siempre el amor de tu Hijo, Jesús.

Amén.