¡Qué más puedo pedir de estos 19 años de cura!

Quería agradecer un poco mejor a los que me han saludado por el aniversario de ordenación, no sólo con un breve mensaje.

La verdad que es mucho lo que debemos agradecer a Dios y a la Virgen. Particularmente por el gran don del sacerdocio y de la vida religiosa en nuestra querida Congregación. Yo agradezco haber podido festejar otro año un aniversario sacerdotal en la misión, lo que considero una gracia inmensa. Gracia de Dios, concedida por medio de nuestro Instituto.

Hoy pude celebrarlo con mucha alegría, intensamente, y en comunidad, a la vez que de manera muy sencilla, como son las cosas por estos lados. Fui a celebrar la misa de domingo en una aldea, y en esa misa les pedí a todos que rezaran por mis compañeros de ordenación, y que se unan a mi acción de gracias. Hubo un gran aplauso y alegría. Antes de la misa estuve confesando, durante la misa bauticé una bebita. Después de la misa fuimos a visitar enfermos, completé un bautismo hecho en peligro de muerte, di el sacramento de la confirmación a dos ancianos, la comunión y la unción de los enfermos.

Pude visitar la casa de gente muy humilde y pobre, vi a esta gente sentada en la tierra, ancianos de más de noventa años, sentados en el suelo, otros cocinando la comida para su familia en medio de un gran sacrificio. Compartí momentos con la gente del lugar durante el almuerzo. Y por la tarde, como si fuera poco, pude ver a los niños y jóvenes en el oratorio, con su alegría acostumbrada. A la noche los sacerdotes habían preparado una muy buena cena, y mucha alegría en un rato compartido con verdaderos amigos. Los novicios y religiosos también se alegraron junto conmigo.

¡Qué más puedo pedir de estos 19 años de cura! Este día ha sido un fiel reflejo de lo que es nuestra vida… así como si nada, en un día he podido dar cinco sacramentos. He podido misionar. Ir «por todo el mundo» y predicar el evangelio, anunciando la Buena Nueva a los pobres. Doy mil gracias, una y otra vez por tantos bienes con los que Dios nos colma, y tantos tiernos cuidados de la Virgen.

Doy mil gracias por mi familia, mi mamá y mis hermanos, y mil gracias por todos los hermanos y hermanas en la Congre. Les pido que recen para que seamos fieles. Cada día que pasa es un combate. La misión nos pide cada día más, y una nueva entrega al levantarnos. Nuestra debilidad es grande, y el enemigo lo sabe. Pero por gracia de Dios, y gracias a tantos que nos están sosteniendo… seguimos adelante. ¡No dejen de rezar por nosotros por favor!

La misión tiene muchos desafíos, la santidad es un desafío. Vencernos a nosotros mismos, y no hacer sufrir tanto a los otros con nuestros defectos. ¡Mil gracias!

¡Firmes en la brecha!

Inicio de la misión popular en Nyasa, Tanzania

Es lunes 6 de julio. Estamos en el segundo día la Misión Popular en el poblado de Nyasa, Ushetu, Tanzania. Este año tenemos tres misiones populares simultáneas. Es la primera vez que lo hacemos así, pues los años anteriores habíamos realizado solo una misión popular, con la participación de todos los miembros del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), de las hermanas del Instituto Servidoras del Señor y la Virgen de Matará (SSVM) y los laicos.

Se hacían misiones muy numerosas, sobre todo porque se misionaba en pueblos más grandes, y porque no teníamos muchos sacerdotes como para predicar dichas misiones. Este año decidimos ir a misionar a tres aldeas que ya no son centros grandes, están más apartadas, son lugares rurales y con gran presencia de paganos. Pudimos hacer tres grupos misioneros, y aquí estamos.

Se trata de Nyasa (Ntra. Sra. de Fátima), Mazirayo (Ntra. Sra. de Luján), y Makunga (Ntra. Sra. de Guadalupe). Los padres que predicamos somos: el padre Víctor Guamán, en Mazirayo, junto con los novicios, algunos seminaristas, postulantes y jóvenes; el padre Pablo Folz, en Makunga, con un equipo similar. Y yo estoy con las hermanas, la novicia, algunas aspirantes, jóvenes (mujeres) y señoras.

Es una gracia enorme. Por primera vez hacemos tres misiones a la vez. Las aldeas no son muy grandes, pero las comunidades son muy numerosas, y esperamos que sea mucha gente la que participe. Es la primera vez que misionamos en estos lugares, gracias a que luego de varios años de esfuerzo, de muchas oraciones a San José, de ayuda de mucha gente muy generosa, hemos podido terminar de construir unas casas en esos parajes, que son muy apartados y pobres.

Son los lugares donde antes íbamos sólo dos o tres veces al año. Ahora gracias a estas “casas misioneras”, podemos ir y quedarnos, aún en tiempos de lluvias, y llegar a todas las aldeas de la zona, visitándolas con más frecuencia. Por ser lugares tan apartados y de difícil acceso en tiempos de lluvias, se puede decir que son lugares de primera evangelización. Hay muchísimos paganos, mucha gente que no conoce a Cristo. Hay mucha brujería y superstición sobre todo.

Es una gracia inmensa que por ocho días los misioneros puedan estar en esos lugares, rezando, misionando, haciendo sacrificios. Estaremos adorando la Eucaristía, ¡estará Cristo en el Sagrario durante ocho días! Tendremos el santo sacrificio de la Misa durante ocho días seguidos, el jueves Cristo Eucaristía caminará por las calles de esas aldeas… y por cierto que el reinado e imperio que Satanás ha tenido durante tanto tiempo, empieza a temblar.

Estoy escribiendo desde la habitación que hace de oficina de la casa aquí en Nyasa. Se escucha a lo lejos la música de una fiesta de casamiento de paganos. El primer día también se escuchó, toda la noche. Puede ser que se repita varias noches, porque así son los casamientos aquí, les gusta festejar varios días, solo de noche.

Por el día no se escucha la música, cada uno atiende a sus cosas. Por la ventana que da hacia el este veo una luna llena impresionante. Hoy a la mañana por mi ventana también pude ver monos, y una especie de ardillas gigantes, sin cola. Todo esto que les cuento nos muestra que estamos en un lugar apartado, donde el evangelio todavía no ha podido penetrar en la mayoría de la gente.

Ayer, el primer día, fue un “caos”. Sobre todo porque era domingo, y todos los sacerdotes habíamos celebrado varias misas. Los padres de la casa de formación habían estado con los Juegos Florales la semana anterior. Y las tres misiones, en lugares apartados, comenzaban el mismo domingo, con el mandato misionero al atardecer.

Algo muy divertido ver como los distintos grupos cargaban sus camionetas con todo: sacristía, comida, bolsos, juegos, elementos de misión, paneles solares y luces de baterías, equipos de audio, andas para la procesión de la Virgen, el palio para la procesión Eucarística, y en el poco espacio que quedaba, iban los misioneros.

Por otro lado era muy hermoso ver el entusiasmo y la alegría en todos… ¡vamos a la misión! Y en algunos lugares, verdadera misión Ad gentes.

Nosotros llegamos al atardecer a Nyasa, luego de pasar por varios poblados que miraban asombrados la caravana de camionetas de las hermanas. Al llegar a la capilla, había mucha gente esperándonos. Muchos niños, y hasta feligreses de aldeas vecinas que habían venido para esperar a los misioneros. Fue muy alegre y gratificante a la vez.

Estaba el coro de la aldea vecina de Mwendakulima, también las niñas de Watoto wa Yesu de Itumbo, y algunos feligreses de Seleli. Nos sorprendió mucho porque se nos hizo de noche y todos se quedaban, aunque muchos debían caminar hasta cinco o seis kilómetros en la oscuridad.

La misa de inicio es muy emocionante siempre. Las palabras del mandato misionero, repitiendo aquellas del primer envío a los apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio”, tocan lo más profundo del alma misionera.

Imagínense escuchar estas palabras, en nombre de Cristo y de la Iglesia Católica Apostólica Romana, y oírlo en una aldea como ésta. Sólo hubo tiempo después para los saludos y hacer un par de viajes con la camioneta para acercarlos a sus aldeas, sobre todo a los niños.

A la noche quedaba todavía acomodarse un poco para dormir… y tratar de descansar porque la jornada había sido larga, y al día siguiente había que levantarse a las 5:00 am para el rosario de la aurora.

Primera misa en Ufingula

Hace muy poco se celebró por primera vez la misa en la aldea de Ufingula. Una aldea que ha comenzado hace creo no más de un año, y los que van cada semana a dirigir la celebración de la palabra son los seminaristas y novicios. Está a tan solo tres kilómetros del centro de la parroquia, pero se trata de un pequeño poblado donde la mayoría son paganos. Entonces sucede que por más que estén cerca de la parroquia, no se acercan a rezar sino unos pocos. La manera de llevarles el evangelio es ir a donde ellos están.

Aprovechando que las hermanas compraron un terreno por esa zona, y que mucha gente se comenzó a avecinar cada vez que ellas iban a ver el terreno, o a cultivar alguna parte, comprendimos que sería muy bueno poder tener una comunidad allí. Las hermanas cedieron parte del terreno para improvisar esta capilla, y elegimos el nombre de “Sagrado Corazón de Jesús”.

Para comenzar una capilla, en realidad lo primero no es el edificio, como sabemos, sino la comunidad de fieles. Por eso los novicios comenzaron a juntar a la gente los domingos, y debajo de un gran árbol de mangos, se improvisó la capilla… con bancos de troncos, una cruz con palos… y listo. Es lo más parecido a las capillas que nosotros hacemos en los campamentos o convivencias, lo único que esta gente no está de campamento, sino que es así como están acostumbrados a comenzar todo, con mucha simplicidad. La dificultad siempre surge en el tiempo de lluvias, donde la celebración se puede ver interrumpida o suspendida por el clima.

Luego de un tiempo, y de ver la buena disposición de la gente, se pensó en comenzar la construcción de una pequeña capilla.

La gente se entusiasma y ayuda, pero los paganos sólo miran de lejos, esperando a que la iglesia se termine de construir… muchas veces temen que se les pida grandes contribuciones, así que no se acercan hasta que no ven la iglesia funcionando. Por eso mismo, la perseverancia de los pocos cristianos es muy importante, y para ellos es fundamental que los seminaristas y novicios vayan, pues son los que llevan adelante el espíritu de la comunidad.

Por tanto, no importa que a veces sean pocos, o que los que comienzan con fervor al tiempo lo abandonan, y otras mil dificultades más… No importa, porque los misioneros siempre están, con pocos o con muchos, con sol, con lluvia, o viento. Lo importante es que cada semana tienen la palabra de Dios, tienen una meditación sobre la misma, y se juntan a rezar. Es importante que cada semana los misioneros (seminaristas y novicios) están allí para enseñarles el catecismo a los niños. De esta forma ya han comenzado a bautizarse varios chicos, otros han recibido la primera comunión, y algunos comenzarán a prepararse para la confirmación.

Ya tuvimos las Primeras Comuniones de este centro de Ibelansuha, y era hermoso y reconfortante ver tres o cuatro niños que venían impecables, caminando desde la aldea de Ufingula para recibir a Cristo en la Eucaristía por primera vez. Nuestros misioneros estaban orgullosos y felices por estas “primicias” de su apostolado.

Hace un dos meses, el 5 de diciembre, fue el p. Víctor a celebrar por primera vez la misa en ese lugar. La celebró debajo del árbol de mangos, con la participación de mucha gente. Algunos de ellos que ni siquiera son cristianos, pero se acercaron porque sabían que era algo importante. Organizaron una fiesta, con cantos y bailes, y alguna comida para todos, muy sencilla, pero que aquí es considerado un banquete.

A mediados de diciembre hemos comenzado la construcción de la capilla, gracias a la ayuda y generosidad de voluntarios que vendrán en enero desde Chile y Argentina. Ellos han hecho campañas, han juntado dinero, han pedido y hecho proyectos. Realmente se han movido muchísimo para lograrlo.

En previsión a esa ayuda, comenzamos a construir los cimientos, para que después los jóvenes voluntarios se dedicaran a preparar los bloques de cemento y levantar los muros. La gente está muy contenta de ver como va tomando forma su capillita, y esto nos da mucha esperanza de que los niños y ancianos, que no pueden caminar seis kilómetros debajo de un sol abrasador, puedan participar de las celebraciones cada semana, del catecismo, y de la vida de la iglesia.

Damos gracias a Dios por esto, y les pedimos oraciones a ustedes, para que podamos llevar a término todos nuestros proyectos de Ufingula, para que llevemos la fe a mucha gente, y vayamos los misioneros hacia ellos, a buscarlos. Les pedimos oraciones para que podamos recaudar todo el dinero necesario para esta iglesia, y por el viaje y voluntariado de estos jóvenes chilenos y argentinos que están con un gran entusiasmo de poder venir a nuestra misión de Tanzania.

Salva tu alma

Queridos amigos:

Con gran alegría les comparto una crónica escrita por uno de nuestros misioneros en África. Se trata de mi gran amigo el P. Diego Cano, quien es oriundo de Argentina y tiene ya muchos años misionando en Tanzania. Con gran entusiasmo P. Diego nos ha ofrecido esta breve crónica para darnos a conocer la labor de un misionero en tierras africanas acompañadas de unas fotografías tomadas por él mismo.

Espero que ayude a pensar en lo mas importante: Salvar el Alma.

p. Emanuel Martelli, IVE

Queridos amigos de la misión en Tanzania, espero que se encuentren todos muy bien. ¡Tanto tiempo sin escribirles! Han pasado muchas cosas desde la última crónica, y por lo tanto tengo mucho para contarles, pero vamos de a poco. En esta ocasión quiero contarles sobre la Misión Popular que realizamos en la parroquia de Nyamilangano. Para los que tienen problema de memoria (creo que cada vez somos más), les recuerdo que esta parroquia se inició el año pasado, hace casi un año exacto, el 25 de agosto de 2018. Tiene por patronos a San Pedro y San Pablo Apóstoles, y fue una división de nuestra enorme parroquia de Ushetu. También se agregaron algunas aldeas de la parroquia vecina, con lo que quedó conformada ésta nueva, que nos dejó el obispo a nuestro cuidado en sus inicios. Ahora bien, para nosotros significó un aumento notable del trabajo, porque sobre que teníamos ya 53 aldeas en la parroquia de Ushetu, al agregar algunas aldeas de la parroquia vecina para hacer esta nueva, llegamos a atender durante este año a 61 aldeas, en un radio de 2.800 km2. Físicamente imposible de atender como uno desearía, y por eso hicimos lo mejor que pudimos. Ahora el obispo vuelve a dividir nuestra parroquia de Ushetu, que había quedado con 41 aldeas, y seguía siendo la parroquia más grande de toda la diócesis. Va a crear una nueva parroquia, que llevará por nombre “San Martín de Porres”, de Kangeme. Nosotros dejaremos a los padres diocesanos la que se fue creada el año pasado, y quedaremos con dos parroquias, un poco más pequeñas, es decir con las 41 aldeas, pero en dos parroquias. Espero que se entienda lo que acabo de explicar.

Perdón por esta larga introducción, pero es para que se entienda bien, ya que cuando les contamos a algunos de ustedes que dejábamos la parroquia de Nyamilangano, nos comenzaron a preguntar si era la parroquia de Ushetu, en la que estamos desde los inicios, etc. Se prestó para un poco de confusión aquella noticia que envié “así nomás”, y por eso va esta larga explicación.

Como el traspaso de esta parroquia se realizará en septiembre, decidimos hacer una Misión Popular, a manera de despedida. Ha sido la misión popular más larga que hemos realizado desde que estamos aquí. Los que misionaron en esos días fueron el P. Víctor con los novicios y postulantes, las hermanas y las novicias y postulantes, los jóvenes de la parroquia de Nyamilangano y de Ushetu, las Voces del Verbo de Tanzania, y dos voluntarias venidas desde Estados Unidos. Un gran equipo, de casi cincuenta personas.

Fue un enorme esfuerzo trasladarse todos a Nyamilangano, y vivir allí los diez días que duró la misión. Estamos en plena época de sequía y el viento y la tierra son una buena mortificación. Por las noches refresca bastante, y al mediodía el sol quema. Las visitas de casas se realizan con gran sacrificio, caminando mucho, pero la gente estaba feliz de que los visiten. Muchos de los misioneros mismos quedaban sorprendidos al ver la cantidad de paganos que hay. No se imaginan que estamos en una tierra de misión ad gentes, hasta que hacemos actividades como éstas, que no se trata de esperar que la gente venga a la iglesia, sino de ir a buscarlos a sus casas.

La misión infantil fue un éxito, como sucede siempre. Hubo una gran cantidad de niños, que venían por la mañana, y por la tarde se aumentaba ya que salían de la escuela. El “Santo lío” se realizaba en medio de una gran polvareda debido a los saltos de los niños, que se perdían en la nube de tierra. Todos quedaban cubiertos de polvo de pies a cabeza.

Al acto misionero venían muchos jóvenes del colegio secundario, más de cuarenta cada día. Fue muy impactante el día de la Eucaristía, con una procesión eucarística que traía el recuerdo de la Solemnidad misma del Corpus, por la gran cantidad de fieles que participaron. Ese día también hubo adoración por turnos, durante todo el día. El segundo viernes de la misión se rezó el Via Crucis por la calles, y la gente que veía pasar esta multitud de niños, jóvenes y adultos, que se arrodillaban en medio del poblado, miraban con mucha admiración y respeto. Esa noche se proyectó la película de la Pasión de Cristo, y llegó muchísima gente, algunos de ellos paganos, que miraban con atención el video. Hemos visto mucha gente llorando, y reinaba un gran silencio, a pesar de ser más de 400 espectadores.

Durante la misión se confesó una gran cantidad de fieles, y se acercaron muchos para comenzar a regularizar su situación matrimonial. Mucha gente regresó a la iglesia luego de muchos años. Y de manera especial, un buen número de paganos escucharon la predicación, tal vez por primera vez, en sus casas.

La clausura de la misión tuvo lugar en un clima de gran alegría. Ese día ingresaron en las Voces del Verbo unos 53 jóvenes. También se les agradeció a la gente del lugar, por habernos dado de comer, con mucho sacrificio y esmero, a 50 misioneros, durante diez días… ¡no es poca cosa, y sobre todo en ésta misión! Se hizo una procesión con la cruz de hierro que sería bendecida y colocada en el frente de la iglesia, con las palabras que nos recuerdan la verdad fundamental del hombre: SALVA TU ALMA. Es también la verdad fundamental que se debe predicar en toda misión, es la verdad por la cual nosotros estamos aquí dando nuestra vida, es para lo cual el Verbo se hizo carne y murió en la Cruz… para Salvar nuestras almas.

¡Firmes en la brecha!
p. Diego Cano, IVE.
Misionero del Instituto del Verbo Encarnado en Tanzania