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Aún no hay cura para el COVID-19, pero los tratamientos están mejorando

Confusión y desesperación fueron dos constantes la primavera pasada entre los profesionales médicos que tuvieron que hacer frente a la repentina y masiva hospitalización de pacientes con COVID-19.

Miembros de los equipos de primera respuesta recordaron cómo no dieron avío durante el brote de la pandemia en los cinco condados. Angie Alburquerque, paramédico radicada en Brooklyn, dijo a The Tablet: “En cinco días, respondí al llamado de 37 paros cardíacos y todos llegaron muertos (al hospital)”.

En esos primeros días, miles de pacientes fallecieron en el hospital. Pero a medida que aumentaba la tragedia, los profesionales médicos iban aprendiendo más sobre las formas en que el coronavirus conducían a sus víctimas a sufrir problemas respiratorios.

Mientras el mundo espera una vacuna, las lecciones aprendidas en las salas de emergencia y las unidades de cuidados intensivos han impulsado variaciones en tratamientos como la oxigenoterapia y algunos medicamentos terapéuticos y esteroides.

Los expertos en salud creen que gracias a estas prácticas se lograron reducir las tasas de mortalidad por COVID-19 en todo el mundo. Sin embargo, también agregan que estos métodos no son curas reales, ni son apropiados en todos los casos.

“La práctica de la medicina no es estándar de ninguna forma”, dijo el Dr. Robert Tiballi a The Tablet. “Cada médico tiene su manera particular de proceder. Es como la cantidad de sal que le pones a la sopa”.

Cuanto más se utilicen las técnicas probadas y se demuestre su utilidad en algunos casos, más confianza darán a los socorristas en las salas de emergencias y las UCI. Y, según el Dr. Tiballi, “todo el mundo se adapta rápidamente a eso”.

Dr. Tiballi es especialista en enfermedades infecciosas del área de Chicago con la Asociación Médica Católica y colaborador del segmento “Ask the Doctor” (Pregúntele al médico) en Currents News.

Sus evaluaciones de los tratamientos del COVID-19 son desde una doble perspectiva. Mientras trata a los pacientes, comprende su angustia, porque él también contrajo la enfermedad en marzo pasado.

“Honestamente, pensé que iba a morir”, dijo, “pero no fue así. Me tomó un par de meses recuperarme”.

Desde entonces, ha tenido tiempo de evaluar cómo han cambiado los tratamientos del COVID-19.

ANTICOAGULANTES

Un ejemplo de cambio es el uso de ventiladores en los hospitales, que, según el Dr. Tiballi, “en realidad no son útiles”.

“Pensamos que era un problema porque el paciente no pasaba oxígeno por las membranas de los pulmones”, dijo. “Un ventilador impulsa los gases en el pulmón y los saca nuevamente. Normalmente, eso es lo que hacemos con la neumonía bacteriana. Pero descubrimos que en realidad es un problema vascular”.

Específicamente, explicó el doctor, la enfermedad causa un “problema microvascular” en el que los vasos más pequeños se “obstruyen precipitadamente en una cascada de coagulación”.

Después, los médicos tuvieron éxito al administrar anticoagulantes, incluida la aspirina básica, añadió el Dr. Tiballi.

Agregó que el esteroide dexametasona también facilita el flujo sanguíneo al disminuir la inflamación. El esteroide fue parte del tratamiento suministrado al presidente Donald Trump después de que dio positivo al coronavirus el pasado 1 de octubre.

DECÚBITO PRONO

Otro método que ayuda a algunos pacientes con COVID a respirar es acostarlos boca abajo, también conocido como “decúbito prono”. A principios del verano aparecieron datos favorables sobre esta posición corporal.

“Es una práctica que hemos estado usando durante décadas en otros casos”, dijo el Dr. Tiballi. “Por lo tanto, no es raro rotar a los pacientes desde la parte frontal a la espalda, lo que provoca un cambio en el flujo sanguíneo a otras partes de los pulmones”.

El pasado 9 de octubre, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) emitieron recomendaciones importantes en la actualización de sus Guías de tratamiento del COVID-19.

Según los NIH, “los candidatos ideales para la posición decúbito prono despierto son aquellos que pueden ajustar su posición de forma independiente y tolerar la postura”, pero no se recomienda a pacientes “que tienen dificultad respiratoria y necesitan intubación inmediata”.

Centro de Biofabricación Clínica en Oxford, Inglaterra, el 14 de febrero de 2020. (Foto del CNS / Sean Elias, vía Reuters)

PLASMA CONVALESCENTE

El plasma sanguíneo extraído de pacientes con COVID-19 puede contener anticuerpos que podrían “ayudar a suprimir el virus y modificar la respuesta inflamatoria”, según los NIH.

El Dr. Tiballi explicó que el plasma es “parte líquida de la sangre que contiene en suspensión sus células componentes”, pero también contiene los “anticuerpos que produce el cuerpo humano”.

Cuando las personas donan plasma, los laboratoristas separan los glóbulos rojos, los devuelven al sistema sanguíneo, pero conservan el líquido que contiene anticuerpos, explicó el doctor.

Sin embargo, el plasma sanguíneo es un ejemplo de cómo funciona un tratamiento en algunos pacientes pero no en otros. Según el Dr. Tiballi, el coronavirus muta muy bien, por lo que un paciente en Illinois podría tener una cepa diferente a otro en California.

“Estos anticuerpos podrían ser específicos de la cepa”, dijo el Dr. Tiballi.

Por eso, según el doctor, las empresas farmacéuticas se apresuran a desarrollar y probar fármacos terapéuticos con anticuerpos “estandarizados” que ofrecen más eficacia general entre los pacientes.

MEDICINAS TERAPÉUTICAS

A mediados de octubre, el presidente Trump concluyó sus tratamientos para el COVID-19 y anunció que un medicamento que le fue administrado, el REGN-COV2, lo había curado, y se comprometió a poner el fármaco a disposición de todos.

El REGN-COV2 es fabricado por Regeneron, con sede en el condado de Westchester, en Nueva York. El gobierno federal ha otorgado $450 millones de dólares a Regeneron para desarrollar REGN-COV2 como parte de la “Operación Warp Speed” (Operación Máxima Velocidad), un plan para acelerar el desarrollo de medicamentos, vacunas y otras medidas para combatir la pandemia.

Sin embargo, el REGN-COV2 aún no se encuentra entre los medicamentos aprobados para “autorización de uso de emergencia” (EUA, por sus siglas en inglés) por la Administración de Productos Alimentarios y Farmacéuticos (FDA, por sus siglas en inglés). El 12 de octubre ya estaba en marcha más de 550 programas de desarrollo de medicamentos para el COVID-19. Mientras tanto, la FDA estaba revisando más de 350 ensayos de fármacos.

Trump recibió REGN-COV2 bajo una solicitud de “uso compasivo”, pero los expertos médicos afirman que es demasiado pronto para saber si lo había curado. Señalaron que también había tomado el medicamento antiviral Remdesivir, que sí ha sido aprobado para “uso de emergencia” por la FDA.

Remdesivir es un fármaco terapéutico también recomendado por los Institutos Nacionales de Salud, ya sea solo o combinado con el esteroide dexametasona.

Los funcionarios de la Organización Mundial de la Salud monitorean los avances en la pandemia de COVID-19 y están alegres de ver descender las tasas de mortalidad en todo el mundo.

En conferencias de prensa recientes, elogiaron a los profesionales médicos por compartir información sobre técnicas que ayudaron a algunos pacientes.

“Estamos viendo que las tasas de letalidad clínica disminuyen poco a poco”, dijo el Dr. Mike Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS. “Estamos viendo a médicos y enfermeras haciendo un mejor uso del oxígeno, un mejor uso de los cuidados intensivos, un mejor uso de la dexametasona y otras terapias a medida que se van conectando online”.

Pero el Dr. Ryan, epidemiólogo en Irlanda, también enfatizó que la prevención también es importante. Instó a las personas a no cejar en el distanciamiento social, usando equipos de protección personal como mascarillas y guantes.

“Recuerde, tenemos cosas que podemos hacer ahora para reducir la transmisión y el número de muertes”, dijo. “Como todos hemos aprendido en la escuela de la vida durante los últimos meses, el hecho de que la enfermedad esté disminuyendo no significa que no pueda tener un nuevo brote y muy, muy acelerado bajo determinadas circunstancias. Por eso debemos permanecer vigilantes en todos los países”.