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Violencia doméstica: “Una pandemia dentro de otra”

CNS — En medio del confinamiento mundial a causa del coronavirus, la violencia doméstica se ha convertido en “una pandemia dentro de una pandemia”, afirmó la psicóloga clínica católica Christauria Welland.

“Nuestras tasas de violencia física y sexual contra las mujeres en los Estados Unidos ya estaban en uno de cada tres”, dijo. Con sede en California, Christauria Welland ha sido consejera durante décadas, tanto de quienes son maltratados como de sus abusadores.

Durante los períodos de crisis económica y desastres naturales, dichas tasas tienden a aumentar, reconoció Welland, y agregó que el coronavirus ha agravado las condiciones de abuso doméstico, también conocido como “violencia de pareja”.

“Estamos siendo testigos de grandes aumentos en la ansiedad, la incertidumbre y los sentimientos de impotencia”, dijo. “Cuando aquellos que abusan manejan sus relaciones usando un patrón de poder que dice: ‘Tengo el control de ustedes’, este tipo de inseguridad los hace sentir vulnerables y los pone en riesgo de volverse violentos”.

El desempleo, la inestabilidad alimentaria y financiera, el confinamiento y el abuso de sustancias han aumentado el riesgo de abuso.

A principios de abril, el secretario general de la ONU, António Guterres, pidió “paz en los hogares de todo el mundo” en respuesta a un “aumento espantoso de la violencia doméstica” debido a las órdenes de quedarse en casa.

Italia, Francia, España, Rusia, India, Australia y Bélgica se encuentran entre las naciones que han reportado picos en asaltos domésticos, con cifras que van del 32% al 75%.

En Pensilvania, la oficina del fiscal de distrito del condado de Montgomery detectó un aumento del 8% al 9% en las llamadas por violencia doméstica de enero a abril, comparado con ese mismo período del año pasado.

Aunque los mensajes pastorales se han centrado en la crisis del coronavirus como una oportunidad para fortalecer a las familias, las órdenes de quedarse en casa pueden tener el efecto contrario, y los católicos no están exentos, dijo Welland a Catholic Philly.com, el nuevo portal online de la Arquidiócesis de Filadelfia.

La psicóloga impartió una conferencia sobre violencia doméstica durante la Reunión Mundial de Familias en Filadelfia en 2015 y ese mismo año escribió “¿Cómo podemos contribuir a poner fin a la violencia en las familias católicas?”, una guía para clérigos, religiosos y laicos que se utilizó en el Sínodo de los obispos sobre la familia, en Roma en octubre de 2015.

Welland también fundó Pax in Familia, un ministerio católico internacional dedicado a prevenir la violencia y el abuso en las familias, y se desempeña como profesora asociada de la iniciativa “Católicos por la paz familiar” de The Catholic University of America.

El confinamiento a causa del coronavirus ha agravado la sensación de aislamiento que sienten los que sufren abusos, dijo Welland.

“Nos estamos distanciando de nuestro sistema de apoyo social habitual, y ha habido algunos cierres en los servicios, como lugares de acogida y grupos de terapia”, dijo.

Permaneciendo encerrados, bajo la vigilancia constante de los perpetradores, las víctimas de abuso pueden tener dificultades para acceder a la ayuda, agregó Welland.

“Algunos abusadores se involucrarán en un comportamiento aún más controlador, revisando correos electrónicos, mensajes de texto, teléfonos y perfiles en las redes sociales”, dijo. “Algunos tendrán literalmente los ojos encima de la persona maltratada, y ella o él no podrá encontrar un momento libre o un espacio tranquilo para pedir ayuda”.

Hay formas de denunciar la violencia doméstica, pero “encontrar la oportunidad podría ser difícil”, dijo Welland.

España y varias naciones europeas, han lanzado una campaña que permite a las víctimas ir a la farmacia más cercana y solicitar una “Mascarilla-19”, con lo cual alertará al personal para que notifique a la policía sobre el abuso doméstico.

Si bien “no tenemos nada parecido en los EE. UU.”, dijo Welland, el uso de palabras clave por acuerdo previo para alertar a familiares y amigos puede proteger a los que están en situación de abuso.

“Si el agresor entra a la habitación y tú tienes que colgar, has dicho la palabra más importante que alerta a su red de seguridad”, dijo Welland.

Sobre todo, las personas que sufren violencia doméstica deben “hacer su propia planificación de seguridad” mientras tratan de “estar en casa de la manera más segura posible” hasta que puedan acceder a los recursos para recibir ayuda, dijo.

Christauria Welland, psicóloga católica, habla en el Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia en esta foto de archivo de 2015.

“Obviamente, hay situaciones en las que sencillamente tienes que salir de allí”, dijo Welland. “Pero ahora tenemos muchos refugios llenos”.

Más que nunca, las personas maltratadas necesitan “mantener la calma y usar la lógica y el sentido” para salir del peligro.

Además de usar palabras clave y mantenerse en contacto con sus seres queridos, Welland recomendó enseñar a los niños a “mantenerse alejados de los conflictos domésticos” para evitar lesiones, y llamar al 911 en caso de emergencia.

Si la tensión aumenta, dijo, las personas en riesgo de abuso deben mantenerse alejadas de las cocinas y baños.

“Las cocinas contienen armas como cuchillos, y los accesorios del baño pueden causar lesiones graves en la cabeza”, dijo. “Corre hacia la puerta en su lugar”.

La presencia de armas de fuego, cuyas ventas se dispararon en los EE.UU. antes de las órdenes de cierre del estado, aumenta el riesgo de lesiones o muerte, dijo, y aconsejó a las personas maltratadas que escondan las armas si es posible.

Welland también instó a las personas abusadas a que llamen al 911 si están en peligro inmediato y que se pongan en contacto con la línea directa nacional de violencia doméstica al (800) 799-7233 ((800) 787-3224 TTY), a través de la que los abogados están disponibles para hablar 24/7 en más de 200 idiomas.

“No tengas miedo o vergüenza de acercarte”, dijo Welland. “Todos en situaciones de este tipo necesitan ayuda”.

La búsqueda de asistencia divina también es importante, dijo, y señaló que tanto “quienes están siendo maltratados como sus abusadores” deberían “orar por protección y paz”.

“Manténgase cerca del Señor para salir a flote en este momento de ansiedad y estrés”, dijo Welland. “Pídale a Nuestra Señora que mantenga sus mentes tranquilas y sus cuerpos seguros”.

Si siente que está al borde de tener una conducta abusiva, dijo, intente hacer breves descansos como una caminata por el vecindario, “un momento de oración” y una ocasión “para pedir protección de su lado más oscuro”.

Las familias pueden estar seguras de que el Señor siempre está presente, incluso en un momento de distanciamiento social, dijo.

“Dios nos protege al mostrar su amor a través de las personas”, dijo Welland. “Póngase en contacto con esas personas ahora”.

 

Nota del editor: Existen otros recursos para víctimas de violencia doméstica, como: VAWnet.org – Centro Nacional de Recursos online sobre violencia doméstica: línea directa (866) 723-3014 y sitio web, https://vawnet.org/news/preventing-managing-spread-covid-19-within-domestic-violence-programs; Catholics for Family Peace (Católicos por la paz), una iniciativa de National Catholic School of Social Service de The Catholic University of America, en Washington, http://www.catholicsforfamilypeace.org.